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jueves, 15 de diciembre de 2016

Apreciaciones en torno a "el padre de Caín"


Recientemente la cadena del grupo mediaset Telecinco estrenaba la miniserie compuesta por dos capítulos "El padre de Caín", basada en la novela del mismo nombre escrita por el ex-Secretario de Estado socialista (inculpado por los GAL) Rafael Vera Fernández-Huidobro. En cuanto a ambientación histórica y otras cuestiones más de carácter técnico, nada que objetar, es más, para ser una producción española sorprende la calidad de la misma. En cuanto a la trama, o más bien, a los diálogos de los personajes y la línea argumental de fondo, resulta bastante decepcionante en el mejor de los casos, llegando de manera indirecta a asumirse parte de la visión separatista del supuesto "conflicto".

De hecho, cualquier profano en la materia, una vez visualizada la miniserie, le queda la sensación de que en la Comunidad Autónoma Vasca ha existido un conflicto fruto de una especie de "ocupación militar" por parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado. No es la única serie ni película rodada en los últimos años que nos impone un revisionismo muy negativo de nuestra historia, cuya última perla es la infumable (pueden ahorrarse la entrada nuestros lectores) y recién estrenada película de "1898, los últimos de Filipinas". Por eso se hace ineludible desmontar todas las falsedades que desde algunas instancias se muestran tan interesadas en propagar.

Pues bien, cuando el protagonista de la serie (teniente de la Guardia Civil) llega al cuartel de Inchaurrondo en la localidad guipuzcoana de San Sebastián, los mandos y compañeros del cuartel lo primero que le  trasmiten es que están en una especie de Vietnam/Fort Apache/El Álamo. La sensación que le pueda quedar al telespectador es que está visualizando una serie en la cual una potencia militar invade otro territorio (como sí ocurrió en Vietnam), cosa que es totalmente falsa en el caso que nos ocupa. El presunto "conflicto vasco" no enfrentó a vascos con españoles, sino a un grupo de españoles residentes en la CAV  (y en Navarra, e incluso otros territorios españoles), algunos de los cuales eran originarios de la CAV y otros procedentes de otras partes de España.

Pero la cosa no queda ahí, ya que tampoco es cierto que el terrorismo de las facciones etarras (ETApm, ETAm y Comandos Autónomos Anticapitalistas) también asesinaban por aquel entonces a políticos (de partidos como UCD o AP, y otros grupos más modestos como Falange o carlistas), o incluso bajo la mascarada de "chivato" o "camello" a personas que se mostraban manifiestamente hostiles con el proyecto de la etarrada en particular, y del secesionismo en general. Luego como se puede comprobar, el terrorismo etarra fue transversal, es decir, afectaba a toda la sociedad en su conjunto, y no era un conflicto entre dos territorios.

En otro momento de la serie, el protagonista en la cantina del cuartel comenta con los compañeros que los etarras cuentan con el respaldo de todo el "pueblo vasco", cosa que tampoco es cierta. La Comunidad Autónoma Vasca en la segunda mitad de la década de los 70 del pasado siglo contaba con una importante mayoría no secesionista, que si bien ha conservado electoralmente hasta la irrupción de Podemos, ha ido menguando por efecto de los expatriados, que algunos expertos cifran nada menos que en torno a 200.000 vascos que han tenido que emigrar de manera forzosa al resto de España (o incluso el extranjero) huyendo del totalitarismo separatista y de la incapacidad de las instituciones del Estado y de la sociedad en su conjunto de dar la debida respuesta política, social y legal.

Destripando parte de la serie, en el segundo y último capítulo, supuestamente en torno al 2001 el hijo del protagonista, recién salido de la academia de la Guardia Civil, siguiendo los pasos de su progenitor solicita como primer destino la CAV. Allí resulta asesinado por un comando etarra, lo que da la sensación de "prolongación del conflicto" en el tiempo. Sin embargo, con la visión del tiempo podemos percibir como una línea dura pero legal (ilegalización de todo el entorno legal etarra -partidos políticos, periódicos, asociaciones varias...-, medios policiales, legales y judiciales) como los emprendidos y ejecutados durante la etapa de Aznar, resultan efectivos para acabar con ese presunto "conflicto", lo que demuestra que lejos de encontrarnos con una nueva Argelia o Vietnam, estamos más ante la versión moderna de los facinerosos andaluces de Curro Jiménez o mexicanos de Pancho Villa.

Por otro lado, la etarrada no fueron los únicos que en aquellos años causaron estragos, otros grupos terroristas de inspiración marxista como el FRAP o el GRAPO (éste último intentó con sus crímenes durante la segunda década de los 70 una involución antidemocrática violenta dentro de su paranoia revolucionaria) también se dejaron notar, lo que demuestra que el "conflicto" fue más político (marxistas radicales contra el resto de españoles) que un conflicto meramente territorial Euskadi-España. A lo dicho, una serie bien ambientada y rodada, pero llena de incongruencias y con una línea de fondo muy mal trabajada. Viniendo de un político socialista encarcelado por corrupción y participación en la chapuza criminal de los GAL, no resulta de extrañar el bodrio, si además lo enmarcamos en un revisionismo televisivo de nuestra historia que pretende dejar a España a la altura del barro, menos todavía.

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