Una decisión judicial ha suspendido, al menos legalmente, la retransmisión de las emisiones de ETB en Navarra. Euskal Telebista es, para quien no lo sepa, la radiotelevisión pública de la Comunidad Autónoma Vasca, con múltiples canales. La medida ha levantado en armas a los abertzales de Navarra, que están empleando todos sus medios para presentar la suspensión de la ETB como una agresión contra la libertad de expresión… cuando es todo lo contrario.
Ante todo, imaginemos que se tratase de un grupo mediático privado, de una empresa. ¿Se le dejaría emitir y retransmitir desde Navarra sin tener la correspondiente licencia, sin pagar por ella y ocupando el espacio radioeléctrico? Evidentemente no, los mismos que hoy claman a favor de la ETB se manifestarían contra esa violación de las normas y esa intrusión en las competencias del Estado y de Navarra. Pero por supuesto hay dos diferencias, y no pequeñas. Una, que una radio o una televisión privadas, ilegales, buscarían beneficios económicos, mientras que la televisión del PNV busca difundir sus ideas sabiendo que pierde dinero. Y otra, que esa ETB ha emitido en Navarra con cargo al dinero público de todos los vascos.
¿Y de qué libertad hablamos? Porque al emitir ETB por diversos medios utiliza un espacio que otras televisiones y radios podrían utilizar legalmente. Así que lo primero que hace ETB emitiendo en Navarra contra la ley y sin licencia es impedir que otros emitan en ese lugar. De manera que, aunque hablan de libertad, buscan difundir su visión de las cosas, contra las normas, e impiden que otros lo hagan, haciendo que además se lo paguen. ¡Menuda libertad!
La presentadora Ainhoa Lendinez en el recibimiento a Arnaldo Otegi, a la izquierda, y en su trabajo como periodista de ETB.
ETB no es una televisión pública ni imparcial ni ecuánime. No puede serlo una empresa pública que dedica enormes recursos a emitir en vascuence, aun sabiendo que es su parte más fracasada. Pero es que no emiten al servicio de la gente, sino para extender una lengua que identifican con su ideología. Y mientras en lo de la lengua les va francamente mal (nunca tanta gente supo euskera, ni tan poca gente lo usó cuando puede evitarlo), lo de la ideología triunfa. A base de partidos de fútbol y de pelota y de películas del Oeste, y de series caras y atractivas para tener algo de audiencia joven, difunden las ideas del nacionalismo, incluyendo el concepto mismo de Euskaherria y el apoyo a los etarras. Para ETB, son “presos políticos”, y se les apoya. En Navarra, además, ETB defiende desde siempre y por todos los medios la anexión.
ETB es una ruina, y ETB1 es un fracaso total. La cuestión no es que no debe verse en Navarra, porque no sólo no es navarra sino que agrede la identidad de Navarra imponiendo una opinión minoritaria y secesionista. Es de justicia que aquí sea ilegal. Pero es de pura lógica, salvo que usemos la lógica de una euskaldunberri frustrada y de Peralta como la presidenta Uxue, que una cadena arruinada y fallida como esta cierre. No cierra, y busca medios para seguir siendo vista en Navarra, simplemente porque es un proyecto político.
Pero si ETB nació y creció haciendo política contra Navarra lo que hay que preguntarse no es por qué UPN pidió su cierre en Navarra en 2015, sino por qué tardó tanto en pedirlo. Claro, décadas de gobierno cómodo, en las que no cambiaron ni la financiación de las ikastolas ni la zonificación proabertzale, han hecho que UPN quisiese poner cara “moderada”. Ah, cuánto se arrepintieron y qué tarde. Ahora se encuentran con manifestantes abertzales en la puerta de su sede hablándoles de “libertad”… Pudo haber dejado de haber ETB en 1986, pero han esperado 30 años más a darse cuenta de los peligros de dejar al enemigo de Navarra semejante control de los medios. Harán bien en pedir perdón de su blanda cobardía hasta ahora, y qué mejor modo que resistiendo en nombre de España a la invasión. También a la invasión televisiva de esa empleada de ETB en excedencia que no por casualidad se llama… Uxue Barkos.
Caius
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