El
diario GARA, en su edición del pasado 5 de mayo, calificaba al sindicato
agrario UAGN (Unión de Agricultores y Ganaderos de Navarra) como “afín al
régimen” en su información acerca de las supuestas irregularidades que
afectarían su gestión en los cursillos formativos; una manera muy dialéctica y
un tanto sibilina de señalarlo… y estigmatizarlo a todos los efectos.
Que
los cursillos de formación constituyen una fuente irregular y corrupta de
financiación de los sindicatos, y de particulares que pescan en río revuelto,
no es un secreto para nadie. Que se deben perseguir e impedir tales corruptelas
nadie lo duda: nosotros tampoco, desde luego. Caiga sobre estas prácticas, sus
autores y cómplices, todo el peso de la Ley; y que se modifiquen y endurezcan
las normas reglamentarias que, ya por existencia de lagunas, ya por sus laxos
controles, amparaban tales tropelías.
La
cuestión es, ¿por qué ahora “salta” la liebre? No en vano, en el mundo de la
política cuentan las causalidades, no las casualidades.
Tan
preciso tratamiento informativo, por parte de GARA –un discreto, pero no por
ello menos eficaz ejercicio de agit-prop-, confirma que el panvasquismo
nacionalista, en sus diversos brazos mediático, activista e institucional, ha
levantado la veda contra otra entidad civil más desafecta a su proyecto
político. Es el momento: a por él.
Así,
en el ámbito institucional, en respuesta a una pregunta de Adolfo Aráiz, líder
y comisario de EH Bildu (de Sortu, especialmente) en el cuatripartito, Uxue
Barkos reveló, el 4 de mayo, que el Gobierno de Navarra valoraba ejercer la
acusación particular en las diligencias abiertas en el Juzgado de Instrucción
Nº 1 de Pamplona y en cuyo origen estarían las denuncias de tres trabajadoras.
Nuestra
presidente informó, de paso, que el Departamento de Desarrollo Rural viene
colaborando con la investigación judicial ¡y la Guardia Civil!; lo que, en
realidad, no es nada excepcional, pues no podía ser de otro modo. Además, se estarían
examinando los controles realizados sobre las ayudas percibidas por UAGN y sus
entidades dependientes, caso de Fundagro y la Asociación de Mujeres rurales. No
deja de ser significativo, a la par de nada elegante, que tales controles no se
extiendan a otras entidades agrarias que se desenvuelven en el mismo entorno
legislativo y sus pertinentes y consolidadas prácticas burocráticas. Nos
referimos al sindicato rival, el abertzale EHNE (Euskal Herrikok Nekazarien
Elkartasuna).
De
este modo, lo que inicialmente se planteaba como un supuesto escándalo
directamente relacionado con los cursillos de formación –uno más, esta vez en
Navarra-, por indicación de GARA y la acción gubernamental se ha convertido en
un ataque en toda regla a un actor social marcado como desafecto y por ello
“prescindible”.
Con
tales actuaciones, tan dispares pero coincidentes en sus objetivos finales, se
pretende tres cosas. La primera, si bien doble, “tapar” el escándalo judicial
de las dietas de Uxue Barkos y de la refinanciación del Boletín Oficial de
Guipúzcoa, perdón, queríamos decir Diario de Noticias. Segunda: torpedear el
liderazgo del líder regionalista Javier Esparza. Tercera: acabar con el
predominio asociativo en el agro navarro de una organización que lo estructura,
en buena medida, particularmente próxima al PSN-PSOE y, en menor medida, a UPN.
Por ello GARA lo marcó como “afín al régimen”, que es su manera característica
de señalar a quien concibe y trata de “enemigo” a batir, también desde su
neolenguaje. Tres pájaros de un tiro: chapeau!
El
panvasquismo separatista –tanto el supuestamente moderado y “burgués”, como el
radical de estructura marxista-leninista- concibe la sociedad civil como una expresión
domesticada y teledirigida de los partidos. Una competencia compartida y
extensible, en el momento propicio a sus fines, a las administraciones públicas
una vez infiltradas y domesticadas. Y siempre al servicio de su ideología “emancipadora”;
la característica perversión propia de los estatalismos intervencionista en su
deriva totalitaria.
En
coherencia con lo anterior, los separatistas no admiten la existencia de
entidades civiles autónomas, del signo que sea o de la actividad que fuere. De
ahí que, por ejemplo, en el ámbito de la cultura, si se realizan actividades propias
de este entorno que no estén en línea con las ideas-fuerza del separatismo,
denominen a sus impulsores como “agitadores sociales”. Por contra, a los
propios les califican “agentes” o “técnicos” culturales; lo que ya es bastante
gráfico y selectivo.
No
es de extrañar que, desde tal perspectiva totalitaria, a la UAGN, corrupta o
no, se le califique en todo caso de “afín al régimen”. Un régimen –se refieren con
tal expresión al supuestamente construido por UPN y “las caducas fuerzas
españolistas”, que ya estarían “desmantelando” desde el “cambio” inaugurado con
el acceso de Barkos a la presidencia del Gobierno-, que quieren suplantar y
subvertir en ese proceso gradual que denominan eufemísticamente de
“construcción nacional”; lo que conlleva la destrucción del precedente y la
configuración de uno nuevo de raíces y efectos totalitarios y liberticidas.
Todo
un ejercicio, ciertamente, de virtuosismo literario al servicio de una
dialéctica y múltiples acciones perversas.
Sila Félix
No hay comentarios:
Publicar un comentario