Durante la campaña a las elecciones presidenciales en los EEUU del año
1992 que enfrentaba al candidato republicano George H.W. Bush padre con el
demócrata Bill Clinton, se popularizó e inmortalizó la frase "es la
economía, estúpido". Con ella, se quería hacer hincapié en la importancia
que tiene la economía en la vida política e incluso, en el día a día de cada
uno de los ciudadanos estadounidenses.
En el caso del conflicto abierto por el secesionismo en la
españolísima región de Cataluña con abierta sedición y golpismo chantajista,
llevamos semanas asistiendo a cruce de descalificaciones, recursos jurídicos,
invocaciones a artículos de normas constitucionales o legales, o a supuestos derechos
democráticos y derechos a decidir, sin embargo muy pocos han hecho hincapié en
una de las causas más importantes que han ejercido de levadura del
secesionismo: la educación.
La masonería primero, el comunismo en todas sus variantes (leninista,
maoísta, trotskista, gramsciniano) después han sido plenamente conscientes de
que, para conquistar las mentes de los seres humanos, hay que controlar la
educación, de ahí que una parte esencial de su lucha haya sido y continúa
siendo, en la actualidad, desterrar a la Iglesia Católica de la educación. A
muchos no nos pilla de sorpresa, y de hecho han sido infinidad de voces
(políticas, periodísticas...) las que han alertado durante años del desastre
que los separatismos vasco, catalán y gallego estaban realizando desde las
correspondientes Consejerías autonómicas de educación, pero el Estado ha
permanecido más de cuatro décadas desaparecido.
Hoy más que nunca no podemos dejar de reconocer que, quienes alertaron
durante la "transición" del desastre al que nos conducían el artículo
2 de la Constitución y el Título VIII de la misma, tenían razón. Fuera o no la intención inicial,
el artículo 2 y el Título VIII consagran el Estado de las Autonomías con el
vaciamiento del Estado central y la constitución de 17 mini- estados. Un
autogobierno autonómico del que ya muchos alertaron, desde principios de la
década de los 80 del pasado siglo, que en el caso de regiones con movimientos
secesionistas, supondría darles los instrumentos para cavar la tumba de España.
El inmigrante rumano, gitano, homosexual y sintecho; Lagarger Danciu con unos sanos chavalotes independentistas catalanes que promueven las actividades culturales
Dentro de las transferencias de competencias, personal, medios
materiales y recursos financieros, algunas resultan más irrelevantes a la hora
de ser gestionadas por unas u otras administraciones. Un buen ejemplo de ello
son las competencias en materia de carreteras; por muy importante que sean por
sí solas no ayudan a construir un nuevo Estado-nación en el seno de otro. Sin
embargo, la educación, junto a la cultura, la política lingüística y los medios
de comunicación regionales, han sido y son el principal soporte del
secesionismo y su mayor éxito.
Conociendo las intenciones de partidos como PNV, CiU, ERC o HB, nunca se tenían que haber transferido las competencias en materias tan sensibles y que nos gusten o no "hacen patria". Ni siquiera competencias como la sanidad, policía autonómica o bienestar social constituyen materias tan sensibles y de una importancia vital como son las referidas a la educación, la cultura o el idioma. Y si quedaba alguna duda, hoy podemos comprobar el resultado de dicho disparate, que ha llegado a extremos como que más que un error garrafal, estamos ante alta traición por parte de quienes han dirigido el destino de nuestra patria desde Adolfo Suárez hasta la actualidad.
Conociendo las intenciones de partidos como PNV, CiU, ERC o HB, nunca se tenían que haber transferido las competencias en materias tan sensibles y que nos gusten o no "hacen patria". Ni siquiera competencias como la sanidad, policía autonómica o bienestar social constituyen materias tan sensibles y de una importancia vital como son las referidas a la educación, la cultura o el idioma. Y si quedaba alguna duda, hoy podemos comprobar el resultado de dicho disparate, que ha llegado a extremos como que más que un error garrafal, estamos ante alta traición por parte de quienes han dirigido el destino de nuestra patria desde Adolfo Suárez hasta la actualidad.
Cuando una persona individual o una comunidad se equivoca en cualquier
decisión de la vida, en el momento en que es consciente de dicha equivocación
lo lógico es cambiar de rumbo. Cuando durante cuarenta años transfieres la
educación y la cultura y la dejas en manos de PNV o CiU y compruebas la
deslealtad con la que han actuado, lo lógico es cerrar un pacto de Estado entre
las fuerzas constitucionalistas para "recuperar" la competencia en
educación, cultura y política lingüística. Y no es que simplemente se hayan
dedicado a adoctrinar, es que han inculcado odio, xenofobia, fanatismo, y han
utilizado la política lingüística de manera totalitaria con objeto de segregar
a la población.
Si quedaba alguna duda del
papel del PP o el PSOE en todo este disparate (o alta traición), recientemente
nos la han despejado al negarse a apoyar la iniciativa parlamentaria de
Ciudadanos secundada por UPN de intervenir en la educación ante los casos
flagrantes de adoctrinamiento en el odio antiespañol por parte de las
autoridades educativas y docentes. Una de
las cuestiones que han quedado definitivamente al descubierto en todo este
conflicto generado por los secesionistas, con el apoyo cómplice de las
izquierdas, es que, sentimentalismos, tecnicismos jurídicos o economicismos
aparte, uno de los grandes problemas que hay que abordar, si se quiere acabar
con los desafíos separatistas, es el tema de la educación, por lo que bien se
podría aplicar la frase de la campaña presidencial useña al tema que nos ocupa:
¡es la educación, estúpidos!.
Gobernando UPN en Navarra era imposible recibir clases en español en buena parte del norte de Navarra en la Escuela Pública, pues entre la segregación por idiomas en patios y la guetización del español únicamente entre emigrante (presión social informal desde el propio profesorado abechaloide que campaba a sus anchas), obligaba a los padres autóctonos que deseaban una educación en español para sus hijos, a elegir las opciones en vascuence.... o llevar a los hijos a Pamplona cada día con un montón de kilómetros a cuestas: para ellos no había transporte público gratuito.
ResponderEliminarSi esto se recuerda a los de UPN, se ponen como locos, negando la mayor, pero ¿acaso no se enteraban o no se querían enterar? Ahora dicen que quieren revertir muchas de tales leyes, pero, ¿nos lo podemos creer? Además, sus posibles "socios", no hay indicio alguno de que puedan recuperar ninguna mayoría de gobierno en mucho tiempo, ¿se lo permitirían?
Otro asunto: ninguna asociación en defensa del español existe en Navarra, al contrario de Cataluña, Galicia, Valencia, Aragón, Vascongadas... ¿A qué esperamos?