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jueves, 9 de febrero de 2017

La etarrización de la política española


Hasta hace unos pocos años, las agresiones a todo lo que signifique España estaban circunscritas a determinadas zonas de España, y en concreto, la Comunidad Autónoma Vasca, parte de Navarra y en menor medida la CCAA de Cataluña. A todo esto, llegó la crisis económica, los escándalos de corrupción y el abuso laboral de no pocas empresas públicas y privadas. Todos estos problemas que parecen enquistarse y padecen no pocos de nuestros conciudadanos, unidos a siete largos años de demagogia barata y sectarismo cutre de los ejecutivos de Zapatero, junto con alguna que otra torpeza del Rasputín de Moncloa (Arriola) han permitido que una coalición como Unidos Podemos cuente con 70 diputados, millones de votantes y cientos de miles de simpatizantes.

La formación morada en realidad recoge lo peor del PSOE, Izquierda Unida y sectores de ultraizquierda radical dispersos, sectores que siempre han sentido un gran resentimiento por la guerra civil (avivado más si cabe con la des-memoria histérica de Zapatero), un antiespañolismo trasnochado y unas posiciones tan proclives a los secesionistas que prácticamente se confunden con éstas. El anti-españolismo más o menos acusado es algo ya muy viejo, de hecho, se podría decir que fue Antonio Pérez del Hierro (1540-1611) el primero en sentar unas bases intelectuales de anti-españolismo radical y furibundo.

Imágenes de algunas de las recientes agresiones de la ultra-izquierda anti-España


Años más tarde surgirían otros siniestros personajes de nuestra historia, que por unas razones o por otras, fueron siguiendo la misma estela, algunos de los cuales contribuyeron activamente a la secesión de partes de España en América o Asia. Los nombres de todos ellos resultaría bastante exhaustivo, baste recordar personajes como Miranda, San Martin, Bolívar, Riego y su camarilla, Martí, los afrancesados que colaboraron con la ocupación bonapartista de España, algunos literatos de las generaciones del 98 y siguientes. A todo esto siempre habrá que añadir a los separatistas vascos y catalanes que fueron surgiendo sobre todo a partir de la I República. Si el anti-españolismo ha sido propio de personajes resentidos, protestantes, liberales, algún que otro tradicionalista resentido, secesionistas de todo tipo, hoy es la ultraizquierda la que ha tomado la bandera de la anti-España, y de hecho, resultaría francamente anecdótico encontrarse un ultraizquierdista que realmente se sintiera español.

Pues bien, la implantación y rápido crecimiento de Podemos por todo el territorio español ha supuesto la expansión de la plaga anti-española, que además, utiliza métodos nada democráticos. Recientemente hemos conocido fenómenos como el destrozo de una furgoneta en Madrid por llevar la bandera de España, la paliza a una chica que portaba una pulsera con la bandera española, o una segunda brutal paliza pocos días después también en Murcia de contenido similar. Hace unos años, llevar cualquier símbolo español podría suponer poner en riesgo tu integridad física en algunas partes de España, hoy esa lacra se ha extendido y la paliza te la pueden dar en cualquier parte.

Destrozar una nación y partirla en numerosos pedacitos y sucedáneos es algo muy serio como para jugar con fuego. No hay más que ver el lamentable estado en el que han quedado los Balcanes o los conflictos bélicos por cuestiones territoriales que todavía asolan toda la periferia de la antigua Unión Soviética. Aparte de demostrar el verdadero talante democrático y de tolerancia que demuestra gran parte de la izquierda española, desde el propio PSOE hasta los grupos más radicales. Por cierto, resulta curioso como los sanchistas y otros sectores del PSOE agitan el odio a la "derecha" del PP o incluso de Ciudadanos (a pesar de lo cual llegaron a un pacto Sánchez-Rivera o en Andalucía), y no tienen ningún empacho en pactar con la "derecha" del PNV un gobierno de coalición en la CAV.

La etarrización de la política española y de las calles, donde mamporreros arremeten contra todo lo que sea español, es algo muy serio, con una deriva profundamente antidemocrática y que de continuar así, desde luego no estarán lejos de emular aquel nefasto Frente Popular de febrero de 1936. La cuestión es lo suficientemente seria como para que Instituciones y ciudadanos tomen conciencia del problema, y exijamos tolerancia 0 ante estos hechos. De lo contrario, como la serpiente crezca mucho, correremos el riesgo de que nos acabe devorando. Por cierto, a los ultra-progres; si llevar una bandera española es algo "facha", suponemos que llevar una ikurriña o estelada también será "facha", carca y reaccionario, ¿o es que acaso existen dos varas de medir?. A estas alturas, que cada cual saque sus propias conclusiones.

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