El domingo 17 de abril la Sexta dedicó buena parte de su parrilla nocturna a dar voz a los enemigos declarados de España. En primer lugar fue el programa "Salvados" de Jordi Évole el que en un bocúlico caserío vasco y con una estética muy cuidada; entrevistó al terrorista abertzale Arnaldo Otegi. Posteriormente, la "periodista" Ana Pastor entrevistó al presidente secesionista de Cataluña, Carles Puigdemont, para su programa "El Obejtivo".
Como es obvio, la primera entrevista fue la que levantó más polvareda a nivel mediático y de redes sociales; con duras críticas hacia Jordi Évole por servir de altavoz al batasuno Otegi, cuya única meta es blanquear la sangrienta historia de la banda terrorista ETA, siempre arropada por su izquierda abertzale. Algunas personas como la propia Ana Pastor salieron en defensa de su compañero, alegando que Évole podía entrevistar a quien le viniese en gana y que criticar esto nos ponía "lejos de las democracias nórdicas", pero ¿a estas alturas alguien se cree que algún medio noruego le haría una entrevista en tono amistoso al terrorista Anders Breivik? Eso de hacerles la propaganda a los terroristas es algo más propio de repúblicas bananeras, no de democracias asentadas.
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La Sexta es un medio audiovisual que se ha mostrado bastante eficaz en esto de alimentar monstruos: sólo su promoción a Podemos mañana tarde y noche puede explicar que el mensaje de un partido cripto-comunista haya calado tan bien entre las masas de votantes lobotomizados por la telebasura y que han aupado con fuerza a la extrema izquierda como tercera fuerza política. Ahora es Jordi Évole el que con una entrevista en un tono que nada tiene que ver con su alter ego de "el follonero" (ver su anterior encuentro con Otegi) se encarga de allanar la carrera de Arnado Otegi a el Gobierno Vasco.Tendríamos así un Lehendakari proetarra para este año 2016 con el apoyo de Podemos y cometiendo un fraude de ley puesto que Otegi está inhabilitado para cualquier cargo público hasta el año 2021. Existe jurisprudencia como el caso del etarra y parlamentario de Bildu Iker Casanova y de lo contrario existen otras formas subrepticias. El tiempo me dará la razón o me la quitará.
Un momento de la entrevista entre Jordi Évole y Arnaldo Otegi
Como vengo diciendo, la entrevista a Otegi trascurrió en un tono blando y casi amistoso; al calor de la hoguera del mismo baserri en el que tuvieron lugar las reuniones entre la izquierda abertzale y el Partido Socialista que desembocaron en la tregua trampa de José Luis Rodriguez Zapatero que literalmente saltó por los aires con el atentado de la T4 a finales del 2006. Nada debe sorprendernos, porque fue Zapatero el que llamó a Otegi “hombre de paz”, y eso con ETA en pie.
Algunos momentos memorables fueron aquel en el que Arnaldo explicó cómo llegó a la sesuda conclusión de que las víctimas de ETA también tenían familiares que habían sufrido por sus asesinatos, una luz que vio durante su reciente estancia en prisión al recibir la llamada que le comunicó la muerte de su madre. O aquel en el que el dirigente abertzale aseguraba sin pudor alguno que mientras que era lícito rentabilizar políticamente en pleno siglo XXI a las víctimas de un único bando de una guerra hace más de 75 años, pero que ya valía eso de echarles en cara los asesinatos que su banda terrorista cometió antes de ayer. Todo esto regado del lenguaje rebuscado característico de los batasunos, lenguaje cuya única finalidad es contentar desde a meapilas como Rafael Larreina hasta etarras de la línea dura como Pernando Barrena. Nada nuevo bajo el sol.
Algo que se echó en falta fue el tono socarrón y tocapelotas de Jordi Évole, aquel que no habría dudado en sacar a relucir de tratarse un político del PP y que sin embargo se guardó con Otegi. No me cabe duda de que esta entrevista ha sido un instrumento para blanquear la imagen pública de Arnaldo Otegi, un personaje que no sólo no ha condenado la violencia terrorista de ETA -para él sería una humillación, como dijo- sino que también ha formó parte de la banda terrorista, defendió sus acciones, despidió como héroes a sus integrantes y que el mismo domingo que apareció en La Sexta bajo una piel de cordero, se manifestó en Bilbao junto con los mayores asesinos etarras que por desgracia hoy en día campan a sus anchas en libertad.
Funeral de la etarra Olaia Castresana, muerta en el año 2007 al manipular su propia bomba. En la foto, Otegi portando un ataud con la ikurriña y el anagrama de ETA.
Nos quieren pintar a Otegi como un hombre de paz y un preso político, pero nada más lejos de la realidad: este personaje fue encarcelado por formar un partido político a las órdenes de ETA, una banda terrorista que pretendía sacar partido de las instituciones democráticas, mientras que por otro lado se dedicaba a eliminar físicamente a su oposición política. No sólo esto, sino que este tío aún tiene la cara dura de decir que en el "estado español" hay personas que echan en falta la violencia de ETA para apuntalar su discurso político, como si a los amenazados por ETA les conviniese la existencia de este tipo de terrorismo ideológico, el colmo de la desfachatez. Si Otegi hace el amago de renunciar a la violencia no se debe a ningún tipo de reflexión ética, es porque desde el punto de vista táctico ya no les sale rentable y tienen otros ejemplos aparentemente exitosos, como el de Cataluña.
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Cabría recordarle a todos estos mercenarios de la pluma que hace no tanto y por hacer uso de su derecho a la libertad de información, la banda terrorista ETA se dedicaba a amenazar e incluso asesinar a, estos sí, periodistas de verdad como José Luis López de Lacalle. Por desgracia vivimos en un país con una memoria muy corta y muy selectiva aunque en el caso de Jordi Évole, nadie escarmienta en cabeza ajena. Como decía George Orwell en su famosa novela 1984 "Quien controla el pasado controlará el futuro": el frente pseudomilitar de la banda terrorista ETA ha sido derrotado policialmente y si queremos que todas esas vidas que se han quedado por el camino sirvan para algo, que no nos ganen ahora la batalla del relato. Tarea de políticos y de periodistas. Si les dejamos imponer su versión del pasado y su explicación de ETA, será tanto como dar la victoria a la banda derrotada policialmente.
Hispano
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