La
manifestación del 3 de junio en defensa de los símbolos propios de Navarra fue un éxito. Tanto, que el mismo euskorégimen que decidió
derogar la Ley de Símbolos ha aprobado ahora conceder la Medalla de Oro a los
intelectuales que diseñaron la bandera homenajeada el 3-J, en la que recogieron los elementos del pasado
con los que los navarros se sentían identificados.
Con
la concesión del premio quizás quieran repetirnos que la bandera de Navarra no
está en peligro, y que el cutrepartito es el primero que la defiende: Vienen a
decir que la bandera siempre estará ahí, aunque sea acompañada de ikurriña,
republicana o irisada tipo LGTB.
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O
quizás quieran desactivar el ímpetu popular defensor de la identidad navarra y
española. Porque no lo olvidemos, hubo
unos días previos al 3-J en los que defender la bandera navarra era ser
catalogado de español. Y lo cierto es que, entre el 3 de junio y el 31
de octubre, han sucedido bastantes cosas
en España que han venido a confirmar esa “acusación”. Entre ellas, la “crisis catalana”, por
ponerle un nombre.
También
puede ser que el separatismo esté intentando apropiarse de los símbolos
navarros, al más puro estilo napartarra, siempre latente entre quienes quieren
recuperar un estado propio que también incluya a Euskadi, o al revés, que igual
les da. Con esta táctica quizás consigan
atraer a algún navarrista despistado, y para ello ya están dedicando fondos y
energía en cursos de formación acelerada.
Sea
como fuere, el pasado día 8 de octubre se manifestaron en Barcelona cerca de un
millón de personas, entre ellas algunas navarras, para decir que quieren ser
españolas. Y tres días después, al Gobierno de Navarra solo se le ocurre decir
que le preocupa el “rebrote de la ultraderecha franquista que creían superada”.
(Lean, lean despacio la declaración
institucional).
¿Por
manifestarse con una bandera española? ¿Pero qué es lo que nos quieren
hacer creer? ¿No ven la realidad social
que se expresa a gritos?
Por
fortuna, los catalanes nos han enseñado el camino. Hay muchos ciudadanos que son
catalanes y españoles. Ya se han sacudido
el complejo de ser llamados con las tres F: fascistas, franquistas, falangistas.
Han comprendido que nada tiene que ver su
identidad con el régimen que gobernó España durante un tiempo. Y lo están demostrando en la calle, en los
balcones, en las redes sociales, y donde haga falta.
Manifestación del 8 de octubre en
Barcelona
La “Cataluña silenciada” ha dicho ¡basta!. Esperamos que el ejemplo sirva para
“empoderar” a la Navarra silenciada
y para seguir viendo más banderas españolas y navarras como las que se van
asomando a las ventanas con timidez, y con alegría. Será la única forma que les
queda a UPN y PPN (y a los que quieran sumarse) de no perder señas de identidad
ni discurso político, como vía para recuperar la iniciativa popular en este
último tramo de legislatura que va a resultar crucial para el futuro de Navarra
como parte del proyecto común de España.
Leodegundia
Si el cuatripartito también arrebata la bandera de Navarra ("La bandera que une Navarra"), ¿qué le queda a UPN, el partido de tod@s somos navarr@s?
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