El Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo que acaba de regalar 50.000 euros a dos etarras es un órgano para-judicial creado a raíz de la aprobación de la Carta Europea de Derechos Humanos, ambos (carta y tribunal) en el seno del Consejo de Europa. En este punto hay que matizar que el Consejo de Europa es un órgano internacional que NO forma parte del totum revolutum de órganos e instituciones que forman parte de la Unión Europea. De hecho, el Consejo de Europa tiene 47 miembros (frente a los 27 de la UE), que abarca a todos los Estados del continente europeo a excepción de Bielorrusia (que recientemente ha solicitado su adhesión).
Por lo tanto, el Consejo Europeo y su tribunal no forman parte del holding institucional de la UE, si bien es cierto que ideológicamente y en cuanto a objetivos son mucho más cercanos de lo que parece. De hecho, la institución se autodefine de la siguiente manera: El Consejo de Europa es una organización internacional de ámbito regional destinada a promover, mediante la cooperación de los estados de Europa, la configuración de un espacio político y jurídico común en el continente, sustentado sobre los valores de la democracia, los derechos humanos y el Imperio de la ley.
Estos son los dos pájaros a los que tendremos que indemnizar con 50.000 euros del erario público gracias al Tribunal de DDHH del Consejo Europeo
El Consejo de Europa es una de las múltiples organizaciones internacionales como la OMC, OMS, OSCE, OCDE poco conocidas por los ciudadanos a las cuales los Estados miembros van cediendo soberanía de una manera paulatina, cada vez más considerable, aunque de manera muy opaca y poco democrática. Al final, como podemos comprobar, por mucho que desconozcamos de su existencia, sus decisiones nos pueden cambiar la vida diaria a los ciudadanos.
El hecho es que el Tribunal de Estrasburgo, brazo ejecutor y para-judicial del Consejo de Europa, está teniendo una incidencia cada vez mayor en los ordenamientos jurídicos de los Estados miembros, o al menos en algunos de ellos. Resulta que aquellos Estados que en la actualidad están luchando por conservar el máximo de soberanía nacional e identidad propia posible, como Reino Unido o Estados del este de Europa, cada vez hacen menos caso a unas sentencias cada vez más discutibles del Tribunal de Estrasburgo, mientras que otros, como España, obsesionada con disolver su soberanía en todo tipo de entes internacionales, cada vez hacen más caso a organismos con el Consejo de Europa-Tribunal Europeo de DDHH/Estrasburgo, aunque implique un grave perjuicio para el ordenamiento jurídico interno y para el día a día del ciudadano corriente.
Los 47 Estados miembros del Consejo de Europa – TEDDHH en azul
Pues bien, no es la primera ni la segunda vez que el Tribunal de Estrasburgo nos hace un regalo envenenado a España. Este mismo organismo es el que derogó la Doctrina Parot y puso en la calle a lo mejor que teníamos en nuestras prisiones (muchos violadores desde entonces han vuelto a reincidir, igual teníamos que haberlos soltado en Estrasburgo.). Y en los últimos años es el Tribunal que ante las denuncias de torturas de etarras acaba condenando al Estado Español, es decir, a todos los contribuyentes españoles, a abonar cuantiosas indemnizaciones.
Los terroristas en general y etarras en particular es público y notorio que cada vez que son detenidos denuncian torturas, aunque en muchas ocasiones no hayan ocurrido. Es más, las posibles heridas mínimas que padecieron los etarras que volaron la T-4 según la Guardia Civil fueron infringidas en el forcejeo de la detención, y de hecho llama poderosamente la atención que la sentencia del Tribunal de Estrasburgo justifique la condena basada en “daños morales” y no en daños físicos, y de que se trata de malos tratos y no de tortura (dicho por el propio Tribunal). Es más, ni el Tribunal Supremo ni el Tribunal Constitucional admitieron las pretensiones de los etarras hoy indemnizados, tribunales que en el caso de torturas reales a detenidos (etarras o no) si han sido reconocidas por nuestros altos tribunales.
Llegados a este punto no podemos terminar sin una última reflexión; los jueces, tanto a nivel de España como al nivel de los tribunales internacionales, tienen ideologías políticas de lo más diversas, no se tratan de espíritus puros angélicos que están por encima del bien y del mal. Existen multitud de jueces y magistrados de ideologías progres y filo-separatistas y lo mismo te los puedes encontrar en un juzgado de los más bajos que en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos o los Tribunales de Justicia de la UE. Precisamente el Tribunal de Estrasburgo, organización mundialista y euro-globalista es el típico órgano cuyos magistrados (que son designados por los gobiernos de los Estados, no son cargos a los que se acceda por sistemas de selección de personal o oposiciones) suelen ser mayoritariamente progres, filoseparatistas y mundialistas radicales.
Si a este problema le añadimos que España, a diferencia del Reino Unido, Alemania o Rusia que suelen hacer caso omiso de este Tribunal cada vez que mete la pata y perjudica sus intereses nacionales, cualquier decisión de un organismo internacional es adoptada y cumplida al pie de la letra como si se tratara de Yahvé entregando las tablas con los diez mandamientos a Moisés, lo único que podemos esperar los ciudadanos en España es que nos tome el pelo cualquier cantamañanas progre con toga o trajes de lujo sentados en algún oscuro despacho fuera de nuestras menguantes fronteras. Por cierto, los separatistas catalanes acaban de denunciar al Gobierno de España ante el Tribunal Europeo de DDHH/Tribunal de Estrasburgo, viendo como está el patio, temeos lo peor…
Este siniestro Consejo de Europa es el mismo que redactó la "Carta de Lenguas Minoritarias" que no es en absoluto vinculante, pero que se aplica en España con carácter obligatorio porque así nos han contado que tiene que ser. De hecho, Francia no la ha ratificado, por ejemplo, para que no se aplique en su territorio.
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