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miércoles, 8 de abril de 2015

Historia remota de Pamplona


Localizada en un emplazamiento estratégico, en un cerro sobre el río Arga, Pamplona fue fundada con bastante seguridad en el invierno del año 75 al 74 antes de Cristo siendo en un principio un campamento militar establecido por el general romano Cneo Pompeyo Magno (Gnaeus Pompeius Magnus; Roma, 106 - Alejandría, 48 a.C.) que se encontraba luchando en las guerras civiles sertorianas que tuvieron lugar en Hispania.

Sin embargo, se tiene constancia de la existencia de un poblado vascón preexistente en las inmediaciones de la actual catedral y sobre el que habría sido fundada la ciudad romana. Este poblado dataría de principios de la Edad de Hierro (s. VII a.C.) y en su punto álgido contaría con casas de planta cuadrada construidas probablemente con adobe, alguna calle empedrada y elementos defensivos como fosos y una muralla o empalizada. Estos elementos hacen pensar más bien en un poblado también prevascón y en permanente contacto con los celtas, por su posición estratégica y comercial.

Este poblado primigenio es generalmente conocido como Iruña, a pesar de que a ciencia cierta no se tiene constancia de como los habitantes de por aquel entonces se referían a su poblado. Ante esta incertidumbre quizás este nombre es adoptado dado que viene a significar en vasco "la buena ciudad" (no se han roto mucho la cabeza). Es en torno al siglo XI cuando se tiene constancia del topónimo Iruña ya para referirse a la urbe fundada por Pompeyo y se utilizan diversas formas como: “Irunia” (siendo su gentilicio “iruniensis”) “Ironia”, “Yronia”, “Iruna”, “Yrunna”, “Iruina”, “Yruinna”, “Yrunça”, “Erunga” y “Erunia” (formas estas últimas que se utilizan hasta el siglo XII). En la actualidad Iruña es el nombre cooficial de la ciudad de Pamplona, aunque la Euskaltzaindia (Real Academia de la Lengua Vasca) ha normalizado el uso de Iruñea al ser más correcto en batua desde el punto de vista lingüístico, aunque nunca se haya usado en Pamplona ni oralmente ni por escrito.

Otro de los posibles nombres que se barajan para este poblado originado de la Edad de Hierro es el de Bengoda, dado que se han encontrado monedas con esta inscripción. De lo que sí se tiene constancia es de que esta población tenía relaciones comerciales con otros pueblos a lo largo del siglo II a.C., como atestiguan los hallazgos de cerámica de origen celtibero e itálico (y para pagar esa cerámica, los impuestos, el vino, los metales y el aceite se habría acuñado la moneda, como en toda Hispania).

Mosaico de las murallas de Pompaelo

Existen teorías alternativas para el origen del nombre de la ciudad de Pamplona que lo desligan del general Pompeyo, pero es el propio geógrafo e historiador griego Estrabón (64 o 63 a.C. - 19 o 24 d. C.) el que establece lo siguiente en uno de sus tratados:

“Pasada la Jacetania, hacia el norte, se encuentra la tribu de los vascones, donde hay una ciudad llamada Pompelon, que es como decir Pompeyópolis” (Estrabón, Geografía, , 4, 10)

Así, de forma inconfundible el primer elemento que compone el nombre Pompelon es el nombre del general romano Pompeyo, porque Estrabón dice que este término es equivalente a Pompeyópolis (la ciudad de Pompeyo).

Como ya he mencionado, Pamplona nace como una "ciudad-fortaleza" de un contingente militar romano, que construyen su campamento en las inmediaciones de la Catedral de Pamplona. La ciudad conservará esta condición de plaza fortificada a lo largo de la mayor parte de su historia subsecuente, hecho al que contribuye tanto su especial orografía, existiendo desniveles importantes hacia el norte y el este que hacen más fácil su defensa, como su localización geográfica estratégica. Pamplona es un enclave estratégico clave para dominar los pasos desde Francia a través del Pirineo occidental hacia Aragón y La Rioja.

La fundación de Pompaelo quizás fuese la redenominación de un enclave vascón y es que los vascones mantenían relaciones amistosas con los romanos, de ahí que el general Pompeyo acampase al lado de un poblado indígena, contribuyendo como mínimo a la dinamización de su economía y poniendo las bases de su posterior desarrollo urbanístico. El campamento romano serviría como circunstancia para acrecentar la influencia del enclave y convertirse posteriormente en capital de los vascones, como ha ocurrido con otras muchas ciudades romanas.

De esta manera, se considera que la Pompaelo de por aquel entonces estaría poblada mayoritariamente por vascones y probablemente también se encontrarían asentados algunos comerciantes romanos, como atestigua la cerámica romana encontrada en el lugar. Con el tiempo Pompaelo crece hasta convertirse en un auténtico municipio romano desarrollado y con servicios como varias termas y un foro, aunque era una población estipendiaria de Caesaraugusta (actual Zaragoza). El periodo de mayor desarrollo de Pompaelo se produce quizás durante el siglo II, periodo al final del cual al menos dos tercios de la actual Navarra se encontraban intensamente romanizados, encontrándose cubiertos de explotaciones y poblaciones romanas.

Restos romanos en la Plaza del Castillo de Pamplona

El plano de esta urbe tendría forma de hexágono irregular atravesado por dos vías principales que actualmente son la calle Mayor y la calle Jarauta, también existían dos grandes termas, una en la Plaza del Castillo y otra junto al foro entre las actuales calles Curia y Compañía. Así mismo, en la Calle de la Merced se encontró en el 2004 un tramo de las murallas correspondiente a una torre circular.

En lo que se refiere al topónimo de "Pamplona" en uso actualmente, como es lógico procede de la evolución de los términos latinos que designaban a esta ciudad "Pompelon" o "Pompaelo", pasando durante la Edad Media por otros como “Pampilona”, “Pampeluna”, “Pampilonia” y inclinándose en romance navarro a finales del siglo XII por “Pomplona”, alternandolo desde el siglo XIII con el término actual de “Pamplona”, que se impondría como forma definitiva a comienzos del siglo XVI.

La ciudad conoce en el año 275 las primeras invasiones germánicas, así como en el año 409 las invasiones de suevos, vándalos y alanos, que se asientan en Hispania y se reparten sus provincias pero no la Tarraconense. En el año 409 la ciudad es tomada por los visigodos, que se asientan en ella y gobiernan el territorio desde ella durante tres siglos, algo de lo que existen múltiples referencias. Durante los siglos VI y VII Pamplona y Navarra sufren continuas incursiones de la monarquía visigótica con el ánimo de controlar el territorio. Finalmente, en el año 714 los árabes llegan hasta Pamplona, iniciándose de esta forma una presencia efímera en la que la actual capital navarra ejercerá de pieza central en un tira a y afloja entre los equilibrios establecidos a ambos lados de los Pirineos, pero esto ya es materia de otro artículo.

Hispano

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