Las elecciones catalanas del 27 de septiembre han sido raras, raras. En unas elecciones autonómicas, y en un país autonomizado como es España, se eligen los representantes en los órganos legislativos y ejecutivos de cada región. En el caso catalán, la Generalitat y el Parlament. Ni más ni menos: y pretender convertir esa consulta popular en otra cosa, por ejemplo en un referéndum de autodeterminación separatista, es completamente inútil, nulo de pleno Derecho, exactamente igual que si jamás se celebrase la consulta.
Eso sí, hace falta un Gobierno con agallas para decir eso con claridad y para usar los amplios medios de que dispone gracias a la Constitución para defender la Nación. La única que hay, dicho sea de paso.
Ah, que suena muy duro. Claro, con los años ustedes se han acostumbrado a las blanduras y las zalamerías de los sucesivos miopes que nos han ido gobernando pensando sólo en su interés de partido, a todos estos Aznar hablando catalán en la intimidad y pagando por ello, Zapatero comprometiéndose a aprobar lo que pidiesen los separatistas y ahora Rajoy simplemente no haciendo nada cuando tenía razones y medios sobrados para suspender una autonomía que se está usando contra España. Y tanta blandura nos ha acostumbrado mal…
Pero lo cierto y verdad es que España existe desde antes de su actual constitución y no por razón de ella, de manera que la Patria es anterior y superior a cada una de sus partes (sean individuos o regiones) y a sus leyes (diga lo que diga la Constitución). Usted y yo no somos españoles ni porque queramos ni porque lo quisiesen los constituyentes de 1978; somos españoles y esto es España más allá de toda discusión, opinión o alternativa. Somos españoles porque Fernando el Católico (sabiéndolo) y Felipe VI (probablemente sin saberlo) descienden de Wifredo el Velloso, del mismo modo que Isabel la Católica descendía también de don Pelayo y de Alvar García.
Es ilegal someter a consulta la secesión de una región. Pero Cataluña no es España porque Artur Mas, con la complicidad de la izquierda, la amistad de los criminales y la complacencia del centro reblandecido, diga algo ilegal, sino sencillamente porque la unidad y la libertad de España no son opinables, no están sujetas a la votación de nadie. Ninguna mayoría puede convertir lo falso en cierto, y por lo tanto España es una porque está en su código genético serlo, y no hay derechos escritos ni por escribir a mutilar a esta tierra nuestra y esta comunidad nacional nuestra.
Cuando hablamos de unidad e integridad nacionales hablamos de algo que afecta a todos los españoles, y si me apuran a todos los españoles que han vivido y a los que vivirán también. No es aceptable de ningún modo que sólo una parte de los votantes de una región y en un solo momento decidan la configuración de toda España desde ahora y para siempre. Ni Cataluña tiene derecho a la secesión, aunque todos los catalanes la quisiesen; ni mucho menos un puñado de separatistas tienen derecho a votar algo que no se les ha pedido que voten y que nos afecta a todos.
Es el momento de dejar eso meridianamente claro, para consumo interno y externo. Sobre todo, para que esto que los separatistas catalanes NO pueden hacer NO lo imiten otras tribus nacionalistas aquí y allá, y para que nacionalistas tan impúdicos como los que ahora gobiernan Navarra NO se crean habilitados a intentarlo ni siquiera tras las cobardías de Rajoy. Porque Navarra ES España, antes y más allá de toda opinión sea de mayorías o de minorías, y estamos muy dispuestos a dar una explicación directa al que crea necesitarla.
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