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miércoles, 10 de mayo de 2017

La UAGN en el punto de mira del separatismo


El diario GARA, en su edición del pasado 5 de mayo, calificaba al sindicato agrario UAGN (Unión de Agricultores y Ganaderos de Navarra) como “afín al régimen” en su información acerca de las supuestas irregularidades que afectarían su gestión en los cursillos formativos; una manera muy dialéctica y un tanto sibilina de señalarlo… y estigmatizarlo a todos los efectos.

Que los cursillos de formación constituyen una fuente irregular y corrupta de financiación de los sindicatos, y de particulares que pescan en río revuelto, no es un secreto para nadie. Que se deben perseguir e impedir tales corruptelas nadie lo duda: nosotros tampoco, desde luego. Caiga sobre estas prácticas, sus autores y cómplices, todo el peso de la Ley; y que se modifiquen y endurezcan las normas reglamentarias que, ya por existencia de lagunas, ya por sus laxos controles, amparaban tales tropelías.

La cuestión es, ¿por qué ahora “salta” la liebre? No en vano, en el mundo de la política cuentan las causalidades, no las casualidades.

Tan preciso tratamiento informativo, por parte de GARA –un discreto, pero no por ello menos eficaz ejercicio de agit-prop-, confirma que el panvasquismo nacionalista, en sus diversos brazos mediático, activista e institucional, ha levantado la veda contra otra entidad civil más desafecta a su proyecto político. Es el momento: a por él.

Así, en el ámbito institucional, en respuesta a una pregunta de Adolfo Aráiz, líder y comisario de EH Bildu (de Sortu, especialmente) en el cuatripartito, Uxue Barkos reveló, el 4 de mayo, que el Gobierno de Navarra valoraba ejercer la acusación particular en las diligencias abiertas en el Juzgado de Instrucción Nº 1 de Pamplona y en cuyo origen estarían las denuncias de tres trabajadoras.

Nuestra presidente informó, de paso, que el Departamento de Desarrollo Rural viene colaborando con la investigación judicial ¡y la Guardia Civil!; lo que, en realidad, no es nada excepcional, pues no podía ser de otro modo. Además, se estarían examinando los controles realizados sobre las ayudas percibidas por UAGN y sus entidades dependientes, caso de Fundagro y la Asociación de Mujeres rurales. No deja de ser significativo, a la par de nada elegante, que tales controles no se extiendan a otras entidades agrarias que se desenvuelven en el mismo entorno legislativo y sus pertinentes y consolidadas prácticas burocráticas. Nos referimos al sindicato rival, el abertzale EHNE (Euskal Herrikok Nekazarien Elkartasuna).

De este modo, lo que inicialmente se planteaba como un supuesto escándalo directamente relacionado con los cursillos de formación –uno más, esta vez en Navarra-, por indicación de GARA y la acción gubernamental se ha convertido en un ataque en toda regla a un actor social marcado como desafecto y por ello “prescindible”.

Con tales actuaciones, tan dispares pero coincidentes en sus objetivos finales, se pretende tres cosas. La primera, si bien doble, “tapar” el escándalo judicial de las dietas de Uxue Barkos y de la refinanciación del Boletín Oficial de Guipúzcoa, perdón, queríamos decir Diario de Noticias. Segunda: torpedear el liderazgo del líder regionalista Javier Esparza. Tercera: acabar con el predominio asociativo en el agro navarro de una organización que lo estructura, en buena medida, particularmente próxima al PSN-PSOE y, en menor medida, a UPN. Por ello GARA lo marcó como “afín al régimen”, que es su manera característica de señalar a quien concibe y trata de “enemigo” a batir, también desde su neolenguaje. Tres pájaros de un tiro: chapeau!

El panvasquismo separatista –tanto el supuestamente moderado y “burgués”, como el radical de estructura marxista-leninista- concibe la sociedad civil como una expresión domesticada y teledirigida de los partidos. Una competencia compartida y extensible, en el momento propicio a sus fines, a las administraciones públicas una vez infiltradas y domesticadas. Y siempre al servicio de su ideología “emancipadora”; la característica perversión propia de los estatalismos intervencionista en su deriva totalitaria.

En coherencia con lo anterior, los separatistas no admiten la existencia de entidades civiles autónomas, del signo que sea o de la actividad que fuere. De ahí que, por ejemplo, en el ámbito de la cultura, si se realizan actividades propias de este entorno que no estén en línea con las ideas-fuerza del separatismo, denominen a sus impulsores como “agitadores sociales”. Por contra, a los propios les califican “agentes” o “técnicos” culturales; lo que ya es bastante gráfico y selectivo.

No es de extrañar que, desde tal perspectiva totalitaria, a la UAGN, corrupta o no, se le califique en todo caso de “afín al régimen”. Un régimen –se refieren con tal expresión al supuestamente construido por UPN y “las caducas fuerzas españolistas”, que ya estarían “desmantelando” desde el “cambio” inaugurado con el acceso de Barkos a la presidencia del Gobierno-, que quieren suplantar y subvertir en ese proceso gradual que denominan eufemísticamente de “construcción nacional”; lo que conlleva la destrucción del precedente y la configuración de uno nuevo de raíces y efectos totalitarios y liberticidas.

Todo un ejercicio, ciertamente, de virtuosismo literario al servicio de una dialéctica y múltiples acciones perversas.

Sila Félix

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