lunes, 3 de octubre de 2016

¿Paz y convivencia? Un negocio abertzale con dinero de los navarros


Esto es un negociete. O un negociote, más bien. Porque al final están hablando de dinero, de mucho dinero. Dinero que cobran de los ciudadanos navarros y de las empresas navarras y que se gastan en satisfacer sus propios gustos ideológicos y, si surge, la cartera de algún amigo…

Toda orgullosa, la consejera de Relaciones Ciudadanas e Institucionales Ana Ollo fue al Parlamento a explicar “las bases de la primera convocatoria de ayudas a entidades para actividades de reparación de víctimas”. Traducido al lenguaje común, eso significa “la primera convocatoria de ayudas navarra en la que los defensores de los etarras, de los terroristas, de los propagandistas del antidemocrático Frente Popular de un remoto pasado y de los adalides aquí de grupos totalitarios, guerrilleros y traficantes de todo el Tercer Mundo son puestos por encima de los defensores de España, del Estado y de las leyes, y por encima de las víctimas del terror”. Y no hay mucho más.

Por eso tuvo razón, aunque lo expresó muy mal, la pepera Ana Beltrán. Y no tuvieron razón en sus guiños, y no les servirán para nada, los de UPN y los del PSOE. Ellos están fuera del negocio. Las víctimas también. Esto es, como toda la consejería y como toda la banda de pueblo que toca dirigida por el director general de Paz, Convivencia y Propaganda Álvaro Baraibar, un coto cerrado para los amigos del Cuatripartito. Si son etarras y/o de extrema izquierda, mucho mejor.

Mientras tanto, el dinero que sobra de estos regalos entre amigos se gasta en avalar a Zeroa Multimedia para que no quiebre el Mentizias, en limpiar pintadas etarras sin indignarse, ni hacer que las paguen los que las hacen, en comprar ikurriñas y, en fin, en las cosas que importan. Total, ya tenemos la presión fiscal incrementada en un 7% (esencialmente en el IVA de la gente normal) para conseguir un 3% de recaudación más.

Y hará falta dinero, mucho dinero, si va a seguir “la labor del Gobierno de Navarra en materia de paz y convivencia”. Discretamente, algo apunta ya el batasuno Asirón. Este mes de septiembre, su ayuntamiento adjudicó a dedo (“procedimiento negociado sin publicidad”) el derribo de dos edificaciones en el II Ensanche y en el barrio de Rochapea, que han quedado fuera de planeamiento. Incluyendo las antiguas oficinas del Club de Tenis en la calle Monte Monjardín nº1, esquina con la avenida de Juan Pablo II. No por casualidad, la adjudicación ha sido para una empresa con amigos influyentes en ambos bandos, con buenas carteras y buenos tenedores, Construcciones Erriberri S.L.. Una empresa que ha pasado por muchos problemas muchas veces, y que se beneficia ahora de la amistad batasuna. Una empresa especializada en grandes derribos, no precisamente sólo los de unas oficinas. Una empresa que puede llevarse un dinerito o un dinerazo (a dedo, por qué no, también) si Barkos, Baraibar y Asirón perseveran en sus ideas y quieren derribar el edificio más grande que hay al lado del Tenis. O sea, Los Caídos.

Lo que pasa es que ese dinero, tanto como la verdadera memoria, no es de ellos, sino nuestro: delos navarros que resistimos en todas las formas posibles.

Caius

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