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miércoles, 16 de septiembre de 2015

El mundo abertzale y las drogas

Durante las últimas décadas se ha venido observando en multitud de estudios que el consumo de drogas ilegales como el cannabis, las anfetaminas u otras drogas de síntesis, es significativamente superior entre la población joven de Navarra y sobre todo el País Vasco, con respecto a otras regiones de España. Como muestra, baste este estudio de finales de los años 90 en el que ya se pone de manifiesto que el consumo de drogas era significativamente superior en el Norte de España y más en concreto en el País Vasco, donde se disparaba el consumo de la mayor parte de las drogas.

No soy quien te va a dar una charla moralista sobre lo malas que son las drogas, algo ya conocido por todos, y que quede claro: es la opinión personal de un servidor que las mismas están envenenando a la juventud española. Tampoco voy a negar que la realidad de las drogas ilegales se encuentra presente en todos los ámbitos sociales de Navarra y el País Vasco, da igual que sean ricos o pobres, de izquierdas o derechas, del Norte o del Sur; vas a encontrar consumidores con cualquier tipo de trasfondo. Pero sí que es cierto que existen ciertos sectores sociales en los que el consumo de drogas es un fenómeno consustancial a los mismos. ¿Son los abertzales responsables, al menos en parte por su propio consumo desmedido, de estos resultados dispares en las encuestas de prevalencia de uso de drogas?

¿ETA-Batasuna contra las drogas?

La versión oficial dice que la banda terrorista ETA -principal referente de la izquierda abertzale- combatió con saña el narcotráfico, asesinando de esta forma a 32 personas por su presunta relación con el tráfico de drogas. En esta misma tónica Jarrai (sus juventudes) se oponían a las drogas con argumentos como que habían sido dispuestas para arrebatarle la pureza a la juventud vasca. Como en el caso del iceberg, no todo es lo que parece.


Me acuerdo de un jurru de Pamplona que me decía que prefería los gaztextes "autogestionados" (locales ocupados o no, gestionados por el grupete de abertzales local) a los locales juveniles municipales porque en los primeros "podías fumar porros y de todo", mientras que en los segundos como es lógico esto no era permitido. Y no es algo que me invente, incluso en informes internos de las organizaciones juveniles del entorno de ETA que fueron intervenidos hace algunos años, se afirmaba con pesimismo que los locales juveniles controlados por la izquierda abertzale se habían convertido la mayor parte de ellos en "fumaderos de porros" y que la gente "sólo quería fiesta".

Ya sólo esto pondría de manifiesto como mínimo un cambio de postura paulatino en el seno de la izquierda abertzale, que iría desde una oposición frontal al consumo y tráfico de drogas, a una permisividad bastante contradictoria, ya que son capaces de dar por un lado el mensaje de que las drogas son un arma del capitalismo para desactivar a la juventud más combativa, mientras que por el otro piden a sus militantes que si las consumen, lo hagan de forma moderada.

Y la cosa es aún más complicada. En los años 80, ETA emprendió una campaña de terror y Batasuna una paralela de propaganda contra algunas supuestas redes de venta de heroína. El mensaje era “la heroína es mala, la traen los españoles para corromper a la juventud vasca abertzale”, y en consecuencia “nosotros te protegemos de los agentes españoles traficantes, que son además informadores y a veces gitanos”. Era la jugada perfecta: se insultaba y desacreditaba al enemigo, y a la vez se ganaban apoyos variados en la sociedad. Se favorecía la persecución social, exilio y muerte de familias y personas, declarando “antivasca” una droga… pero a la vez considerando aceptables, aceptadas y abertzales otras drogas, como vemos ahora mismo. Y además era mentira: en general, llamaron “traficantes” para insultarlas a víctimas que no tenían nada que ver con eso, o a pequeños trapicheros que competían con los suyos. No fueron contra TODAS las drogas, sino contra una, durante un tiempo sólo, por intereses políticos… y haciéndose con el control hasta ahora de gran parte del resto del “mercado”.


Masivamente consumidores, frecuentemente vendedores

Podemos concluir, entonces, que el mundillo abertzale se encuentra ligado de forma muy estrecha al consumo de drogas y por lo tanto, aunque sea de forma ocasional, como mínimo al menudeo de las mismas. Sí, menudeo, venta, comercio al por menor. Tú y yo y todos lo sabemos. Los dirigentes abertzales no son tontos... lo mismo no se puede decir de sus bases, nutridas principalmente por auténticos descerebrados, en buena medida a causa del consumo de drogas. Cabría apuntar entonces que una de las razones por las que el consumo de sustancias estupefacientes se desbarra en estas comunidades del Norte se debería en buena parte a la existencia de este sector político-social que con tanta avidez se da a este tipo de vicios. Sólo un necio no querría ver esto, incluso cuando el propio Gobierno Vasco ha realizado estudios que ligan este tipo de filiación política con un consumo de drogas sensiblemente mayor.

Obviamente también influyen en estos datos dispares otros factores como los económicos: es bien sabido que un menor o mayor consumo de drogas también depende del nivel económico de los potenciales consumidores, como demuestra el hecho de que durante la crisis haya descendido el consumo de drogas ilegales, principalmente debido al descenso del nivel adquisitivo del general de la población. El País Vasco es la primera comunidad española en cuanto a PIB per cápita y Navarra la tercera, incidiendo por tanto en un mayor consumo de drogas debido a que la población dispone de más recursos que pueden ser dedicados a estas actividades superfluas.

Las drogas y ETA

El tráfico de drogas internacional ha sido una importante fuente de financiación para grupos terroristas como las FARC, los Talibanes o Al-Qaeda; muchos atentados fueron financiados casi exclusivamente con dinero proveniente del hachís en unos casos, de la cocaína en otros. ¿Cuál ha sido la postura de ETA frente a las drogas?

En lo referente al narcotráfico, es difícil trazar una vinculación permanente del grupo terrorista vasco con el tráfico de drogas a gran escala. Existen indicios de que la banda ha podido estar vinculada con el tráfico de drogas de forma ocasional. Un miembro de ETA político-militar confesó haber tomado parte en adquisiciones de armas en las que también se les obligaba a adquirir una cantidad de heroína con las mismas. Según el periodista italiano experto en la mafia napolitana Roberto Sabiano, la ETA habría tenido tratos con el clan "Genovese" de la Camorra, en los que se intercambiaría cocaína suministrada por las FARC a ETA por un lado, a cambio de armas por parte de los mafiosos.


En el año 2008 se encontró información en el ordenador del dirigente de las FARC Raúl Reyes, fallecido en una operación militar, según esta información ETA habría ayudado a las FARC a traficar con cocaína en España y llevar a cabo actividades de lavado de dinero. Finalmente, en el año 2010 la Ertzaintza desarticuló un comando "legal" de ETA que utilizaba el menudeo de drogas en Ondarroa para financiar su actividad terrorista (foto superior).

Otro caso de narcotráfico que se puede asociar a la banda fue la detención en 1996 del antiguo militante de ETA José Luis Folgueras en la provincia de Jaén con un cargamento de 150 kilos de cocaína. Este elemento parece que no aprendió la lección y fue detenido de nuevo en el 2015 en el Caribe, esta vez con un cargamento de 2,25 toneladas de cocaína a bordo de un velero. También fue detenido el 2011 el veterano miembro de ETA Francisco Talavera Merino, que había pertenecido al comando de "los cabras", le habían pillado intentando abandonar la República Dominicana con 5 kilos de cocaína adheridos al cuerpo.

En lo que respecta al entorno de ETA, son numerosas las ocasiones en las que se han encontrado alijos de droga dispuesta para su venta junto con propaganda proetarra o de formaciones políticas abertzales. Por ejemplo, en el 2009 la Policía Nacional encontró durante una operación antidroga en un bar de Vitoria, que el local también servía para almacenar cartelería del partido abertzale ilegalizado D3M y plantillas con el anagrama de ETA. Así mismo, en el mismo año la Ertzaintza llevó a cabo una intervención en un bar de Eibar para retirar las fotos de presos de ETA que decoraban el interior, localizando dentro del mismo bolsas con speed y cannabis dispuestas para su venta.



El número de referencias de drogadictos que han militado en la banda terrorista es también extenso. Célebre es el caso de Garikoitz Aspiazu alias Txeroki, jefe militar de la banda terrorista, al que se le intervinieron 100 gramos de hachís al ser detenido en Francia. Ante esto Rubalcaba afirmó socarronamente de los etarras que "mientras persiguen narcotraficantes, ellos se fuman unos cuantos porros". También trascendieron a la prensa casos de etarras que antes de comer un atentado consumían estimulantes, de forma análoga a los miembros del Estado Islámico que hoy en día consumen derivados anfetamínicos como el 'captagon' antes de entrar en “combate”. Un ejemplo serían los etarras Jon Zubiaurre y Asier García, que antes de asesinar al ertzaina Iñaki Totorika consumieron cocaína y "speed" para encontrar el valor a cometer el atentado.

Al otro lado de la balanza, como ya he comentado, se calcula que desde 1980 la banda terrorista asesinó al menos a 32 personas por su supuesta vinculación con el tráfico de drogas, cometiendo auténticos disparates, pues en la mayor parte de los casos se trataba personas sin vinculación alguna con el narcotráfico o de drogadictos que trapicheaban con pequeñas dosis de droga para costearse su adicción. La banda terrorista llegó a cebarse con familias como el clan de los Bañuelos de Txurdinaga, uno de los barrios más degradados del Bilbao de por aquel entonces. Esta familia de etnia gitana llegó a sufrir tres atentados que se saldaron con dos hombres muertos, una mujer y una niña heridas de gravedad al mismo tiempo por una bomba lapa.

Teorías conspirativas

Según decía ex-podemita Monedero durante un acto de Izquierda Unida: "la policía empezó a distribuir heroína en los lugares donde había una juventud más conflictiva y más peleona" para de esta forma convertir a los jóvenes capaces de optar por salidas políticas en zombies de la heroína únicamente capaces de estar tirados en un parque. Según Monedero, esta sería la justificación de ETA para comenzar a asesinar a 'dealers' (en argot inglés, traficante de drogas). Efectivamente, también en el mundo abertzale está muy extendida la idea de que la policía hacía la vista gorda al tráfico de drogas en "Euskal Herria", cuando no era la propia Guardia Civil la que la introducía en las calles la heroína.

Estas teorías no contrastadas, pero ampliamente aceptadas como dogmas pese a no existir ninguna prueba fehaciente que las demuestre, son análogas a otras muchas invenciones cuyo ánimo es culpar al malvado estado español de todos los males de la siempre pura "Euskal Herria". Ante las realidades que me he limitado a exponer, es más fácil crear un complot gubernamental como una excusa para autoexculparse de sus propios errores. La izquierda política e intelectual de la época impulsó el consumo de drogas al considerarlas como algo lúdico, creativo, antifranquista o incluso inofensivo (distinguiendo entre drogas duras o blandas). Ahí tienen por ejemplo que fuese el PSOE de Felipe González el que despenalizase el consumo de drogas o arengas como las del alcalde Tierno Galván en un mitin: "el que no esté 'colocao' que se coloque".




Olvidan recordar la extrema izquierda en general y los abertzales en particular, que la heroína no fue un fenómeno exclusivo del País Vasco, ni siquiera de España, sino que fue un azote de todas las sociedades occidentales desarrolladas e incluso países bajo la órbita de la extinta Unión Soviética. Cuando se contempla la realidad en su conjunto es bastante más difícil echarle la culpa de todo a España.

Ante esto se pueden argüir casos de agentes de Policía implicados en tráfico de estupefacientes o incluso supuestos informes muy comprometidos que nunca llegan a ver la luz por una conspiración. Nadie niega que haya habido policías corruptos, de la misma manera que funcionarios de aduanas, políticos, inspectores de hacienda... y precisamente si nos hemos enterado es porque ahí están las condenas que lo demuestran. Por lo tanto más que una conspiración del Estado, pueden existir en casos puntuales funcionarios corruptos cuya única motivación es el lucro personal, de la misma manera que profesionales de cualquier otro sector: por todos es sabido que una buena parte de la droga que se mueve en esta sociedad es a través de locales de ocio como bares que se dedican al menudo de estupefacientes. Y no por ello vamos a difamar al colectivo de la hostelería de la manera en la que lo hace la izquierda abertzale con la Policía española.

Un caso análogo al de las drogas es el del SIDA. En los años 80 también se dio una epidemia de seropositivos en las provincias de Vizcaya y Guipúzcoa, siendo Bermeo una de las poblaciones con mayor proporción de afectados por el virus. La explicación de este brote se haya en el hecho de que parte de la marinería de la flota de pesca vasca venía infectada del VIH desde África, y una vez en casa difundían el virus. Pero claro, para la izquierda abertzale era más fácil echarle la culpa a Madrid.

La izquierda abertzale y ETA han tenido un doble discurso con respecto a las drogas, mientras se dedicaban a asesinar a supuestos narcotraficantes, sus bases e incluso miembros de la banda terrorista no se privaban de ponerse hasta las cejas de todo tipo de drogas ilegales, con prevalencias de consumo entre sus miembros bastante superiores a la media (ya de por sí alta) de la juventud vasca y navarra. De confirmarse la implicación de ETA en la distribución de droga a gran escala, cabría preguntarse si cuando asesinaba a supuestos camellos, no estaría quitándose de encima a la competencia.

2 comentarios:

  1. Este artículo es una muestra de doble discurso, sería más sencillo asumir las culpas y reconocer que la heroína en Euskadi y Navarra fueron introducidas desde el Estado con unos objetivos muy concretos. A ustedes les venía muy bien que hubiera droga abundante, y ahora que ya no les viene tan bien culpan a la izquierda abertzale. Es de una hipocresía sangrante.

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    1. Lo que dices es una gilipollez, en primer lugar porque para afirmar que la droga es culpa de la malvada policía española, primero tienes que demostrarlo y no con hechos puntuales, cosa que no has hecho. En segundo lugar, porque lo realmente fácil es que la izquierda aberchandal asuma que ha sido demasiado tolerante con el consumo de drogas de puertas adentro, y que como resultado tienen por juventudes a esa caterva de drogadictos.

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