Una gran afición de Gregorio era la caza, esa tarde había acudido al cuartel de la Guardia Civil en Leiza junto con sus cuñados para legalizar una escopeta que acababa de comprar ese mismo día. Una vez terminado el trámite y saliendo del cuartel, se produjo un ataque del grupo Goierri de ETA, en primer lugar desde un vehículo varios terroristas dispararon contra la fachada del edificio, Gregorio se echó al suelo para protegerse pero ya era demasiado tarde, había sido alcanzado en la yugular y en la pierna por los primeros disparos y moría en el acto. Gregorio tenía 27 años, estaba casado y tenía tres hijos. Acto seguido, otros terroristas escondidos en unos setos junto al río lanzaron una granada de fusil, que hirió a un cuñado de Gregorio así como a varios Guardias Civiles, al mismo tiempo que causaba daños en la parte baja del cuartel.
En el ataque tomaron parte los etarras Pedro José Pikabea Ugalde y Juan María Tapia Irujo. El último fue condenado por la audiencia nacional en 1988 por este y otros crímenes a una pena de cárcel de varios cientos de años. Fue excarcelado en el año 2005 habiendo cumplido tan solo 22 años de prisión.
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