El pasado jueves se produjo en Pamplona una concentración de repulsa hacia la exposición de dudosa calidad artística que el provocador Abel Azcona estaba realizando en la sala de exposiciones del Monumento a los Caídos, amparada y financiada públicamente por la corporación municipal de Bildu.
Ya hemos descrito de sobra en anteriores entradas el contenido polémico en dicha exposición y lo único que podemos añadir es que como ya hemos ido dejando caer, la finalidad de la misma es resarcir el gol que le coló a Bildu la Policía Nacional cuando consiguió que su exposición de la lucha contra el terrorismo abertzale y de extrema izquierda se celebrase en la Sala de Armas de la Ciudadela. Si volvemos atrás, recordaremos que Bildu pretendió censurar de forma arbitraria dicha exposición de la CNP y ante el revuelo que esto levantó le ofreció utilizar la Sala de Exposiciones Municipal Conde de Rodezno con la única finalidad de humillar a la Policía Nacional al hacerla celebrar su exposición en un monumento alzado en los tiempos del franquismo. Como los tribunales le dieron la razón a la Policía Nacional, no le quedó mas remedio al alcalde que cederles la Sala de Armas de la Ciudadela para que la exposición en Pamplona fuese la más visitada España.
Pero Joseba Asiron y sobre todo el psicópata que le maneja no son unas personas que se puedan tomar esta derrota con deportividad, ellos querían resarcirse y su respuesta ha sido profanar el Monumento a los Caídos con el único afán de la provocación por la provocación hacia la comunidad católica, asumiendo de forma errónea que el cristianismo practicante o cultural se identifica exclusivamente con la derecha sociológica navarra y española. Sirva como ejemplo de lo contrario la Medalla de Oro de Navarra que el euskogobierno le va a conceder al que fuera cura artajonés (luego renunció al sacerdocio) y euskaldunberri (euskaldún tardío) José María Jimeno Jurío, artífice de buena parte de la toponimia vasca impostada que hoy en día utilizan en Navarra los abertzales. Este galardón tiene su origen, dicho sea de paso, en el año 1973 y por lo tanto siguiendo la lógica de la izquierda y sus adláteres, es un galardón franquista.
Pero volviendo a la concentración del jueves, como andará de inquieta la etarrada ante el éxito de la misma al lograr reunir a unas mil personas, que el Diario de Noticias secundado por otros medios abertzales, comienza una campaña de difamación en la que se la tilda a los manifestantes de ultraderechistas y se afirma que en la misma se han coreado amenazas de muerte hacia el alcalde de Pamplona, eso sí, sin aportar ningún tipo de grabación que lo demuestre. No vamos a entrar en la hipocresía que supone afirmar sin prueba alguna que en una concentración cívica se corean amenazas de muerte, para después omitir que por ejemplo en la korrika si que se corean amenazas de muerte, los que estuvimos allí sabemos que en ningún momento se coreó amenaza de muerte alguna y molestarse en desmontar gráficamete las difamaciones de unos mentirosos patológicos es una pérdida de tiempo.
Difama, que algo queda
Estas supuestas amenazas que no se produjeron son trasladadas desde los medios hasta el pleno del ayuntamiento de Pamplona, que muestra su rechazo a unos insultos y llamadas a la violencia que son una completa invención. Esta moción es secundada por UPN, que en la torpeza que les ha llevado a donde están ahora, asume como ciertas las difamaciones orquestadas por los medios abertzales para posteriormente exigir las pruebas gráficas que demostrasen la existencia de dichos exabruptos. Una maniobra política de lo más inteligente: en primer lugar dar carta de verosimilitud a los mismos, para luego exigir las pruebas que lo demuestren.
No sólo estas faltas de respeto hacia la confesión mayoritaria en Navarra le acabarán pasando factura al cutrepartito sobre todo en su ala derecha, sino que con esto han logrado que prenda una chispa de movilización social entre sectores tradicionalmente desmovilizados. Los abertzales están nerviosos por esto y emprenderán nuevas movilizaciones y campañas de difamación para intentar suprimir esta realidad, pero frente a su odio nuestra sonrisa: frente a todo lo que digan los del "ETA matalos", no hay mayor desprecio que no hacer aprecio.
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