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miércoles, 14 de octubre de 2015

Infantería de Marina Española contra Samurais


La presencia española en las Islas Filipinas nos traería a finales del siglo XVI uno de los combates más insólitos de la historia: el enfrentamiento de Infantes de Marina españoles contra Samurais Japoneses –más en concreto ronin, samurais sin amo–, siendo estas batallas la única evidencia histórica de un combate entre samurais y soldados europeos.

Los primeros asentamientos japoneses en las Islas Filipinas fueron de unos piratas conocidos como los wokou, muy activos en las costas de China, habían comenzado a intercambiar oro por plata con la población nativa de la isla de Luzón en 1573. Sin embargo, ya en 1580 un corsario japonés se dedicaba a hostigar y saquear a los habitantes de Luzón.

Con motivo de estos actos de piratería en territorio del Imperio Español, el gobernador general de las Islas Filipinas escribe al rey Felipe II una carta en la que relata esta situación, encomendándose al capitán de la Armada Juan Pablo de Carrión la tarea de expulsar a los piratas japoneses de las Islas Filipinas. En primer lugar, Carrión se enfrentó a un buque japonés en el Mar de la China Meridional, al que cañoneó con facilidad obligándole a batirse en retirada.

En respuesta a esta agresión, el jefe de los piratas japoneses conocido como Tay Fusa navega al archipiélago filipino con una flota de 10 navíos y más de mil hombres. El capitán Carrión consigue reunir siete embarcaciones (una galera, un navío ligero y cinco embarcaciones de apoyo) y 40 infantes de Marina españoles fuertemente armados.

El primer enfrentamiento se produce contra un junco, un barco japonés, al que la galera la Capitana dispara ráfagas de cañón causando múltiples bajas entre su tripulación. Pese a tratarse de un navío de mayor tamaño y contar una mayor tripulación que el español, los soldados españoles proceden al abordaje del mismo a cara de perro. Es en este momento cuando se enfrentarán a auténticos samurais japoneses, pertrechados con armaduras y katanas. El combate en la cubierta del barco enemigo no avanza por la inferioridad numérica de los españoles e incluso estos se ven obligados a replegarse a su propio barco, hasta el punto de tener que parapetarse en la popa para resistir el contraataque japonés. Finalmente será el navío San Yusepe el que al aparecer salve la situación disparando con sus cañones al junco, provocando la huida de los piratas.

Con tan solo 30 soldados españoles a su disposición, el capitán Carrión desembarca en un recodo de un río de la isla para atrincherarse y resistir el envite de 600 soldados japoneses, que tras intentar negociar su rendición se han negado a marcharse de las islas filipinas sin recibir una compensación económica a cambio. Se producen tres asaltos, siendo el último de ellos una defensa a la desesperada hasta el último gramo de pólvora y la última bala. Pero los soldados españoles resistieron y atacaron al enemigo en retirada causando numerosas bajas.

Este episodio es recogido en la historia tradicional nipona como el combate contra los demonios wo-cou (peces lagarto) que les atacaban tanto en la tierra como en la mar siendo el enfrentamiento directo contra los soldados españoles un acto casi suicida.

Artículo sacado de 'LA RESISTENCIA' nº2 (julio 2015): http://navarraxesp.blogspot.com.es/2015/07/la-resistencia-n0-02.html

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