Un escalofrío recorre España. IU y Podemos concurren unidos a las elecciones de junio, y pueden –o más bien desean- adelantar en votos y escaños al PSOE. Los socialistas podrían, según algunas encuestas, quedar reducidos a tercera fuerza electoral, muy menguados en el Congreso y casi extinguidos en el Senado de no ser por sus feudos andaluces. Esto sería una catástrofe para el partido de Felipe González, que ha gobernado España durante seis legislaturas constitucionales. Pero sería aún más grave, aunque no necesariamente malo, para la Nación como tal, donde con todos sus inmensos errores la existencia del PSOE ha permitido la creación y supervivencia del actual sistema. En junio veremos.
En Navarra lo ya estamos viendo. El PSOE fue primera o segunda fuerza en Navarra desde 1977 a 2011, pero desde 2011 es la tercera, y puede ir a menos. Aquí no hacemos política y nos dan igual las siglas siempre que su meta no sea destruir la Navarra española. Justamente por eso, por el impacto nacional, hay que valorar la actual crisis agónica del PSOE navarro.
Esto viene de lejos, de muy lejos. Los socialistas gobernaron dos legislaturas casi enteras Navarra, desde 1984 con Gabriel Urralburu; fueron años de expansión y no malos en algunas cosas, sobre todo en que los socialistas empezaron a hacer caso a sus propias bases y abandonaron las simpatías abertzales de algunos antes. Pero Urralburu perdió en 1991, y fue a la cárcel por corrupción después. Mala recomendación, y peor aún porque su sucesor en el PSOE y presidente de un Gobierno de coalición, Javier Otano, también fue imputado por corrupción y cohecho en 1996.
Entonces no se hizo limpieza dentro, como quería la Comisión Gestora de Víctor Manuel Arbeloa. Y desde entonces el PSOE ha vivido dividido en su interior, tanto por temas de dinero como por asuntos de política más o menos cercana a UPN, como también por la tentación de su parte más extremista de volver al poder de la mano de los independentistas vascos. Aunque saben que sus votantes no son abertzales, y que sean o no de izquierdas quieren una Navarra en España, los cantos de sirena del separatismo llegan una y otra vez a ellos.
¿Y les va bien? La verdad es que no, y cada vez peor. Juan José Lizarbe como candidato perdió en 1999 y 2003, con Fernando Puras en el 2007, Roberto Jiménez perdió en 2011 y María Chivite perdió en 2015. Con Roberto Jiménez el PSOE pasará a ser sólo la tercera fuerza política en Navarra. Y si sus 9 escaños forales parecieron una catástrofe entonces, en 2015 han sido 7. ¿Cuál es la clave? A mayor radicalismo, a mayor cercanía a las posturas nacionalistas de unos y a las de extrema izquierda de otros, peor les va. Yendo a lo que nos ocupa, a mayor identificación con la Navarra Foral y y Española les ha ido mejor porque es lo que su gente quiere; y más extremismo y más nacionalismo, peor.
¿Cómo de peor? Tanto como para haber llegado a ser TERCER partido de Navarra, sin representación en las Cortes generales, e incluso en 2016 con el riesgo de ser hasta CUARTO, según como vaya el intercambio de favores entre Bildu, Geroa y Unidos Podemos. Un auténtico hundimiento.
Para la defensa de Navarra no es necesariamente bueno que se hunda o desaparezca un partido que, al menos un par de décadas, ha sido un centroizquierda más o menos respetuoso de las libertades y han respetado la españolidad de Navarra. El drama del PSOE es que algunos han fomentado el voto radical, que luego ha terminado en las arcas de podemos; otros han sido complacientes con el separatismo, y eso son votos para Bildu y Geroa Bai; y la gente normal que quiere una Diputación honrada y que funcione en una provincia bien organizada puede terminar votando a UPN o sencillamente no votando.
Por Navarra y por España, y aunque tengamos ideas políticas bien diferentes, habría sido mejor que el PSOE no viviese esta crisis. Si existe peligro de que los radicales tomen el poder es, por supuesto, culpa del mismo PSOE en los años anteriores, y también de UPN-PP, pero muchos preferiríamos ver un PSOE español y defensor de sus ideas respetando la libertad de todos en vez de ver sus votos en manos de los comunistas y proetarras que nos llevan al enfrentamiento civil.
Caius
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