Escudo heráldico de Enrique III de Navarra y IV de Francia
La semana pasada subí al blog una imagen que levantó ampollas entre nuestros detractores. No se podían creer que los Borbones, la monarquía que guste o no actualmente reina en España, estuviese emparentada con la antigua monarquía del Reino de Navarra. Y sin embargo nada más cierto: el primer rey de la casa de los Borbones reinó sobre el reino de Navarra (nominalmente sobre todo, en concreto sobre la Baja Navarra). También se puede decir que el origen de los Borbones como casa real es navarro por parte de madre. Una historia además digna de 'Juego de tronos', añadiría yo.
En el año 1512 se produce la unión dinástica entre Navarra y el resto de España, y entera la recibió Carlos V al morir su abuelo Fernando el Católico. Pero en guerra continua con Francia, los territorios situados al Norte de los Pirineos (Ultrapuertos) eran insostenibles. Así, en 1530 Carlos I de España abandona los territorios de la Baja Navarra al encontrarse al otro lado de los Pirineos y considerarlos como indefendibles frente a Francia. Es entonces cuando el que sería Enrique II de Navarra empieza a gobernar estos territorios bajo la órbita de Francia. Este monarca navarro, que era sobre todo un gran señor feudal del Sur de Francia, fiel a sus reyes y ajeno a la identidad de Navarra, fallecería en 1555 legando sus derechos sucesorios a su hija Juana de Albret, que años antes se había casado en segundas nupcias con Antonio de Borbón.
Los Borbones son por aquel entonces una familia de la nobleza francesa que proviene de Borgoña, región al sureste de París que da nombre a un prestigioso vino tinto y también da de forma indirecta nombre al whiskey Americano conocido como Bourbon.
Juana III de Navarra tendrá cinco hijos con Antonio de Borbón. Su primogénito fallece a una edad temprana y recaen sobre su segundo hijo, Enrique de Navarra, sus derechos sucesorios que no sólo incluyen el reino de Navarra (en este caso sólo la Baja Navarra) sino también el condado de Foix, Bigorra y el vizcondado de Bearne entre otros títulos. La suma de las dos familias, coronada por el título real de Navarra “en el exilio”, da lugar al mayor patrimonio feudal en la Francia de aquel siglo.
A pesar de que el joven Enrique fue bautizado en la fe católica, su madre Juana procesaba el calvinismo (una forma de protestantismo) y lo educó como tal. Con motivo de esta creencia participó en guerras de índole religiosa contra otros franceses cristianos, lo que no fue óbice para que fuese "pacificado" al contraer matrimonio en 1572 con Margarita de Valois, hermana del rey de Francia católico Carlos IX. Poco antes del matrimonio había sido coronado rey de Navarra siendo por lo tanto nominalmente Enrique III de Navarra.
Este matrimonio no sólo se produjo contra la voluntad de los contrayentes, sino que fue repudiado por el papa Gregorio XIII y el propio pueblo francés, lo que resultó en algaradas y asesinatos por las calles de París. Una semana después, esta situación resultó en la conocida como matanza de la Noche de San Bartolomé: durante varios días nobles hugonotes fueron sacados de sus casas y ejecutados en las calles por las masas católicas. Ante esta serie de asesinatos, Enrique de Navarra decide prudentemente convertirse de nuevo al catolicismo debido a que se ha convertido en un serio riesgo para la salud el residir en la corte de París y ser protestante.
No pasaría mucho tiempo más en la corte, puesto que se escapa para abjurar del cristianismo, abrazar el protestantismo de nuevo y participar en nuevas guerras religiosas. El rey Carlos IX, que siempre había sido bastante enfermizo, fallece en 1574 y su hermano asume el reino de Francia como Enrique III, pero la muerte del último hermano de esta maltrecha familia convierte por los azares del destino al propio Enrique III de Navarra en legítimo sucesor de la corona de Francia, debido a que la ley sálica impedía que fuesen reinas sus hermanas.
Ante esta nueva situación, Enrique III de Navarra hizo las paces con su cuñado Enrique III de Francia que le reconoció como su legítimo heredero, pero el reconocimiento de un protestante como un muy posible heredero al trono de Francia genera tensiones que desembocan en la conocida como guerra de los tres Enriques, en la que Enrique III de Francia, temeroso de su poder, manda asesinar al duque Enrique de Guisa, que era aliado de Felipe II de España y había organizado la Liga Católica para luchar contra el protestante Enrique III de Navarra.
Como el que a hierro mata, a hierro muere, el rey de Francia Enrique III también sería asesinado en venganza por el traicionero asesinato de Enrique de Guisa. Las estrellas se habían alineado y el rey de Navarra, protestante fanático, estaba destinado a ser el rey de Francia. Tras largos años de guerras civiles, un ejército exhausto, una excomunión papal, una Francia devastada y una liga de varios países europeos conjurados en impedir la existencia de un rey protestante en Francia, Enrique de Navarra ve que lo más inteligente es anteponer el poder a la religión para poder ser rey de Francia, por lo que se convierte de forma definitiva al catolicismo en 1593.
Y esta es la pacífica, dialogada y tolerante historia de cómo el primer rey de la casa de los Borbones, rey de Navarra por su descendencia de una reina de Navarra, se convirtió también en el primer rey Borbón de Francia bajo el nombre de Enrique IV, al que los franceses suelen considerar como el mejor rey de Francia por intentar siempre mejorar la calidad de vida de su pueblo (y acabar de paso con las guerras de religión). Todos los Borbones en todas las ramas, española y francesa, descienden por línea masculina de Enrique IV, hasta Felipe VI en quien la suya terminará. Si existe una frase atribuida a Enrique III de Navarra y IV Francia por la que este ha pasado a la historia, esta es "París bien vale una Misa", queriendo decir con esto que da igual renunciar a algo supuestamente muy importante, si de esta forma se obtiene lo que realmente se busca.
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