Cornada,
o alcaldada que en la nueva Pamplona es lo mismo. Bildu-Batasuna ha conseguido
el milagro de nombrar el alcalde de Pamplona, y eso sin haber ganado las
elecciones. Joseba Asirón, con la inestimable ayuda de Podemos y de Geroa Bai,
y con el silencio del PSOE, es alcalde de Pamplona.
Ya
sabíamos que tener a Asirón, o sea a los amigos de ETA, con la vara de alcalde,
iba a tener sus consecuencias. Tampoco han pretendido disimularlo mucho:
tendremos mucho mucho euskera en una Pamplona que jamás fue euskaldún, y
Pamplona dejará de ser Pamplona para convertirse en Iruñea. Con permiso de
Pompeyo, por supuesto, la calle será para los bildurris y nos olvidaremos todos
de san Ignacio, de los romanos que la fundaron, de los celtas que la
defendieron, de sus burgos medievales, de sus francos, de Carlomagno, de sus
reyes en la Reconquista. La nueva Pamplona será la Iruña soñada por y para los
batasunos.
La
primera cornada en la frente. Sin disimulo, el portavoz de EH Bildu en las Juntas Generales de
Guipúzcoa, Xabier Olano, ha sugerido que se hagan consultas populares en Pamplona para conocer lo que quiere
la ciudadanía respecto a los toros. ¿Un referéndum para quitar los encierros y
las corridas? Así parece.
Es
conocida la opinión de Bildu-ETA-Batasuna sobre esto. Cuando gobernaron San
Sebastián, quitaron los toros y suprimieron la plaza, adiós, cero, bye. Ellos
saben perfectamente que Pamplona es diferente, que los toros son parte esencial
de la identidad de Pamplona (perdón, “Iruñea”), y que sin toros, sin encierros,
encierrillos y corridas, y con Ayuntamiento en todo ello, no hay San Fermín. Y
ni siquiera los de Bildu-ETA querrán pasar a la historia como los que se
cargaron San Fermín.
O puede que sí. Está claro que ellos quieren la conquista y anexión de Navarra (perdón, “Nafarroa”), y luego la independencia (perdón, “independentzia”), para lo cual querrán capitalizar y no destruir la fiesta. Pero… al fin y al cabo, luego ellos quieren una revolución social y cultural, y eso incluye cargarse los toros que no dejan de ser una parte nuclear de la identidad cultural española. ¿Aguantarán la espera o preferirán lanzarse ya a su guerra contra los toros?
Quítale el encierro de la mañana y los toros de la tarde a los Sanfermines y ya
me dirás en que se quedan las fiestas. ¿Será la nueva Pamplona la ciudad de
Asirón más que la ciudad de Hemingway? ¿O los toros que odian en San Sebastián
serán “tolerados” en Pamplona? Lo principal es esto: si quieres un San Fermín
sin abusos, aléjate de los eta-batasunos; y si te acercas a ellos, ten en
cuenta que ellos no quieren la Pamplona libre y española que la mayoría de
pamploneses quieren.
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