Pakito el Sepulturero, el forense abertzale Paco Etxeberria, se ha convertido en la nueva estrella de la política navarra. Una política que el cuatripartito quiere centrar no en la voluntad y bienestar de la gente, sino en rencores, venganzas, símbolos y cadáveres. Una maravilla.
El dirigente terrorista de los Comandos Autónomos Anticapitalistas José Miguel Etxeberria, antes Echeverría, alias Naparra alias Bakunin, está desaparecido desde 1980. Su familia y amigos, los batasunos y otros etarras, y el abogado batasuno, muñidor de tantas cosas, Iñigo Iruin, quieren que se reabra su caso. Ahora bien, ¿qué caso? Un testimonio anónimo dice que según las “nuevas referencias”, el cadáver del criminal de la Transición está enterrado en un robledal de Francia, en Las Landas. Y el forense más querido por Barkos y por la obviamente imparcial Fundación Euskal Memoria quieren no sólo encontrar el cadáver -lo que es una buena y santa cosa, sino también identificarlo y decidir ellos quién lo mató.
¿Su fuente? Tan imparcial como Iruin y Etxeberria puestos juntos, el periodista Iñaki Errazkin citando una “fuente confidencial”. Sin pudor ninguno, claro que sí. El caso de la desaparición, confuso en cuanto a la culpabilidad si la hay, fue archivado en la Audiencia Nacional en 2014, 34 años después de la desaparición del terrorista en Ciboure (Francia) el 11 de junio de 1980. Según la legislación francesa (y en Francia se cometió el delito si hubo delito) no se puede reabrir; según la española sí se puede si es terrorismo u otro crimen contra la humanidad. Aunque tendrá gracia que se pongan a buscar un etarra muerto mientras cientos de sus víctimas siguen sin encontrar y de recibir justicia.
Iruin sabe perfectamente, porque ya entonces era un batasuno, de esa Herri Batasuna que por sentencia firme es parte de la banda ETA, que hubo en 1980 una serie de reivindicaciones -cuando menos improbables- del secuestro y muerte del etarra por el Batallón Vasco Español, una sigla de conveniencia de algún servicio de información. Y también sabe que entonces había una enorme batalla, no sólo teórica, entre ETA “militar”, que finalmente triunfó, y los Comandos Autónomos Anticapitalistas. Lo primero que hay que saber es si Etxeberria huyó o fue secuestrado o muerto; y después, sobre todo, quién lo mató. Estadísticamente, ETA ha matado más que nadie, ¿por qué no iba a matar a este disidente ultraizquierdista?
El hermano del desaparecido dice que “no hay tortura más cruel y prolongada que la que sufre la familia de un desaparecido”. Es verdad. Pero es curioso que Iruin y el forense de cabecera de Barkos se pongan a manipular la posible muerte de Bakunin y pidan para ello los medios del Estado, y que en cambio no se esfuercen en encontrar a los culpables de todos los crímenes impunes de ETA. ¿O es que Pakito el Sepulturero cree que “sus” muertos son más importantes?
Tampoco sería tan raro que lo hubiesen matado ellos mismos, en sus peleas. Ya lo hicieron en 1976 con Eduardo Moreno Bergareche (alias Pertur). Un criminal de ETA político-militar que consideraba que la lucha armada con la nueva democracia ya no era necesaria y menos los atentados indiscriminados. Zas. Si los mismos etarras Francisco Múgica, alias Pakito y Miguel Angel Apalategi, alias Apala, mataron a Pertur, ¿por qué ETA no iba a matar a Naparra? El cadáver de Naparra no se ha encontrado, tampoco el de Pertur. ¿Qué hace que a Pakito el Forense Sepulturero le interese más uno que otro?
Y si se aburren, los etarras siempre tienen abierta la vía de volver a empezar. La vía de volverse a matar entre ellos por sus peleas. Ahora mismo, en tensión interna con los disidentes combativos de Ibil y ATA, tienen muchas oportunidades. ¿Si desaparece el etarra militante Fermín Sánchez Agurruza gozará de la atención del letrado Iruin y del forense Etxeberria?
Además, Sánchez Agurruza es un hombre digno de la protección de la todavía presidenta Barkos y de su todavía consejero Mendoza. El líder de Ibil tuvo una condena de diez años en Francia por pertenencia a ETA hasta el año 2003, y sin embargo ejercía como maestro de escuela obviamente del beato modelo D en Urdax, Navarra. Una medallita más para los miedos de UPN. Qué haría que a principios de 2014 huyó a Francia y al parecer allí está intentando reconstruir un sector aún más radical de la banda. ¿Si desaparece echarán la culpa a los orcos, a los pitufos negros, al Batallón Vasco Español o asumirán que otros etarras más en la línea de Otegui y de Iruin han… hecho callar para siempre la disidencia?
Así que ETA ha advertido a “su” Sánchez Agurruza y mató a “su” a Pertur, pero Pakito el Sepulturero, con dinero de los navarros, se considera legitimado para buscar sólo a muertos del 36 -sólo de un bando- y a Naparra... y para decidir quién lo mató hace 4 décadas. Genial. Mientras tanto, a Barkos y “su” dirección general de Desmemoria y Propaganda se preocupan de buscar grupos políticos y sociales que redacten “un manifiesto contra el fascismo”. Que debe de ser el gran problema de Navarra hoy y el gran peligro de violencia, ¿verdad?
Caius
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