No hay nada más aburrido y
previsible que una manifestación del primero de mayo; incluso en la siempre
temperamental Pamplona.
Por tener, ayer uno de
mayo de 2017, tuvimos hasta tres manifestaciones distintas; cada una con su
recorrido, su historia y su idiosincrasia.
La de los sindicatos del
régimen, es decir, CC.OO. y UGT, transcurrió como todos los años: con un
marcado carácter “festivo”. Y es que lo de la “acción directa”, el impulso
revolucionario y demás excesos verbales, pasó a la historia.
Haciendo números, en torno
a la asistencia, se deduce que ni siquiera se personó una mayoría de sus
delegados sindicales y liberados (¿de qué?, de trabajar, faltaría más). Pero
ahí estaban: casi todos/as perfectamente reconocibles como “liberados/as” y
demás estómagos agradecidos. Gentes de mediana edad, saludándose, abrazándose,
colocándose cariñosamente las pegatinas unos a otros… Pero muchos no esperaron
hasta los tediosos discursos finales del evento, optando por dejar la marcha y
repartirse por los bares del casco viejo, celebrándolo como mejor se hacen
estas cosas: en compañía de la familia, con unas cervecitas y los siempre
sabrosos y reconstituyentes pintxos; que ser de la clase obrera no está reñido
con vivir bien, oiga.
Con toda seguridad, a los
siempre bisoños e inexpertos chicos/as de la UJCE –las juventudes del PCE-,
reunidos en torno a un centenar, tamaña desviación
«revisionista-claudicante-pequeño burguesa-gastronómica» les habrá parecido
deleznable; sobre todo a los tres que gritaban “les pique a quien les pique,
partido bolchevique”. Pero criaturas, ¿queréis ser bolcheviques en el PCE? Pues
lo tenéis claro. Si sobrevivís a la lectura de los informes de los diversos
comités del partido, a su reflexión, debate, conclusiones y práctica, cientos de
folios más que aburridos y reiterativos, miles acaso…, se os habrán quitado las
ganas de cualquier ejercicio revolucionario. Ser joven y estar en el PCE, hoy
día, es como ser niño y rechazar una golosina: es increíble. Por antinatural. Y
ello sin necesidad de recordarles que forman parte del entramado agónico de una
ideología genocida cuya apología debiera estar perseguida por el Código Penal.
La manifestación de los
sindicatos radicales -ESK, STEE-EILAS, Solidari, CGT, CNT- parecía una
procesión de funcionarios camino de la ceremonia de su jubilación. Tan serios
marchaban, ellas y ellos, rememorando tiempos mejores, que ni siquiera coreaban
esos eslóganes que siempre les caracterizó; sí aquellos de “obrero despedido,
patrón colgado” y similares, que tanto animaban aquellas memorables jornadas.
Pero nada divertidas, nada de nada, marchaban entre ellos una decena de
empleadas domésticas –hispanas, para más señas- que coreaban “tenemos sueldo,
pero no jubilación” ante la general indiferencia. Esperemos que estas mujeres
se sumen, en otras convocatorias futuras, a compañeros más entusiastas; pues si
dependen de éstos, seguirán currando sin jubilarse jamás. Y en sus casas
(aunque fueren de protección oficial precio tasado).
La de LAB siempre reserva
sorpresas, un clásico. De modo que en NavarraResiste.com también damos cuenta
del “numerito”, ya preanunciado, de las placas; claro que si hubiera sido otro
“colectivo” el que las hubiera retirado –robado, pues hubo violencia contra las
cosas- ya estarían sus autores disfrutando de las comodidades de los calabozos
pamploneses y de los bocadillos de mortadela suministrados en tan largas noches
en compañía de otros aventajados adalides de la innovación social.
Pero destaquemos que,
finalmente, los de LAB ya han diseñado el paraíso vasco de la clase
trabajadora: “35 horas, 1.200 euros”, es lo que voceaban. Pues, la verdad, para
este viaje no hacían falta tales alforjas: ¡así no hay vasco o vasca que salga
de Euskadi para subir montañas!; salvo cuatro privilegiados. Que los Alpes y el
Himalaya están muy caros…
También han resultado
enternecedoras esas pancartas de LAB que reclamaban la “soberanía” en diversos
planos como respuesta al actual estado de cosas y el maltrato sufrido por la
clase obrera. Sorprendente: la misma receta que el Partido Comunista Portugués…
y Marine Le Pen. De hecho, fue un socialista francés, Jean Jaurès, el que decía
que “la patria es el único bien de los pobres”. Será por ello que los
trabajadores franceses han abandonado al PCF, el PS y la CGT, para votar
mayoritariamente al Frente Nacional; quien denuncia que “la izquierda francesa
ha traicionado a la clase trabajadores”. Cosas veredes, hermano Sancho...
Pero en Navarra, como en
el resto de España -mal que les pese a la mayoría de los precitados-, los
sindicatos de trabajadores todavía disfrutan de un cierto peso e implantación
sistémica. Una circunstancia realmente sorprendente, no en vano la financiación
de estos sindicatos, que tienen una de las afiliaciones más bajas de Europa, es
casi totalmente pública. Y quien paga, manda. De modo que sus fervores
revolucionarios siempre estarán condicionados… por los presupuestos generales
del Estado y los de las autonomías. Unos sindicatos que, en el plano laboral,
siguen la misma lógica estructural y corrupta de los partidos políticos al uso:
derivando a ser meros apéndices de las administraciones, a merced de los
caprichos e intereses del poder estatal y de sus amigos mediáticos y de las
finanzas internacionales. De hecho, ¿no han observado que Podemos ha sido
incapaz de montar un sindicato afín, pese a haberlo intentado? ¿La causa de tal
contradicción?: que el régimen, en este plano, todavía está muy consolidado;
pues su enorme red clientelar, el modus vivendi de cientos de miles de
liberados, la afiliación como requisito imprescindible para acceder a muchas
empresas (“buena referencia” de docilidad), y demás mecanismos de perpetuación
de semejantes estructuras parasitarias, juegan con el pan –y la vivienda,
ayudas sociales, subsidios, etc.- de mucha gente sencilla.
Por ello, cuando ayer
algunos se atrevían a gritar “el pueblo unido jamás será vencido”, se les
escapaba una sonrisita irónica; pues, mirando alrededor, no tenían más remedio
que preguntarse: ¿pero, dónde está el pueblo? , porque lo que es aquí, no.
Sila Félix
Pues hubo una cuarta mani: ELA, en la plaza de la Cruz de Pamplona, denunciando a los políticas antisociales. "Ellos", que en un alarde de sectarismo hace años que eliminaron el STV que seguía a ELA: "ELA-STV
ResponderEliminar