Magnífica, magnífica sesión el viernes 17 de febrero en Pamplona, sobre “las oportunidades que ofrece la Eurorregión a las empresas” ¿Y qué es una eurorregión? Un régimen de cooperación transfronterizo entre entes regionales de diferentes países de la Unión Europea. ¿Y esto qué tiene que ver con nosotros? En realidad, poco; pero para ciertos planes políticos mucho. Por ejemplo, claro, los planes de los aberchales.
Vino a Pamplona, invitado por el Gobierno de Uxue Barkos, Mathieu Bergé, consejero regional de la Región Nouvelle Aquitaine, y le hicieron hablar de “La Eurorregión Aquitania-Euskadi-Navarra, un gran espacio de cooperación en una perspectiva europea”. Fue acogido por el vicepresidente Manu Ayerdi, por el director general Pello Pellejero, y por la directora general de Política Económica, Empresarial y Trabajo del Gobierno de Navarra, Izaskun Goñi. Oficialmente, aparentemente, la iniciativa iba de “Una oportunidad de desarrollo socioeconómico para nuestros territorios”. Peor era mentira, la clásica mentira aberchale que sus supuestos enemigos más torpes están dispuestos a creerse. Pero no nosotros.
Unos días antes, Izaskun Goñi, directora general del Cuatripartito, dijo ¡en Diario de Navarra! que “esta eurorregión atlántica refuerza significativamente su posición en Europa”, que es “un área de referencia en Europa por su competitividad y su cohesión social” y que “las empresas navarras van a acercarse a proveedores industriales que ahora no encuentran o están más lejos”. Es el meollo del espectáculo, aparentemente: explicar a los navarros que con los éuscaros y con los aquitanos estamos mejor, económicamente.
Sin embargo, hay mucho más detrás. Lo primero, constatar que el Diario ya no resiste… Ante las políticas del Gobierno, les jalean la propaganda. Y es que primum vivere, aunque tenga que taparse a veces las vergüenzas, una pena.
Pero lo verdaderamente importante, lo que de verdad importa a Bildu y a Geroa Bai, es el “regreso” a la Eurorregión Aquitania-Euskadi-Navarra. Un símbolo, porque es –junto a la odiada Nación española, claro- el único espacio de unidad vasco-navarro. A los aberchales les importa muy poco el impacto económico del asunto, y lo usan sólo como cortina de humo. Lo que les importa es que vuelve a existir un organismo que, con la excusa que sea, “reúne a todos los vascos”.
Ya había existido antes. El Gobierno de Barkos solicitó el 21 de octubre de 2015 volver a la “Eurorregión Aquitania/Euskadi”. Navarra ya suscribió con ambas regiones un protocolo de cooperación en el año 1992, que después ha llevado a que se crease una Agrupación Europea de Cooperación Territorial. Pero sin Navarra: ante la evidencia de que los nacionalistas vascos daban un sentido político a esa cooperación que se suponía sólo económica, Miguel Sanz sacó a Navarra del invento. Y la mejor prueba de que tenía razón, de que era y es sólo un instrumento del nacionalismo, es la prisa que se han dado en volver.
Hay más pruebas. Basta ver las fotos amorosas de hace 25 años entre en jeltzale José Antonio Ardanza y el presidente napartarra de Navarra, Juan Cruz Alli. Ni eurorregión ni nada: estaban encantados de estar juntos, por otras razones. Ardanca, porque se cumplía su sueño abertzale de agarrar Navarra, y Alli porque, aunque metido en UPN, a duras penas ocultaba su tradición personal y familiar pro-vasquista. Una vocación amorosa con las Provincias que le llevó a la Eurrregión del mismo modo que le llevón, con la boina calada, a ir a un Nafarroa Oinez. Una política y una ambición que por cierto llevaron a la ruptura de UPN, a aquel corrupto tripartito precursor, a la primera ikurriña en un despacho de la Diputación. Ni región, ni economía: es un instrumento más de dominio vasquista, lo era entonces como lo es hoy.
Podemos cerrar los ojos a la realidad, como hacen muchos prudentes y timoratos, como hace una empresa en apuros como el Diario y como hacen políticos hábiles y sutiles (aunque menos de lo que creen) como Alli. Pero la realidad está ahí: la eurorregión así planteada tiene un sentido político. Y los que defendemos la identidad de Navarra –la única que hay, la española- sólo tenemos una cosa que pedir: que Navarra salga del invento, y no nos traguemos la propaganda. Aunque por supuesto preferimos el vino de Burdeos al chacolí de Guipúzcoa, y unas vacaciones cerca de La Rochela a unas cerca de Tolosa. Lo que no queremos es ver al presidente vasco metiéndole mano al nuestro, ni hace 25 años con Jon Gurutze ni ahora con Uxue.
Caius
VIVA NAVARRA- VIVA ESPAÑA
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