La buena y leal villa de Ablitas es un pueblo de la Ribera Navarra localizado en la Merindad de Tudela, o en el extremo más meridional de la Comunidad Foral de Navarra, con el permiso de Cortes. Situada a 104 kilómetros de Pamplona, cuenta actualmente con una población de 2549 habitantes. La mayor parte de los puestos de trabajo de este pueblo dependen del trabajo del campo, con importantes extensiones de regadíos entre los que podemos destacar los cultivos leñosos (vid, olivo...), en los secanos domina la cebada más que el trigo. El único ganado de granjería que tiene cierta importancia es el ovino y el aviar. El siguiente sector en importancia es el industrial, acaparando la mayor parte de empleos la construcción, la industria agroalimentaria y la distribución de agua y energía. El sector servicios es el más minoritario, agrupando a comerciantes, trabajadores de la administración local, educación y sanidad. Los demás trabajadores residentes en el pueblo se desplazan a puestos de trabajo fuera de la localidad.
Toponimia y heráldica municipal: El origen del nombre del pueblo es desconocido, aunque se cree que se trata de un término anterior a la romanización, que después sería adaptado al latín y al romance. Otra teoría afirma que proviene del latín albo (blanco) y el griego lithos (piedra). El emblema de la localidad trae de plata y un castillo de oro, almenado de tres almenas y adjurado en su color natural, sumado de dos leones de gules rampantes y tenantes y una corona abierta por timbre.
Historia: En el término del pueblo podemos encontrar los yacimientos de el Villal y la Mesa. Se realizó un hallazgo de unas 100 monedas ibero-romanas de cronología diversa, siendo sus cecas las más cercanas a la localidad.
El pueblo aparece documentado después de la reconquista de Tudela en el año 1119, Alfonso I el Batallador adscribe esta localidad bajo el fuero y la jurisdicción de Tudela, la mezquita local es puesta bajo la dependencia de Santa María de Tudela, pero en el pueblo persiste una nutrida comunidad musulmana y una minoría de judíos. En los años siguientes se produce una penetración aragonesa a a que responde García Ramírez el Restaurador con una contraofensiva en este sector fronterizo del reino pamplonés. En tiempos posteriores conserva su importancia fronteriza y ha de soportar más incursiones aragonesas, en el año 1366 la villa es arrasada en las campañas de Beltrán Du Guesclin. En el año 1405 el rey Carlos III de Navarra otorga el señorío hereditario de la villa al linaje de los Lacarra, en el año 1652 este señorío devengaría en condado. El término incluye canteras de alabastro con las que se realizaron capiteles del castillo de Tudela y estatuas.
Ablitas permanece como señorío de los Lacarra durante toda la Edad Moderna, a finales del siglo XVIII la herencia del señorío entra en pugna debido a que dos ramas familiares de los Lacarra lo reclaman, este pleito no quedó resuelto hasta la Primer Guerra Carlista, cuando el régimen señorial fue abolido. Al acabar el siglo XVIII, era gobenado por dos regidores y un alcalde designado por la condesa de Montijo. A comienzos del siglo XIX, habían en el municipio cultivos de trigo, cebada, vid, cáñamo y olivos; además de pastos para ganado lanar y canteras de alabastro y yeso. Hacia el año 1930 el pueblo poseía seis trujales, seis grandes bodegas de vino, una cochera, una fábrica de harinas, cinco destilerías y varías panaderías.
Ablitas poseyó un hospital desde el año 1300, sufragado con las limosnas de los vecinos del pueblo. En el año 1896 fue declarado municipal y en 1910 se encargó su custodia a las monjas de la Consolación.
Arte: Destaca la parroquia de Santa María Magdalena, un edificio de origen medieval, aunque actualmente su aspecto proviene de obras y restauraciones a partir del siglo XVI. Cuenta con una nave central y sus dos correspondientes capillas laterales. La cubierta es una bóveda estrellada con nervios que descansan sobre ménsulas platerescas de yeso. El coro alto fue construido también en esta transformación a principios del siglo XVI, a finales de este mismo siglo se da una nueva remodelación del templo: son añadidas tres naves de dos tramos más una cabecera poligonal con una sacristía anexa. El exterior de la iglesia refleja los diferentes periodos de la construcción de la misma, desde la Edad Media hasta las obras del siglo XVI, que cuentan con una cabecera con labores de temas geométricos de abolengo mudéjar. A los pies de la misma emerge la torre, de fábrica medieval y un campanario barroco del siglo XVIII. El interior está presidido por un retablo del siglo XVII y otro más pequeño a San Antón del siglo XVI, además de tallas con motivos con motivos religiosos. El municipio contó con otras tres ermitas, hoy ya desaparecidas.
La villa cuenta con un castillo que sobrevivió a las demoliciones decretadas entre 1516 y 1521 pero que actualmente se encuentra en ruina, todavía dominan la villa los restos de su torre cilíndrica de gran envergadura.
La antigua casa del condado se conserva en su Plaza de los Fueros, ostentando en su fachada un escudo cuartelado con las armas de Navarra alternadas con un león rampante, timbrado este blasón por una corona condal.
Cultura: Las fiestas patronales, dedicadas a la Virgen del Rosario, se celebran el 8 de septiembre. También cuenta con unas fiestas dedicadas a Santa María Magdalena el 21 de julio, conocidas por la tradición de arrojar al gentío varios cientos de kilos de peras desde la fachada de la casa consistorial. El baile del pliego es propio de esta zona, en el mismo un mozo baila con un trozo de papel colgando del trasero mientras canta, mientras otro mozo trata de quemárselo con una vela. Otros bailes que se han dado son el Paloteado y el de las Cintas.
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