Si
usted es pamplonica y cree vivir en la Zona Mixta según la Ley del Vascuence de 1986,
está en un error. Primero, el Régimen de Barkos-euskoguay erregimena ha
cambiado de nombre a la Ley :
Ahora se llama “Ley del Euskera”, así, porque ellos lo valen. En segundo lugar,
el
Decreto Foral que están cocinando para meter el vascuence en la Administración
convertirá Pamplona en zona vascófona “de facto”. Todo sin
necesidad de derogar la Ley
de 1986 ni modificar la
LORAFNA /Amejoramiento del Fuero, que serían palabras mayores
y quizás provocarían una honda fractura social y el consiguiente desgaste
político, especialmente para IE/IU y Podemos.
¿Cómo
se hará esto? Sencillísimo. Bastaba con darse cuenta de que la mayor parte de
las oficinas/hospitales/empresas públicas con funcionarios están en
Pamplona. En el artículo 2 del Decreto a
eso se le define como “servicios centrales”.
Es decir, “todo servicio o atención que, independientemente de la zona lingüística en que esté ubicada, sea de carácter general para toda la población
o se preste para la población residente en una zona lingüística desde otra zona
lingüística”.
En el
artículo 3 se dice que, en esos “servicios centrales” (léase Pamplona), el objetivo del decreto será “posibilitar el
empleo del euskera y del castellano como lenguas de servicio a la ciudadanía, y
establecer los criterios de uso lingüístico para dichos servicios”.
El
capítulo I del Título II está dedicado a cómo deberá utilizarse el vascuence en
los “servicios centrales”. Así, vamos viendo que las comunicaciones,
formularios y notificaciones externas se
redactarán de forma bilingüe.
Bastará con que la oficina pública interlocutora esté situada en una
zona donde el vascuence sea lengua oficial o “lengua de uso social” (gran definición geográfica).
En
cuanto a la ciudadanía, las comunicaciones de los “servicios centrales” que se
le envíen deberán redactarse de
forma bilingüe. Si un expediente se inicia en vascuence por una persona o una
empresa, toda la documentación que se derive tendrá que ser bilingüe también. Y en lo que respecta a la atención
oral, los “servicios centrales” garantizarán
el ejercicio del derecho de la ciudadanía a ser atendida en vascuence. En
cuanto a los rótulos e imagen gráfica, dice que todo elemento general de
comunicación pública de la
Comunidad Foral de Navarra “reflejará su realidad bilingüe” (aquí es cuando se toma la parte
por el todo así, por decreto).
Todo
esto, de aprobarse y aplicado al funcionariado en Pamplona, supondría que se
abriría la puerta a la exigencia de conocimiento del vascuence de manera
discrecional a cuantas vacantes se vayan generando y ofertando a contratación y
a Oferta Pública de Empleo. Pero no piensen los que tienen plaza de funcionario
que no les llegará el turno, puesto que, de entrada el Decreto posibilita la
movilidad forzosa en caso de que el puesto de trabajo se convierta en puesto de
obligatoriedad de conocimiento de vascuence y, por lo tanto, se le pueda mover
al funcionario a otro puesto que no lo requiera. Pero no sería más que el principio
del calvario, ya que, una vez asentada la norma, la pretensión de los
anexionistas panvasquistas es que el vascuence se convierta en idioma
obligatorio no solo para el acceso a un puesto de trabajo del empleo público,
sino también una vez obtenida la plaza.
Ya
en el mes de marzo 2017 el Sindicato Médico expuso estas opiniones en su blog.
El
Consejo de Navarra ya ha emitido su dictamen y,
precisamente, uno de los varapalos
al Decreto lo da en el artículo 25.2, el que dice cómo se determinará el número
y características de los puestos de trabajo bilingües. Después de decir que no se ajusta a los principios
constitucionales ni jurisprudenciales que regulan el uso de lenguas vernáculas
junto con el castellano, exige que el Decreto “incorpore a su contenido dos
elementos esenciales para su validez jurídica, cuales son la referencia a la
realidad sociolingüística y a la zona en la que radique el puesto de trabajo de
referencia”. Y sigue diciendo que, en los términos en los
que está redactado, no existe ninguna
diferencia a la hora de regular los puestos de trabajo que,
prioritariamente, deberían tener perfil obligatorio de conocimiento de euskera
en la zona vascófona, en la zona mixta y en la zona no vascófona, cuando la
realidad sociolingüística y los objetivos de la Ley del Vascuence son diferentes en atención al
uso y conocimiento de las lenguas.
El Régimen de
Barkos-euskoguay erregimena ya se ha apresurado a recordar que el Dictamen no es vinculante. Vamos, que van a
hacer de su capa un sayo. Por lo tanto
corresponde ahora a la ciudadanía-sociedad civil responder en consecuencia con
los instrumentos que proporciona la legalidad vigente, una vez que el Decreto
sea aprobado.
Leodegundia
Esta es una manera de crear un efecto llamada para que todo la ciudadanía comprenda la necesidad inaplazable de apuntarse a estudiar vascuence. Y así, poco a poco, se va vendiendo la idea de que cualquier navarro/a que no hable la lengua de la tierra es una persona a medias.
ResponderEliminarYa decía Alfonso Guerra que lo importante es controlar el BOE. Y en Navarra, el BON.
ResponderEliminarJugando con palabras y ensanchando las grietas normativas, cuando no manipulándolas groseramente, avanzarán en la "construcción nacional" vía euskera.
Buen artículo, por tanto.
Esperemos que los "políticos" tomen nota y se movilicen. Y a nivel judicial.