Dentro de un mes el criminal preso Arnaldo Otegui, anterior líder de Batasuna y antiguo miembro de la banda de asesinos ETA, saldrá de la cárcel a la calle. Otegui, terrorista, fue condenado por intento de reconstrucción de Batasuna, es decir de ETA. En realidad, si sale de la prisión de Logroño en 2016 es por la benevolencia de la España democrática, porque no ha cumplido íntegra su pena.
Tan es cierto que no la ha terminado de cumplir que Otegui sigue inhabilitado para el ejercicio de todo cargo público hasta 2021, y esto porque, aunque no les guste, la Ley de Partidos de José María Aznar fue respaldada por entero y por unanimidad por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, aunque fuese tan tarde como en 2009. Libre, pero sin derecho a hacer política. Sin embargo…
Sin embargo parece claro que los dirigentes de EH Bildu están decididos a llevar a su reverenciado líder Otegi en la candidatura a las elecciones autonómicas de octubre de 2016 en el País Vasco. ¿De verdad se van a meter, pudiendo evitarlo, en un complejo contencioso jurídico, saltándose la inhabilitación? Si ahora rechazasen abiertamente la inhabilitación, tendrían que recurrir desde ahora mismo ante el Tribunal Supremo la inhabilitación de Otegi tal y como ha quedado ratificada hasta 2021 por la Audiencia Nacional. Y con eso el batasuno vería suspendido su sufragio pasivo. Van a meterse en cambio en una disputa mucho más complicada: van a presentar directamente para octubre a Otegi, y a toda prisa con la campaña electoral en puertas tendrán que pronunciarse sobre su idoneidad, en este orden, la Junta Electoral del País Vasco, un juzgado de lo contencioso-administrativo de Guipúzcoa y en último extremo, a todo meter, el Tribunal Constitucional en Madrid.
¿Por qué se mete Bildu en semejante berenjenal con Otegi?
Otegui es mucho más que un candidato, es un símbolo. Y es justo ahora cuando Bildu, ETA y Batasuna sienten la necesidad de un símbolo ante las urnas. Probablemente habrían usado a Otegi en campaña de todos modos, porque un contencioso ante los tribunales justo en precampaña les habría dado en todo caso atención mediática, y hasta les habría permitido poner cara de “víctimas”, como a ellos les gusta. Pero hay buenas razones para que, sí o sí, usen Otegi en 2016.
Todos recordamos los buenos resultados que tuvo la llamada “izquierda abertzale” en 2011 y 2012, cuando el hundimiento de Zapatero masacró a las izquierdas. Bildu conquistó la Diputación Foral de Guipúzcoa y obtuvo buenos resultados en las 3+1 provincias, con el PSOE y el PNV reculando. De hecho, los batasunos fueron en las últimas autonómicas la fuerza más votada de su amado Euskadi. Buenas razones para ello: el cansancio de tantos años de los de siempre sumado a voto joven de protesta que creyó encontrar en Bildu la sigla adecuada a sus ideales. Al fin y al cabo, son marxistas, son totalitarios, y acababan de dejar de practicar el terrorismo. La cruz de la moneda es que no todo el voto que confluyó en la sigla batasuna era voto genuinamente abertzale.
¿Cómo sabemos eso? Por lo que ha pasado después… Desde las europeas de 2014 y las municipales y las generales de 2015 la fuerza que sube en el País Vasco es Podemos. La lista de Pablo Iglesias es ahora mismo la primera fuerza en la Comunidad Autónoma del País Vasco (y no, por supuesto, en Navarra), y se ha convertido en eso con el hundimiento del PSOE y, más moderado pero no menos preocupante para los afectados, el de Bildu. Asistimos ahora a una estupenda guerra civil: los podemitas tratan de acaparar aún más votos batasunos, presentándose como una fuerza social y revolucionaria sin los defectos de Bildu; y los batasunos tratan de contener la sangría, recordando las lealtades debidas en tantos años de “lucha”, lealtades que ellos daban por supuestas y que, casi por sorpresa, han visto evaporarse hacia Podemos.
Otegi es útil para ellos por eso. Si reaparece Arnaldo Otegi en las listas, en los medios, en las polémicas, permitirá recordar a los votantes abertzales “de toda la vida” que han de ser fieles a sus viejos caudillos, y permitiría incluso recalentar voto joven mitificando a uno de los protagonistas de la “lucha”. Bildu, como siempre, piensa a largo plazo, y quiere instrumentos para no dejarse comer el terreno por Podemos. Al menos no del todo, porque en Navarra son amigos de Barkos los dos.
¿Por qué hasta ahora no han hecho nada? No esperaban la irrupción de Podemos, y además la sigla de Pablo Iglesias nació llena de alabanzas a ETA y a Batasuna, y con el compromiso –tan problemático en Cataluña- de un referéndum de autodeterminación para la secesión, algo imposible en la Constitución y todavía más imposible en la lógica. Podían ser buenos amigos… y lo han sido. Pero Bildu no quiere desaparecer a cambio de una promesa al menos cuestionada.
No nos dan ninguna pena Bildu ni Podemos. Por bien de España y de Navarra esperamos que a los dos les vaya igual de mal, y que se tiren los trastos a la cabeza. Por bien de todos esperamos que en la misma cárcel terminen los asesinos de ETA, sus corifeos de Bildu y sus antes admiradores de Podemos. Y ojalá alguna vez haya un Gobierno suficientemente fuerte para prohibir todas las siglas que alguna vez han apoyado o adulado a ETA. Además de para encerrar a Arnaldo Otegui y tirar a la basura la llave.
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