martes, 29 de noviembre de 2016

Es que yo sin ti, Enrique Martín; es que yo sin ti, Ángel Ardanaz… dice Indar Gorri a Osasuna


Se ha ido Enrique Martín. Pero sigue habiendo, aunque “oficialmente” no se habla de él, un “caso Osasuna”. Hubo un contrato con Flefield, revelado a través de los mensajes de Ángel Ardanaz - actual gerente de Osasuna -, en el que casi un millón y medio de euros cambiaron de manos ¿para amañar partidos? Lo decidirá el juez Fermín Otamendi.

Es escandaloso que el gerente de un club al que muchos navarros identifican como modelo sea investigado por falsedad de cuentas. Problemas de dinero hay muchos, y sólo en parte son culpa de la directiva pintoresca de Luis Sabalza y del gobierno batusi de Uxue Barkos. Hace muchos años que muchos políticos (Cuatripartito, PSOE, UPN o PP, todos igual) le perdonan todo a la directiva de Osasuna sea la que sea, y les dan dinero público para gastos de un club que es propiedad de sus socios. Se les han perdonado y chanchulleado impuestos, haciendo que los paguemos los demás. Se les ha aceptado en pago el Sadar, ahora Reino de Navarra, como si valiese algo, y total para que sigan usándolo ellos. Y alguno se ha hecho rico por el camino. Que sea Osasuna no es excusa para que los que se han llevado dinero lo devuelvan, para que los que han usado mal el dinero público lo devuelvan, y para los que han mentido o cometido delitos lo paguen.

Sobre todo por el bien de Osasuna, que si no quedará a la altura del barro, donde para muchos contribuyentes navarros está ya. Pero lo más escandaloso no es ni la situación deportiva, ni los delitos financieros, fiscales y económicos. Es la manipulación política, consentida y aceptada, del club navarro.

"El proyecto de Osasuna que empezó en la 15-16 no acabó ahora que me echan. Sigue con la idea de estar en 2020 en Primera, aunque ahora con un nuevo director de orquesta, al que le deseo toda la suerte". Y lo dijo Enrique Martín, en su primera comparecencia pública después de que fuese destituido como entrenador del club navarro. Tiene razón, y lo aplaudimos como aplaudimos el amor que tiene al club de sus amores. Pero eso no quiere decir ni que sea perfecto, ni mucho menos que todos los que lo aplauden sean perfectos. Es más,muchos que de mala fe usan el nombre del campeón de Campanas son auténtica carroña moral y ética.

Enrique Martín, militante de sus colores, salió del Sadar deseando suerte al nuevo entrenador Caparrós, "la suerte de Osasuna, el equipo de mi vida". Ha dicho que tras su destitución el presidente no le ha llamado. Mal, como mal está poner a Caparrós sin avisar y mal está no aclarar el pasado económico del club. Pero mucho peor es la posición del ex entrenador, y de la directiva de hoy y de ayer, respecto a la parte pro batasuna, policonsumidora, violenta y ofensiva de la hinchada.

Martín, en vez de comunicar su agradecimiento a la afición educada, se volcó una vez más con los ultras de Indar Gorri. “Muchísimas gracias. Ya no en lo deportivo, también en la salud, cuando me destituyen... Gracias a Indar Gorri por su ánimo al equipo y hacia mí, consiguieron con su canción que niños de 3 años la cantaran. No tiene precio que un niño me cante 'es que yo sin ti, Enrique Martin'...". Sin embargo sí tiene precio, don Enrique: el precio es que a usted lo han convertido en símbolo de Indar Gorri y de lo que ese grupo violento representa. El precio es que, con ayuda de usted, han convertido a Osasuna en lo que los abertzales y marxistas de Indar Gorri quieren que sea, una herramienta del separatismo antinavarro. El precio es que Osasuna, antes un club respetado en toda España, hoy es visto, gracias a ustedes, como representante del independentismo y apoyo de los criminales etarras, con miembros de la hinchada detenidos por ello, y por más cosas. Eso es el precio de no pensar en las consecuencias de los gestos, Enrique Martín.


Uno puede pensar que, bueno, al fin y al cabo son tres problemas separados que tiene Osasuna: la crisis deportiva, los delitos económicos y la hinchada batasunizada. Pero los tres problemas se unen. Germán Urabayen, presidente de la Federación de Peñas de Osasuna entre 2002 y 2014, es juzgado por un "delito continuado de apropiación indebida", con petición de 4 años y 6 meses de cárcel de la acusación particular, la federación. En paralelo, sus amigos de Indar Gorri politizan el club, ¿y cómo le van a defender si no es con una ikurriña? Y en paralelo la directiva del club se gasta su dinero y sus favores en apoyar a los hooligans proetarras, y el Gobierno de Navarra en hacer favores económicos a un club que no funciona en lo deportivo y que se hace abertzale en lo político.

Por supuesto que hay un “caso Osasuna”. Y la directiva plantea ahora un sistema de “prevención y control de delitos” para “desmarcarse de posibles irregularidades que empleados u otras personas vinculadas a la entidad pudieran cometer”, literalmente “
delitos contra la Hacienda o la seguridad social, amaño de partidos, apuestas ilegales, tráfico de influencias, corrupción o fraude en subvenciones”. Qué bien: así que si uno roba y lo pillan es culpa de él y si no lo pillan a veces será para el club, a veces para las peñas ikurriñosas y a veces para él. Pues deberían hacer lo mismo con otros delitos: crear un sistema para que, cuando alguien cometa desde las gradas de Osasuna un delito contra la nación española, haya inmediatamente condenados y culpables, y nunca vuelvan al estadio. Porque si ustedes no hacen eso, pagará el pato e-empezando por apología del terrorismo, sea en Elsasua o no- Enrique Martín, que pasaba por allí, lo pagará Osasuna y lo pagará toda Navarra.


Caius

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