Ayer era 6 de diciembre y como todos vosotros sabéis, el día de la Constitución. Con motivo del 39 aniversario de la aprobación de la Carta Magna, tuvieron lugar en Madrid las tradicionales recepciones en el Congreso y Senado, a las que deben acudir los presidentes autonómicos. Como es ya costumbre también, el lehendakari Íñigo Urkullu y la presidenta de Navarra Uxue Barkos, se abstuvieron de acudir por motivos única y exclusivamente políticos.
No sólo la negativa a acudir a este compromiso es una falta de educación política, es también una falta de respeto hacia todos los navarros a los que a nuestro pesar Barkos representa, no olvidemos que si ella puede ejercer la presidencia de Navarra también se debe al orden constitucional al que solo le interesa aferrarse cuando se trata de diluir a Navarra en el País Vasco. Uxue es en efecto una presidenta abertzale que sólo gobierna para una minoría de abertzales, prueba de su sectarismo es el nuevo decreto del euskera en las administraciones, que busca imponer el bilingüismo de facto en una comunidad muy mayoritariamente monolingüe castellanohablante.
Es un tema del que ya hemos venido hablado con anterioridad y en efecto hace unas semanas el euskogobierno aprobó de forma impositiva el nuevo decreto del euskera en las administraciones públicas, lo que supondrá de entrada la realización de una encuesta personal entre los trabajadores de la administración para determinar sus conocimientos de euskera, o más bien su grado de adhesión a la causa abertzale, puesto que ya sabemos que el euskogobierno usa el vascuence como filtro político para contratar a sus adeptos.
Después, este nuevo decretazo se propone conservar la zonificación lingüística de forma nominal, pero eliminarla de facto, por ejemplo en la Zona no Vascófona (esto es, donde hace siglos que no se habla euskera de forma significativa, o directamente nunca se ha hablado) habrá puestos en los que a discreción del Instituto Navarro del Euskera -parte interesada en que crezca el chiringuito del euskera- el conocimiento del euskera supondrá un 6-7% de la puntuación en las oposiciones. Mientras, en la mal llamada Zona Mixta -que es en realidad una zona abrumadoramente hispanohablante con una minoría bilingüe castellano-euskera- o los servicios centrales, los euskaldunes tendrán una bonificación del 12-14%.
Estas medidas suponen de entrada una sensible primacía de los opositores vascoparlantes incluso en puestos en los que su uso es superfluo, como por ejemplo los bomberos, o en lugares en los que nunca se ha hablado euskera. También un incentivo a la importación de euskocolonos guipuzcoanos leales a la causa abertzale, para ello se están tomando medidas dispuestas a ello como por ejemplo evitar que las convocatorias en Navarra coincidan en el tiempo con las convocatorias a nivel nacional y en concreto las del País Vasco, con la finalidad de que los vasquitos se puedan presentar también en Navarra.
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Como sucede con cualquier Administración que caiga en sus manos, están implantando un sistema endogámico en el que se discrimina a los castellanoparlantes y se beneficia a los euskaldunes, y por su cantidad en primer lugar a aquellos residentes en la comunidad vecina, pero la idea final va encaminada a que haya también más euskera en la educación creando una demanda artificial de padres que quieren que sus hijos tengan alguna oportunidad en una oferta de empleo público. Esta es la estrategia del palo y la zanahoria, pero es una medida transitoria porque ya sabemos que el final es la imposición del euskera obligatorio en toda Navarra.
La definición más amplia de secta supone un sector social que en torno a una ideología religiosa o política, llega incluso a desprenderse de una sociedad, ¿acaso los abertzales no han creado una sociedad paralela con sus propios lugares de encuentro, ritos iniciáticos y neolengua? Ahondando en la definición con las connotaciones más negativas, la de la secta destructiva, encontramos a aquellos grupos político/religiosos que enmascarados bajo una finalidad supuestamente loable, llevan a cabo técnicas de control mental sobre sus adeptos y exigen obediencia sin fisuras a una jerarquía piramidal con unos líderes carismáticos. La contrapartida que ofrecen es la salvación final, lo que en el caso que nos ocupa equivaldría a la arcadia feliz de Euskal Herria.
Estas reflexiones en torno a los rasgos sectarios del nacionalismo vasco no serán tan peregrinas, si incluso hay tesis doctorales que asemejan a esta ideología con una religión de sustitución.
Hispano
Totalmente de acuerdo con Hispano: una secta destructiva... y ¡con chivos expiatorios!; de ahí sus violencias (terrorista, verbal, militantista, vigilantista social, etc.). La persona sacrificada en aras de la ideología. Una puñetera secta.
ResponderEliminarVergonzoso que se consienta gobernar a coaliciones, que no han sido votadas mayoritariamente sus partidos. Pero España es así. Y así nos va.
ResponderEliminarLos medios de comunicación y el Gobierno español debían ser más críticos con los presidentes autonómicos que no celebran el día de la "Constitución". Ello por dos razones 1) Es su obligación gobernar para todos los ciudadanos de su comunidad, y en ella hay un alto porcentaje de personas que sienten España y su Constitución. 2) Por respeto al resto de los españoles y porque son los representantes del Estado en sus respectivas autonomías, cuyo ordenamiento emana de la Constitución que aborrecen.
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