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lunes, 8 de junio de 2015

¿Corrupción? Pamplona es el precio de Navarra


Navarra, capital Pamplona. Pamplona, símbolo de Navarra, patria de San Fermín, sede de Osasuna, base de las Javieradas… ¡Sería imposible imaginarse una Navarra sin Pamplona! Y por eso mismo, es imposible tener Navarra sin tener Pamplona, o al revés. Como ahora mismo nos empieza a demostrar nuestra ¿presidenta? Uxue Barkos.

En las elecciones municipales del 24 de mayo el centroderecha ganó Pamplona, y los regionalistas de UPN fueron los más votados: 10 concejales y más del doble de votos para el alcalde Maya. Pudo haber sido mejor para ellos, pero también peor. Los abertzales de Joseba Asirón son sólo 5 concejales y la mitad de votos.

Y entonces, ¿por qué dicen que va a ser alcalde Asirón? Porque Bildu –Batasuna va a tener el apoyo de todos los que han perdido las elecciones. Y es gracioso. Geroa Bai, que ha hecho toda su campaña contra Bildu, que es la sigla del PNV y que en Guipúzcoa presume de haber reconquistado San Sebastián contra Bildu… en Pamplona va a votar al de Bildu. Los populistas de extrema izquierda internacionalistas de Podemos-Aranzadi-Pamplona en Común van a votar a los nacionalistas de Bildu. Y los comunistas de IU-Batzarre-Izquierda-Ezquerra lo mismo.

¿Y todo esto por qué? No les gustan ni Maya ni UPN, está claro. Tampoco les gusta la Navarra foral y española que según las encuestas quieren el 75% de los navarros. Pero tampoco se gustan entre ellos. ¿Por qué dan Pamplona al candidato que no condena los crímenes de ETA?

Porque Pamplona se ha convertido en moneda de cambio. Uxue Barkos sabe que o es presidenta ahora o nunca lo podrá ser. Pero también ha perdido las elecciones forales. Y necesita los votos de Bildu-ETA-Batasuna en el Parlamento. Sólo sumando también allí a todos los perdedores Geroa +  Podemos + IU + Bildu salen las cuentas. Y necesita saberlo cuanto antes. El 17 de junio se forma el nuevo Parlamento de Navarra. Antes de que pasen 3 meses desde las elecciones del 24 mayo los diputados salidos de las urnas tiene que haber elegido presidente o presidenta, si no habría nuevas elecciones según la ley.

Así que antes del 24 de agosto Barkos necesita los votos de Bildu. Y Bildu tiene un precio. Ese precio es la alcaldía de Pamplona antes de Sanfermines, una ciudad que no es batasuna, ni abertzale, ni etarra. Pero Barkos pagará el precio del poder, según parece, y Asirón será dijeron que no fuese. Si en vez de traficar con votos traficasen con dinero, lo llamaríamos corrupción. Es corrupción política.

Para que no deformen Pamplona, para que no deformen Navarra, ¡RESISTENCIA!

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