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martes, 10 de noviembre de 2015

Secesión y República: un golpe de Estado también contra Navarra


El 9 de noviembre de 2015 será seguramente una de esas fechas que nuestros hijos y nietos tendrán en sus libros de historia. Por primera vez desde la Guerra Civil, una institución del Estado se ha alzado contra el mismo Estado, niega su autoridad y afirma su división y destrucción. Eso es lo que sucedió en Barcelona: Raül Romeva en nombre de todos los separatistas de aquella región – Junts pel Sí y la CUP-  proclamó solemnemente el nacimiento del "Estado catalán", una "República" definida como un "auténtico Estado de Derecho" frente al "Estado fallido" español.

¿Y eso qué significa? Que un Parlamento autonómico, por 72 síes y 63 noes, afirmó su soberanía y niega en consecuencia la de la nación española. Es más, niega que haya nación española. Técnicamente es la quiebra de la Constitución de 1978, puesto que los parlamentarios “independizados” niegan desde este punto la legitimidad en Cataluña de todas las instituciones nacionales, empezando por el Tribunal Constitucional, y prevén tres leyes de “desconexión” en un plazo de treinta días: a) una de proceso constituyente, b) una de seguridad social y c) una de Hacienda pública independiente.

Para ellos, Cataluña ya es independiente, no hay marcha atrás y esto llegará a todos los “Països Catalans” (para lo cual no está muy claro si organizarán de inmediato sus propias Fuerzas Armadas a base de antisistema e invadirán Andorra, el Rosellón francés, la Franja en Aragón, ValenciaBaleares y, por qué no, Alghero en Cerdeña o la comarca de El Carche en Murcia). Independencia y expansión imperial del nuevo Estado nacionalista, republicano y socialista (que lo es por la presencia decisiva en sus filas de la extrema izquierda totalitaria y antisistema, a menudo violenta).

Solemnemente dijeron "Damos inicio al Estado catalán, la República de Catalunya. Abrimos la última legislatura de carácter autonomista". La tentación, vista la corrupción en la que viven inmersos y la debilidad del pobreArtur Mas, es reírse de ellos y esperar que la cosa se arregle sola o casi, como espera Mariano Rajoy. Y en todo caso en Navarra la otra tentación es creer que, pase lo que pase, esto no nos afecta. No hay mayor error.

Otras dos veces, en la Segunda República, los catalanistas republicanos proclamaron la independencia catalana y el estado catalán, concretamente Lluis Companys en 1931 y en 1934, en ambos casos yendo contra la ley, en ambos casos dando lugar a enorme violencia e iniciando la ruptura entre españoles que estallo en julio de 1936. Sin Cataluña no hay España; sin nación española, unida y soberana, no hay Constitución, ni legalidad. Y todo eso nos afecta y mucho a todos los españoles y más a los navarros.

No existe un “derecho a decidir” que divida el sujeto soberano, la comunidad nacional de todos los españoles. Es verdad que el separatismo catalán es bastante ridículo en sus modos y sus formas, pero ha roto la sociedad catalana y quiere triunfar rompiendo la unidad de España. No nos equivoquemos: su enemigo no es la Constitución, sino la Nación española. No se detiene esta ruptura sólo hablando de legalismos, sino colocando fuera de discusión la unidad indisoluble de la Nación, que no es creada por la Constitución sino que existe antes de ella. En esto los navarros nos jugamos nuestra misma libertad, porque hay quien aprovechará la situación para quebrar España también por aquí. ¡Aquí empieza nuestra Resistencia!

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