Hace
un par de días, Eradio Ezpeleta, uno de los rostros más veteranos de UPN,
escribió un artículo titulado “Toca implicarse” (http://navarra.elespanol.com/opinion/eradio-ezpeleta/toca-implicarse/20170502094449112847.html).
Al
no estar subtitulado en portada, del digital en cuestión, ingenuamente más de uno
pensaría que, acaso, se tratara de una invocación a que su partido saltara al
ruedo, a la calle, y/o pisara el acelerador de una oposición parlamentaria y
municipal que debieran ser implacables y machaconas. La situación lo exige. Y
si espera, únicamente, a cosechar los réditos electorales de los errores del
cuatripartito, pues a lo mejor se dan –nos damos todos- un buen susto. Pues no,
lo leímos de arriba a abajo, de derecha a izquierda y, ¡sorpresa!, nada de lo
anterior.
Eradio,
en esta ocasión, reflexionaba en torno a una de esas terroríficas agresiones
sexuales perpetradas en nuestra tierra. Muy bien: siempre hay que estar alerta,
no bajar la guardia, denunciar equívocos, poner los puntos sobre las íes,
pensar soluciones e implicarse todos y todas.
El
problema es cuando para expresar todo ello se emplea el mismo lenguaje y los
mismos conceptos que, por ejemplo, la Secretaría Confederal de la Mujer de
Comisiones Obreras o la feminista de toda la vida Tere Sáez (esa, la que nunca
apoyó a las chicas agredidas en Alsasua porque sus parejas eran guardias
civiles y, por el contrario, sí se solidarizó con los cabestros; ¡viva la
solidaridad feminista!). Y que conste que la entidad mencionada y la susodicha
parlamentaria podemita están en su derecho de evangelizar dónde y cómo quieran.
De
hecho, uno de los párrafos de Eradio es digno del programa más deconstructor
(palabro de moda y de lo más efectivo) que se precie: «Es preocupante como la
adolescencia y juventud actual no reconocen la desigualdad y la discriminación
y cómo consideran que la igualdad ya es real. No entienden las medidas
referidas a la igualdad y cerca del 65% de los varones las considera
discriminatoria hacia los hombres. Es necesario hacer explícitas las discriminaciones
existentes». Vamos a ver. Si una legislación –en España la penal, civil, social
y administrativa- establece la “discriminación positiva”, en este caso de las
mujeres, será que para los demás sujetos jurídicos afectados directa o
indirectamente (los previsibles varones agresores, divorciados, etc.) será
discriminación negativa, es decir, contraria a la igualdad ante la Ley (pero,
¿no somos todos iguales según recita la Constitución?). Pues ya ven: Eradio
Ezpeleta más feminista que Tere Sáez. Quién te ha visto y quién te ve; y más nosotros,
que te conocimos de catequista…
Lo
que no es de recibo es que un representante veterano de UPN emplee acrítica y
mansamente los conceptos elaborados por una, en principio, ajena “ideología de
género”. Si se asume el escenario propuesto por los ideólogos de moda, tal
elección predispone el éxito de la empresa cultural ajena y el fracaso de quien
se queda fuera o a la zaga. Ya se sabe: el poder de las palabras como creadoras
de representaciones mentales y los pertinentes cambios socio-culturales.
Estamos hablando, pues, de la revolución antropológica actual, fruto de lo que
se viene llamando gramscismo cultural, que se vive día a día en este momento
histórico acelerado, transgresor e iconoclasta. Y posmoderno, faltaría más.
Si UPN abrazase el feminismo radical, ¿ganaría votantes o los perdería?
Y
si no tienen claro de qué va el tema, una propuesta de texto explicativo del
tema y de sus consecuencias, ajeno además, a esta casa: http://www.navarraconfidencial.com/2017/03/05/para-entender-la-ideologia-de-genero/.
UPN
siempre ha sido un partido de centro-derecha. Su inspiración procedía del
humanismo cristiano, el regionalismo español, el liberalismo-conservador… ¿O me
estoy equivocando y sus fuentes proceden de Lenin, Marcuse, Adorno y Betty
Friedan?
La
ideología de género no es una construcción neutral. Afecta a la manera de
entender el mundo, las relaciones interpersonales, los afectos, la legislación:
a todo.
Un
ejemplo. Eradio habla de “violencia de género”. Vale, es lo políticamente
correcto. Muy moderno y progre. Pero, ¿se dan cuenta que desde este concepto se
desprecia o ignora a la violencia sexual, física o psicológica perpetrada entre
otros sujetos? Por ejemplo entre parejas homosexuales, o bisexuales, o trans...
pero también las agresiones sufridas por varones de parte de sus parejas
feministas, que también las hay (sorprendentemente, las estadísticas al
respecto nunca están disponibles).
Pero,
tememos, sea más sencillito seguir la ola y escribir, acaso también pensar, lo
que se percibe como mayoritario; o políticamente correcto: el pensamiento
único.
¿Por
qué desde UPN y el centro-derecha navarro no se es más valiente y se sirven del
concepto de “violencia doméstica”, más descriptivo, inclusivo, desideologizado
y realista? Claro, no es “popular”, “no es fácil”, “te ponen en la lista”, etc.
“No hay que perder votos; que las cosas están muy, pero que muy mal”.
Un
alto dirigente de UPN al que le preguntamos, hace unos meses, qué pensaba de la
“maternidad subrogada”, confesó que no tenía criterio. Alucinante. Pues un
consejo: si se les plantea la cuestión -con sus afiliados, en el parlamento o
dónde sea- pregúntense: ¿admitiría la esclavitud temporal para el pago de una
deuda? ¿No? Pues aquí pasa lo mismo. Por mucho que se afirme que únicamente se
permitirían las “subrogaciones” sin ánimo de lucro, ya sabemos lo que pasa: los
poderosos pagan y el débil traga. Y, ¿a qué viene esto? Pues que los debates
políticos y culturales siempre pueden intentar abordarse desde otra
perspectiva, sin complejos, sirviéndose de otro lenguaje, rompiendo esquemas.
Pero tales recursos de nada sirven si no se es valiente.
Lo
cierto es que para este viaje a la “ideología de género”, no hacían falta estas
alforjas que seguro horrorizan a buena parte de la base social y electoral de
UPN.
Sila Félix
No por segur la cresta de la ola se suman votos. Pero los matemáticas también son importantes. Y siempre se podrá votar en conciencia a otra opción, incluso abstención activa o voto en blanco. Somos ciudadanos, de modo que no nos debemos a los políticos: es al revés.
ResponderEliminarAntiguamente si, los políticos se debían a nosotros pero actualmente se han convertido en la Burguesía Medieval que tiene control sobre la vida de nosotros, los plebeyos pues una persona en el paro, desahuciad de su casa y sin seguridad social no nos dirán que no está condenada a morir, aunque los burgueses no pongan el lazo de la horca.
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