martes, 24 de noviembre de 2015

Discurso del rey Alfonso XIII en el Segundo Congreso de Estudios Vascos


Señores: Ya os dije, hace dos años, al asistir a la primera reunión de este Congreso de Estudios Vascos, cuán cordialmente os acompañaba con mis simpatías y con mi aplauso en esta obra meritoria que por el engrandecimiento moral y material del país vasconavarro, que tanto amo, venís realizando.

El entusiasmo con que lo más caracterizado en la vida social de las cuatro provincias se ha asociado a esta segunda reunión, la importancia de los temas durante ella examinados, y los méritos propios de los trabajos que constituyen la substancia de vuestra labor, muestran que no me cegaba el cariño cuando, hace dos años, decía que aquello sería semilla de lozanos y copiosos frutos.

Habéis distribuido con gran tino vuestra atención entre los problemas de orden cultural y los de orden económico que constituyen la suma preocupación de todos en el momento presente, y por lo que me ha sido dado a conocer de los trabajos que han constituído el Congreso, creo que predomina en todos ellos aquel espíritu práctico que es característica de este pueblo ejemplar y que tanta falta hace para la eficacia de las obras humanas en todos los aspectos de la vida.

Por eso se advierte en cuantos os han dirigido la palabra estos días, el propósito de una inmediata trascendencia social para vuestras especulaciones, lo mismo respecto de las cuestiones de enseñanza que habéis examinado, que respecto de aquellos instrumentos de pacificación y de reorganización económica a que habéis consagrado muy interesantes conferencias y lecciones. 

Singular importancia atribuyo a vuestras deliberaciones sobre capital y banca, porque son éstos, sin duda, los instrumentos principales de vuestra cooperación admirable al engrandecimiento de nuestra España. Se han formado, principalmente en un formidable esfuerzo de expansión mundial de la riqueza de vuestro subsuelo y del vigor intelectual y muscular de vuestra gente de mar, que en los procelosos años ha paseado el pabellón neutral de España por los mares más peligrosos del mundo, asegurándonos comunicaciones indispensables para la vida de la producción española. ¿Qué mucho que vuestra banca haya reconocido y acometido como obligación propia la de esparcir por todo el territorio de la nación, la fuerza creadora que esa vuestra privilegiada situación de capital os proporciona?

Así veo yo, siguiendo el índice de vuestras tareas, la obra realizada por vosotros ahora, y eso justifica que también este año me asocie a ella con verdadero entusiasmo. 

Siempre habría de regocijarme el espectáculo grandioso de la vitalidad moral y material de una parte tan eminente de mi pueblo; pero ha de regocijarme doblemente cuando estoy seguro de su cordial identificación y de su trascendencia bienhechora en la totalidad de esta nación, a la cual me ha permitido Dios preservar de los horrores de la guerra, sin mengua de sus deberes con la humanidad entera, para que recobre, sin duda, el papel preponderante que tuvo la fortuna de desempeñar en los más decisivos avances de la civilización en la Historia.


Alfonso XIII de España
Segundo Congreso de Estudios Vascos
Pamplona, 1920

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