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viernes, 23 de marzo de 2018

Derecho a la autodefensa, derecho a no ser la víctima


Pau Rigo había sido empleado bancario y ahora disfrutaba de su retiro junto con su mujer en una casa apartada en Porreras, un pueblo del interior de Mallorca. El seguía llevando una pequeña empresa de tragaperras y probablemente fue lo que puso a cuatro maleantes del pueblo detrás suya. La paz de su hogar se vio violentada en diciembre del año pasado, cuando dos hombres encapuchados entraron en su casa para robarles.

Después de darle una paliza a Pau, consiguieron sacarle a la pareja 35.000€. Antes de irse los amenazaron de muerte si denunciaban los hechos a la policía, y así es como el matrimonio decidió hacer borrón y cuenta nueva, seguir con su vida pero tener siempre tres escopetas cargadas detrás de la puerta de la habitación.

Los maleantes creyeron haber dado con una mina de oro y no la iban a dejar pasar. A finales del mes pasado decidieron repetir el golpe, así es como Freddy y Mauricio Escobar, dos hermanos de origen colombiano, accedieron al jardín y esperaron a que el dueño saliese de la casa a primeras horas de la mañana. En ese momento se abalanzaron sobre él y le hicieron entrar de forma violenta en el chalé. Una vez adentro, su mujer fue tirada al suelo de una patada y reducida. Mientras, uno de los dos hermanos le pegaba al anciano de 77 años mientras le requería el dinero.

Esta vez el botín ascendió una cuantía menor, 10.000€ la mayor parte de ellos en monedas de las máquinas tragaperras de Pau. Los delincuentes le siguieron agrediendo al considerar esta cantidad insuficiente, llegando incluso a utilizar una pata de cabra, al tiempo que destrozaban la casa por dentro. Es entonces en un descuido de los ladrones cuando Pau sube a su habitación y coge una de las escopetas que tenía cargadas detrás de la puerta, esto sólo le he visto en el caso de personas particulares amenazadas por ETA.

Los cacos suben las escaleras, pero esta vez ya no es un anciano indefenso, sino un hombre armado que teme por su vida, el que les espera arriba. Un disparo único será el que destroce el abdomen de Mauricio. Freddy intenta arrebatarle el arma al hombre, al mismo tiempo que le pega en la cara. Una vez desarmado, saldrá corriendo y dejará ahí a su hermano, moribundo. 

Freddy volverá otra vez a la casa para aporrear a la puerta junto con los otros dos cómplices, unos ladronzuelos autóctonos de poca monta, no se sabe muy bien si para rescatar a su hermano o para matar al matrimonio. Pero la policía ya ha recibido el aviso del atraco y está de camino, lo que hace que los tres cacos huyan.

Una vez se presenta la Guardia Civil en el lugar, emprende una búsqueda infructuosa de los asaltantes, mientras el ladrón es trasladado herido de gravedad. A las pocas horas morirá en el hospital de Palma de Mallorca. Un delincuente colombiano que junto con su hermano se había especializado en robos con violencia a personas mayores que no se podían defender. 



A pesar de que contaban con múltiples antecedentes, ninguno de los dos había sido expulsado del país, quizás gracias a ese coladero que son las nacionalizaciones. Desde luego, el mundo es un lugar mejor sin este ser abyecto.

Por si no tuviera suficiente el pobre matrimonio, ahora el hombre está acusado de homicidio por defender su vida. Este señor tendrá que pasar sus últimos años dejándose el dinero y la salud en juicios inútiles. Esto va a escamar al leguleyo de turno, pero en un país cabal esto se resolvería mediante un expediente policial constatando la legítima defensa y una medalla al mérito civil para el hombre por habernos quitado a una garrapata de encima.

Pero no sólo eso, esta semana me enteraba a través del twitter de Iker Jimenez, periodista que últimamente se sitúa en el ojo de la incorrección política, que la familia colombiana de los torturadores ha demandado a Pau por asesinato. Dicen que "eran unos chicos estupendos". Tan estupendos que no tuvieron reparo en torturar al hombre a base de golpes. Golpes que le desfiguraron la nariz, le rompieron las costillas y que le han dejado con una cervical.


Lo más penoso de todo es que en atención a la justicia de este país todo es posible, y según los "expertos" este hombre lo va a tener difícil a la hora de defenderse, más aun cuando guardaba las escopetas cargadas. Esta es la justicia que nos hemos dado, la que protege a los ladrones, a los okupas, a los políticos corruptos y a toda la gentuza que nos pueda venir de fuera; antes que a los ciudadanos honrados.

La legislación española contempla la autodefensa, efectivamente, pero bajo términos que son de risa. Bien parece que la víctima necesita dejar que la maten para entonces poder defenderse. Que no responda ante la fuerza letal que supone un cuchillo con la fuerza aun más letal de un arma de fuego, que eso no es "proporcional", es decir, justo para los pobres atracadores. No me gustan muchas cosas de Estados Unidos, pero allí por lo menos la casa de uno es inviolable y los ladrones que entran a una vivienda habitada ya saben a lo que atenerse. En según que estados, si los agentes constatan que el agredido actuó en legítima defensa, no tiene ni que pasar por comisaría.


Últimamente está muy en boga el término de la "ventana de Overton", este es el proceso a seguir para normalizar lo aberrante. Algo que han practicado infinidad de veces con nosotros sin siquiera llegar a enterarnos. Ahora la ventana se está desplazando hacia el extremo que dice que el delincuente es una víctima de la sociedad y que aquel que se defiende es un fascista sediento de sangre. Están ganando la guerra, pero por nuestra incomparecencia. Todo movimiento hacia la descomposición de nuestra sociedad, debería de ser respondido con una fuerza en el sentido contrario, pero no estamos dando la batalla. Y digo yo, ¿no es hora de luchar por que la lógica y la cordura se impongan en todos los ámbitos?

En el caso que nos ocupa, que la autodefensa efectiva sea un derecho más de los españoles, porque aquel que vive con miedo difícilmente puede ejercer ningún otro derecho. La seguridad es el primer derecho de todo ser humano. Es a partir de la soberanía del pueblo donde deben emanar las leyes que nos demos, no de las chalanerías de una casta de políticos corruptos que viven en urbanizaciones de lujo y alejados de los problemas que ellos mismos crean. Necesitamos mover la ventana entonces en el sentido contrario.

Hispano

1 comentario:

  1. Formidable crónica y magníficas reflexiones. Sentido común,ante todo, pero aquí no impera tal, sino las trampas doctrinales de lo políticamente correcto; siempre en perjuicio de la buena gente común y normal. Y al servicio de los corruptos, violentos y sinvergüenzas.
    Toda "la gente normal" debiéramos ser Pau Rigo.

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