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viernes, 10 de junio de 2016

El festival Tres Sesenta da un giro de 180º


España no destaca realmente por grupos de música que tengan un buen renombre internacional, pero podemos garantizar que por nuestro país ha pasado todo tipo de escena músical y grupos importantes. Que yo sepa, Pamplona no es un destino idóneo hoy en día para grupos musicales de alto nivel, pasando por el recordado Monsters of Rock que fue albergado en Pamplona y trajo grupos como Helloween, el cual rodó uno de sus videoclips más conocidos en Navarra. A expensas de saber qué sucederá con el Navarra Arena, los pocos conciertos que hay en Navarra tienen lugar en pequeñas salas o algún que otro pabellón.

San Fermín es una de las fechas perfectas para disfrutar de buena música en la Plaza del Castillo, habiendo también más zonas de música como Plaza de la Cruz y la Plaza de los fueros. Desconozco si se han aprovechado los Sanfermines como arma política en cuanto al ambiente musical, pero podemos garantizar que el único festival de música referente en Navarra esta siendo contaminado para convertirse en un nuevo “hatortxu” y tener un festival politizado por la vía abertzale cada dos meses.

El Tres Sesenta festival ha sido un claro referente en el género “indie”, teniendo en sus filas, en la edición del año pasado al dúo Pet Shop Boys, conocido mundialmente. En la edición de este año (con Bildu ya metido en el ayuntamiento), podemos ver como principales artistas al grupo Navarro Berri Txarrak. Mi pregunta es la siguiente, trayendo el pasado año a unos artistas de renombre internacional, ¿Por qué traer a un grupo NAVARRO que únicamente canta en Euskera? La respuesta es obvia. El día que salió a la luz esta decisión recibió todo tipo de críticas por parte de los seguidores de este estilo musical, críticas totalmente justificadas, porque esta gente se ha cargado el único festival que podría haber evolucionado a algo mayor y sin embargo, ha decrecido, y lo peor, está siendo usado como arma política.

Analizando los anteriores carteles del festival, antes dividido en tres días, el precio del abono era bastante superior al de este año, lo cual puede indicar un empeoramiento del cartel (o una subvención). Es obvio que los organizadores del evento son los que deciden qué grupos protagonizarán el festival, pero es muy delatador que este cambio tan radical suceda durante la alcaldía de Bildu. Es un hecho que los ayuntamientos de las localidades que acogen festivales meten mano para que la música sea del agrado de todos, en este caso, de sus monaguillos. Siendo bastante iletrado en este tema, entiendo que el estilo de Berri Txarrak no pega nada con la filosofía de este festival, sumándole una serie de composiciones que muestran simpatía con el terrorismo de ETA y habiendo sido un grupo vetado en diversos lugares debido a sus letras radicales.

Bildu (y el cuatripartito) es la pura antítesis del desarrollo, un festival que atrae entusiastas de toda la zona norte  y del resto de España, está convirtiéndose en una cutrez en la que la alcaldía está metiendo mano para su beneficio. No sólo lo podemos ver con la música, lo podemos ver cada día con la imposición del batúa, la hipócrita marginación al inglés y, mucho peor, a la enseñanza en castellano.

Preocuparse por trapitos y por lenguajes residuales es el objetivo número uno del gobierno y no van a cesar hasta que no haya una clara respuesta de la ciudadanía navarra ya que no sólo es un tema lingüístico y de identidad, sino tanto la sanidad, el paro y la ya mencionada educación ha empeorado increíblemente en un año de gobierno. Estos son los temas con los que tenemos que lidiar día a día, pero por lo que se ve, al populacho nacionalista se le apacigua con ikurriñas, conciertos proetarras, himnos que chirrían, vascuence y gorairuñeas (que próximamente veremos en el centro de Pamplona), quedando así conformes con el paro actual y la fábrica de ignorantes que denominamos "educación ideal" y que permite el fomento al odio a España desde párvulos.

Legio IX

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