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martes, 28 de marzo de 2017

La crisis se ha acabado y ETA no ha existido nunca (Los encapuchados en realidad eran los Reyes Magos)


Parece ser que para la extrema izquierda (Podemos, IU y sectores radicalizados del PSOE) la crisis ha llegado a su fin, o al menos, la emergencia social con la que tanto nos han bombardeado hasta hace un tiempo la habríamos superado. Y ello es fácilmente deducible al tenor de los acontecimientos, ya que, para la extrema izquierda es más importante suprimir la Misa católica emitida los domingos en TVE-2, hacer escraches al Páter de la Legión en Hospitalet, o impedir a cualquier precio que el autobús naranja de Hazte Oír ejerza el elemental derecho de libertad de expresión, que pelear por cuestiones de índole socio-laboral. Eso por no hablar que en el ofrecimiento que "el coletas" le hizo a Pedro Sánchez de un gobierno de coalición, la formación morada no pedía los ministerios mas sociales, sino aquellos que tienen que ver con la "inteligencia" (servicios secretos) y la seguridad, ósea, con el ejercicio de la potestad represiva del Estado.

Si bien es cierto que el pasado sábado 25 de marzo los podemitas salieron a la calle bajo la excusa de ciertas reivindicaciones sociales, lo cierto es que la acción política de la extrema izquierda no va centrada en cuestiones socio-laborales, sino más bien de otro tipo. Ideología de género, su memoria histórica, mundialismo alternativo (pero mundialismo a fin de cuentas) y negociación (con cesión y concesión incondicional) con los separatismos periféricos constituyen la agenda principal de la extrema izquierda española. De lo contrario, no se manifestarían una vez cada tres, cuatro o seis meses para darse una falsa pátina de "partidos obreros" mientras las verdaderas cuestiones socio-laborales continúan siendo laminadas por la globalización/mundialismo, centrando gran parte de su discurso y de su trabajo en cuestiones ya citadas de ideología de género o altavoz de los separatismos periféricos.



En la cuestión etarra y del separatismo (en sus múltiples frentes abiertos y los que permanecen a la espera) es donde se palpa las verdaderas intenciones y la catadura moral de la extrema izquierda española. Desde que las distintas Etas dieron su giro a la izquierda más o menos marxistoide (década de los 60 del pasado siglo), no solo se adaptaron a los tiempos y las modas ideológicas de su tiempo, sino que, se ganaron  numerosos admiradores y aliados dentro y fuera de España. Esta alianza no escrita de la extrema izquierda y todo el espectro separatista (incluyendo la fascinación que muchos radicales de extrema izquierda de toda España sienten por Eta y la kale borrika) ha permanecido inalterada durante más de 50 años. De hecho, en Navarra no hace falta que nos cuenten lo a gusto que están los podemitas y los cuatro gatos de IU/IE en el cutrepartito nacional-socialista panvasquista de Barkos.

Lo curioso es ver cómo el viejo marxismo y las distintas variantes "socialistas" han pasado de reivindicar causas socio-laborales y un intermitente internacionalismo proletario, a ser los mamporreros de la ideología de género. O cómo intentan casar internacionalismo proletario con separatismo burgués, al fin de cuentas los separatismos vasco, catalán y gallego no dejan de ser la reivindicación de regiones antaño más ricas que, creyéndose que todavía lo son aspiran, a separarse de otras regiones que creen más pobres. Y los adalides de los pobres, necesitados y menesterosos precisamente apoyando a quienes pretenden "dejar" en la estacada a otros compatriotas proletarios. Lo que todos ellos no saben (o no quieren saber), es que, ni las regiones separatistas van a ser más ricas fuera de España, ni las demás van a ser más pobres sin ellas.

Pablo Iglesias durante una visita a la asociación castrista y proetarra 'Euskadi-Cuba', en Bilbao

En este humilde blog consideramos que la crisis ha venido para quedarse, ya que, la globalización ha supuesto en la práctica que la riqueza y los polos de producción se han desplazado de Occidente a Asia. Por lo tanto, la crisis con mayor o menor virulencia se va a seguir dejando notar al menos por una larga temporada. Por eso, quitando media docena de manifestaciones al año, si no se realiza el análisis correcto y se intentan buscar soluciones, los problemas socio-laborales van a continuar, por mucho ruido que meta la extrema izquierda y el separatismo. En el fondo la clase trabajadora a la extrema izquierda (y no digamos a los separatistas) les importa un pimiento. Aspiran de nuevo al poder, y una vez obtenido éste, a esclavizarnos a todos los demás bajo un yugo (ejemplo reciente: Venezuela). Y quien no crea que esto es posible, que revise los libros de historia y la situación en la que se encuentra una parte nada desdeñable de la humanidad en estos momentos.

Por eso hoy más que nunca se hace imprescindible desenmascarar de una vez por todas a la extrema izquierda no solo con sus incoherencias, sino con todas sus falsedades. Hablemos alto y claro, la extrema izquierda (que tanto acusaba a los fascistas de ser antaño los mamporreros del capital) hoy son los mamporreros de aquellos poderes fácticos que pretenden liquidar la nación y la familia para suplantarlos por unos seres desconectados, individualizados y desnaturalizados, sin una familia, sin una escala de valores, sin identidad y sin nación, que puje a la baja en condiciones y derechos en un mercado global que prima la competencia sin alma, el consumo desaforado y el beneficio máximo de una pequeña oligarquía plutocrática cerrada. Desde luego que el futuro pinta complicado, y la extrema izquierda en Occidente parece trabajar más como mamporreros del "Capital" que como alternativa al mismo. Y en los países latinoamericanos en los cuales se hicieron con el poder, al final van a acabar dejando tan arrasados dichos países que el colonialismo anglosajón, árabe, ruso o chino podrán desembarcar en dichas naciones de aquí a poco con todo el trabajo hecho por quienes habían venido a crear el "paraíso terrenal".

Entrevista a la escritora Gloria Álvarez por el libro 'Cómo hablar con un progre'

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