Los días 23 y 24 de octubre de 2015 tuvieron lugar en Pamplona los “Encuentros de otoño: Navarra, ¿Foral y Española?”, organizados por la Fundación socio-cultural Leyre. Como un fruto más de este evento, se elaboró un documento conclusivo de las tesis más relevantes debatidas y compartidas en el mismo. Dicho documento, que puede consultarse íntegro en el enlace http://infoleyre.blogspot.es/, constituye un intento interpretativo de la encrucijada que atraviesa Navarra y de las posibilidades de acción que se abren ante los diversos agentes sociales interesados en su rectificación.
Dada su extensión, ofrecemos a los lectores la siguiente “Síntesis de las conclusiones” por si fuera de su interés.
1.- Ante todo, algo nos une: una identidad
¿Sabemos qué es Navarra? ¿Navarra sin España; Navarra sin Fuero? Navarra es constitutivamente España. Una parte mayoritaria de la sociedad sabe que sólo siendo España existe Navarra. Pero eso no basta, y la situación actual lo demuestra. Nosotros, plurales en muchas otras cosas, afirmamos que Navarra es España objetivamente sin pensar en mayorías o minorías, sin que a esto afecten opiniones, evoluciones o instituciones. No bastan las instituciones: es preciso llevar a todos los navarros la conciencia de ser españoles. No basta la política: es necesario sintonizar con las razones y los sentimientos de los navarros de 2015. Cultura, educación, medios de comunicación, economía, sociedad civil, múltiples facetas irrenunciables. Afirmamos que Navarra es plural, y que puede haber diversos modos de sentir Navarra. Pero ninguno sin España ni fuera de España. Cualquier complejo, cualquier cortoplacismo, implica una concesión.
2.- Educación.
¿Cómo afrontar el desafío cultural y educativo del separatismo? El separatismo tiene una meta, un camino y unos instrumentos: ¿los conocemos? ¿Queremos combatirlos? ¿Estamos dispuestos al esfuerzo necesario? El separatismo trabaja a largo plazo y con un diseño estratégico en educación y cultura. Es preciso renunciar al cortoplacismo y al politicismo. Supuestos enemigos del separatismo le han dejado hacer, y ocupar posiciones de poder legal y administrativo en educación y cultura. ¿Son inevitables y reversibles esas concesiones? El separatismo trabaja con una organización totalitaria y una prioridad en el adoctrinamiento. Es preciso combatirlo en su terreno y conociendo sus medios y sus tiempos.
3.- Comunicación
Comunicación y propaganda: nuevos retos, nuevos cauces El periodismo tradicional agoniza, arruinado económica, tecnológica y moralmente. El separatismo y la izquierda –igualmente antinavarros y antiespañoles- han sabido gestionar, hasta la crisis y en ella, su control de los medios y de la propaganda. Sus supuestos adversarios no han dado esa batalla, y cuando han estado presentes en el sector se han subordinado a cambio de un plato de lentejas. No es posible competir con ellos en ese terreno, y hacerlo supondría subordinarse como ellos a los poderes económicos y políticos que se requieren para lucha en ese contexto. Pero el cambio en los medios, la aparición de las redes y su continuo cambio tecnológico permiten, sin tantos medios, combatir en la difusión de noticias veraces y de ideas. Puede haber información y opinión nacionales y navarras sin tantos recursos. Es perfectamente posible dar y ganar, si se olvidan los miedos y complejos, la batalla de la agitación, la propaganda y las ideas.
4.- Economía
Navarra en la economía cambiante de la globalización No podemos dar por garantizada y segura la riqueza económica de Navarra. El problema de Navarra no es económico, pero tiene graves aspectos y consecuencias económicos. El contexto mundial lleva a rechazar, con ese argumento añadido, todo proceso de secesión, de costes que la sociedad navarra debe conocer. Tampoco es asumible una continuidad en la organización económica actual, basada en microempresas, pero sobre todo en una Administración desproporcionadamente grande y en una intervención económica pública continua, en todos los sectores, sea visible o indirecta. Es preciso estudiar y explicar a los navarros el coste económico del separatismo. Navarra necesita un cambio económico, previo un análisis desapasionado, no politizado, de sus puntos fuertes y débiles.
5.- Sociedad
¿Basta la política o es precisa una movilización superior? La lucha principal se da en la sociedad, antes y más que en los partidos políticos. No podemos plantear una lucha política, puesto que la batalla es antes cultural y social. La oposición al separatismo debe ser transversal en lo ideológico –no sectaria ni cerrada a una ideología u opinión- y debe ser abierta en lo social – hay una tarea aquí para todos y cada uno. La lucha contra el separatismo es a largo plazo, para siguientes generaciones. Eso tiene dos consecuencias esenciales: la política institucional no es lo principal, como se ha demostrado (pero es bueno poder influir en ella) y la movilización inteligente y permanente de la juventud rebelde es imprescindible.
6.- Juventud
¿Por qué el navarrismo y el centrismo envejecen mal? La política institucional es vista como algo aburrido y viejo. La política moderada, limitada y ‘correcta’ es vista como algo propio de políticos profesionales. Eso lleva a que el activismo juvenil de los separatistas dé como resultado un porcentaje creciente de jóvenes asumiendo sus ideas, y un porcentaje menguante de ‘navarristas’ y ‘centristas’. En las redes, en grupos juveniles, en las calles, las aficiones y el ocio, es donde los jóvenes que resisten al separatismo se encuentran y militan. Sólo haciendo esa militancia estable y efectiva se podrá derrotar al separatismo. No se puede apelar a un lenguaje que la siguiente generación no entiende, hay que llegar a ella con sus códigos de comunicación y de conducta. Unos militarán en lo más básico. Otros querrán más. Ha de haber espacio para todos, y la sensación de que esa militancia tiene en sí misma su recompensa. Resistir es atractivo, en una sociedad llena de oportunidades para militar.
7.- Una Historia, una ideología
La ingeniería ideológica contra España Los separatismos son movimientos políticos, de izquierda y derecha, cuyo objetivo es la creación de un Estado propio. No los hay “buenos y malos”: todos desean la independencia y la destrucción de España; están unidos, el radicalismo es sólo impaciencia. El separatismo aprovecha las anormalidades y debilidades de la vida española, y ha construido un movimiento comunitario atractivo, vertebra, suma de pasiones, afectos, propaganda, educación, ocio. Es un movimiento totalitario que no puede liquidarse ni desde las leyes ni desde las urnas, sino que requiere frente a él la afirmación de la verdad, sin odio pero sin concesiones. Sin una visión a corto plazo. Y llevando la voz de España a todos esos campos donde ha estado ausente demasiado tiempo. Han empleado más de un siglo en construir sus proyectos de ruptura de España; es el momento de rendirse o de resistir, aprendiendo también de lo que ellos han hecho.
8.- ¿Una batalla común?
Múltiples inquietudes, un solo malestar, muchas dudas que necesitan respuesta Surgen en diversos sectores de la sociedad reacciones de resistencia frente al totalitarismo separatista. Con la victoria política de éste, los grupos de resistencia se multiplican. Pero viven descoordinados y centrados sólo en sus problemas inmediatos y concretos. Es bueno que sea la sociedad y no la política la que reaccione, y que lo haga en los campos donde mayor es la presencia y la fuerza separatista, y donde los políticos profesionales no han dado nunca de verdad la batalla. La resistencia sin embargo necesita organizarse y coordinarse, hacer que los esfuerzos dispersos de esos movimientos se ayuden mutuamente. Muchos matices dividen a muchas personas y grupos. Sin embargo, un verdadero amor a España y Navarra excluye ahora las barreras sectarias e impone la acción social coordinada. España nos une, la resistencia nos obliga a una generosidad que además está en nuestras venas.
9.- Conclusiones
Este encuentro de otoño fue convocado provocativamente con el título “Navarra, ¿Foral y Española?” Son la libertad y el estilo de vida de todo un pueblo español los que están en juego frente a un movimiento totalitario que, después de hacerse con la sociedad, la escuela y la cultura, ha tomado en Navarra también el poder político. Es un error, causa de muchas de las cosas que vemos ahora, pensar la gran política se decide en las urnas, las instituciones, los partidos, los cargos y sus rutinas. En Navarra hemos comprobado en primera persona que no es así. Los enemigos de una Navarra española –los enemigos de Navarra, en resumen- han actuado durante décadas en los dominios habitualmente considerados ‘no políticos’: educación, cultura, historia, memoria y símbolos, comunicación, asociacionismo y acción social, asistencia, incluso espiritualidad, incluso economía. Y en esos campos, cuyo control supone ganar o perder el control de todo, no han encontrado resistencia, incluso muy a menudo la colaboración necia de los políticos, los poderosos y los ricos llamados a oponérseles, convencidos de su imbatibilidad.
De igual modo que España sin Cataluña y/o Vascongadas es incomprensible, y viceversa, una Navarra desvinculada de la Hispanidad sería víctima de nuevas y más refinadas violencias; de las que el terrorismo ha sido su expresión más evidente y sangrante, pero no menos perversa que otras técnicas más sutiles que persiguen igualmente la instrumentalización total de las existencias al servicio de una ideología y movilización totalitarias.
Tenemos miedo a la crítica, tenemos miedo a que se nos reproche ser lo que somos, y al callar, no se escucha nuestra postura, hay que hacer pública nuestra opinión, y no mediante comunicados o actos políticos. Hay que ganar presencia en la calle y en la cultura, para ello cada uno con sus posibilidades controlar o influir lo que esté a su alcance, una verdadera acción social y popular de la que ya hay muchos ejemplos y para la que el enemigo y algunos amigos nos dan las mejores lecciones. La Fundación socio-cultural Leyre, fiel a sus orígenes, insta a sus amigos, seguidores y a o todos los navarros preocupados por el futuro de la Patria, a un trabajo a largo plazo dirigido a la reedificación de una ‘navarridad’ centrada en la libertad y radicada sin posible discusión en España, sin la que nada tendría sentido. Navarra nunca ha sido una realidad al margen de la Historia, de los cambios culturales y de las modas. Ha sufrido el impacto de las diversas ideologías de la modernidad y postmodernidad.
Por eso mismo ni puede olvidar su ser, sus raíces y su identidad –europea, romana, goda, cristiana: española- ni absolutizar o convertir en eternos, inmutables u objetos de nostalgia partes relativas de esa identidad. Navarra seguirá siendo Foral y Española, o no será. La resistencia que ha empezado es la prueba palpable de que Navarra sigue viva.