Se ha puesto de moda, especialmente entre los partidos derrotados en las últimas elecciones municipales, decir que la iniciativa ikurriñera del alcalde Joseba Asiron ha sido “la primera vez” que colocaba la bandera vasca presidiendo la vida municipal de Pamplona. Y esa parte no es verdad. La ikurriña no debe estar ahí, los pamploneses nunca la han querido ahí –ni ahora ni antes- pero la verdad es que ya había estado en esa fachada antes.
Totalmente cierto es que sólo los símbolos oficiales de Navarra pueden colocarse en el Ayuntamiento navarro, con la ley en la mano. El alcalde batasuno de "Iruñea" no ha sorprendido a nadie, ha hecho lo que todos esperábamos y ha puesto junto a las banderas oficiales y como si fuera una de ellas, la ikurriña, bandera de Euskadi y símbolo en Navarra de la voluntad de conquistar la Comunidad Foral. Como siempre ha sido y nunca ha ocultado, pues es un abertzale y ha sido colocado por Bildu-Batasuna.
Desde la Transición, uno de los objetivos del nacionalismo vasco incluyendo a ETA ha sido integrar Navarra en Euskal Herria, empezando por los símbolos y la cultura. No es secreto. ETA ha matado a 27 personas al menos en Pamplona para eso, y medio centenar por lo menos en Navarra. Tenía para eso el apoyo de Herri Batasuna. Otros, a la vez, trabajaban de otro modo. Pero siempre con ikurriña.
Tomás Caballero, presidente de Oberena y sindicalista ligado a Comisiones Obreras, fue concejal de Pamplona entre 1971 y 1978 y fue alcalde accidental de Pamplona entre octubre de 1976 y abril de 1977. Siendo él alcalde se izó por vez primera de forma oficial la ikurriña abertzale en el balcón del Ayuntamiento. Un gran mérito, para cualquier abertzale.
Totalmente cierto es que sólo los símbolos oficiales de Navarra pueden colocarse en el Ayuntamiento navarro, con la ley en la mano. El alcalde batasuno de "Iruñea" no ha sorprendido a nadie, ha hecho lo que todos esperábamos y ha puesto junto a las banderas oficiales y como si fuera una de ellas, la ikurriña, bandera de Euskadi y símbolo en Navarra de la voluntad de conquistar la Comunidad Foral. Como siempre ha sido y nunca ha ocultado, pues es un abertzale y ha sido colocado por Bildu-Batasuna.
Desde la Transición, uno de los objetivos del nacionalismo vasco incluyendo a ETA ha sido integrar Navarra en Euskal Herria, empezando por los símbolos y la cultura. No es secreto. ETA ha matado a 27 personas al menos en Pamplona para eso, y medio centenar por lo menos en Navarra. Tenía para eso el apoyo de Herri Batasuna. Otros, a la vez, trabajaban de otro modo. Pero siempre con ikurriña.
Tomás Caballero, presidente de Oberena y sindicalista ligado a Comisiones Obreras, fue concejal de Pamplona entre 1971 y 1978 y fue alcalde accidental de Pamplona entre octubre de 1976 y abril de 1977. Siendo él alcalde se izó por vez primera de forma oficial la ikurriña abertzale en el balcón del Ayuntamiento. Un gran mérito, para cualquier abertzale.
Es verdad que, mucho después, Caballero volvió a ser concejal, esa vez de UPN, y habló en defensa de las víctimas de ETA, y ETA lo mató en 1998. Pero ya que gusta hacer “memoria histórica” recordemos que los mismos etarras le habían aplaudido 20 años antes. Por la ikurriña.
El PSOE gobernó desde 1979 Pamplona con la ikurriña puesta, aunque la Ley lo prohibía. Y cuando llegó UPN a la alcaldía en 1987 el máximo logro fue que no hubiese banderas en el balcón, ninguna “para no reñir”. Los complejos y los miedos llevaron primero a poner la ikurriña para parecer “tolerantes”, y luego a tardar muchos años en poner la bandera nacional “para no ofender”.
Así que Asirón, batasuno, lo que hace es dar ejemplo: cuando uno cree en algo no se avergüenza y hace lo que cree correcto. Y si los que piensan distinto tienen miedo o padecen complejos, lo que pasa es que pierden el poder. Y se pone la ikurriña.
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