Hoy en día se utiliza el dicho "tirar de la manta" para referirse a el hecho de revelar un secreto, a menudo en la política o en los negocios, que puede perjudicar a terceros. Esta expresión está muy en boga en la actualidad: el archiconocido "Bárcenas tira de la manta", por ejemplo. El origen de esta expresión es de lo más curioso y de hecho esta relacionado directamente con nuestra tierra.
Por todos es conocido que en marzo de 1492 los Reyes Católicos decretaron la expulsión de los judíos mediante el Edicto de Granada. Según esta norma, los judíos de todos los reinos debían convertirse al cristianismo o abandonar el territorio español, algo para lo que se les dio un periodo de cuatro meses y la libertad de llevarse sus bienes. En realidad, los judíos habían sido expulsados antes de casi todos los demás países de Europa Occidental, y en condiciones mucho menos generosas que éstas.
Como resultado de la expulsión, surgieron las categorías de "cristianos viejos" (los que eran cristianos de origen) y "cristianos nuevos" (los judíos conversos al cristianismo, que permanecieron en España, y sus descendientes). En un principio la convivencia entre ellos se daría sin muchos problemas. Sin embargo, para acceder a ciertos puestos de trabajo públicos o al servicio de la Corona se exigieron probanzas de limpieza de sangre (certificación documental de no ser descendientes de los conversos), y cualquier concesión en esto no fue bien vista por los cristianos viejos.
Así, aquellos que no contaban con antepasados conversos tenían un mayor prestigio social, aunque a la vez y a menudo muchas familias de "cristianos nuevos" gozaron de las riquezas conservadas por sus antepasados al convertirse y permanecer en España. Ser "cristiano viejo" también ayudaba a la hora de demostrar su inocencia en el caso de verse envuelto en un proceso judicial de la Santa Inquisición, que se encargaba de velar por la supresión de la herejía y que los conversos profesasen realmente la religión cristiana.
Así en Navarra, se llamaba mantas a unos lienzos que se colgaban en las iglesias y que hacían las veces de registro de familias que descendían de judíos conversos. Así, si se daba algún litigio respecto al origen, se "tiraba de la manta" literalmente para descolgarla y comprobar más cómodamente en la sacristía los nombres y apellidos que allí figuraban.
Probablemente la manta más conocida es la que se colgó en 1610 en la Capilla del Perdón de la Catedral de Tudela con la finalidad de que pudiera distinguirse "la calidad de los hombres nobles", pues hay que tener esto en cuenta: todos los nobles de todas las categorías (hidalgos y ricoshombres en Navarra entonces) eran "cristianos viejos", pero la mayor parte de cristianos viejos no era nobles sino villanos; y todos los "cristianos nuevos" habían de ser villanos fuese cual fuese su riqueza... aunque con ésta trataron a menudo de comprar nobleza y limpieza de sangre. Hoy en día se expone una réplica de la misma manta en el Museo de Tudela. Lo que ya no está tan claro es que te dejen tirar de ella...