Es el tema que está de moda últimamente, resulta que a raíz de la escuálida subida de un 0,25% en las pensiones públicas, muchos jubilados se han echado a las calles para reclamar una subida acorde al IPC, una reivindicación perfectamente comprensible que está siendo instrumentalizada por formaciones de izquierda como el PSOE y Podemos.
Esto es curioso, ya que el PSOE en su tiempo congeló la subida de las pensiones y desde luego la respuesta en las calles fue escasa o nula. En el caso de Podemos, nos hemos de hacer a la idea viendo a Syriza, el Podemos griego que ha recortado las pensiones un 40% en lo que lleva gobernando. Bien podría parecer que están usando a las formaciones de extrema izquierda para llevar a cabo los recortes más brutales, porque los recortes cuando son de izquierdas son recortes pero con amor.
Pero resulta que ahora nos damos cuenta de que tenemos un problema demográfico que hace insostenible el pago de las pensiones, cuando llevamos más de dos décadas oyendo que hacia 2020 el sistema iba a estar quebrado. Sólo que algunos listos como Felipe Gonzalez habían pospuesto el problema para luego, que eso de 2020 les sonaba un poco lejos. Pues bien, ya está aquí.
Algunos defensores acérrimos del sistema de pensiones actual pueden querer rodearlo de un halo de misticismo, pero en realidad su funcionamiento básico es simple y es el siguiente: cuando trabajas, parte del dinero que tú pagas en impuestos -o que la empresa paga por ti, dinero que de lo contrario iría a tu sueldo y pagarías tú en impuestos directos, si se diese el caso- va dirigido a pagarle las pensiones a las personas que en ese momento están jubiladas (principalmente). Esto es, la mayor parte del dinero que sufraga las pensiones públicas sale de aquellas personas que están trabajando en ese momento, impuestos que tú pagas a condición de que a su vez tengas una pensión de jubilación cuando te retires.
Este sistema puede ser visto como una forma de solidaridad intergeneracional, cosa que queda muy bonita al menos en teoría, pero el quid de la cuestión reside en que para que este sistema sea sostenible requiere no sólo que los pensionistas en su conjunto hayan tenido hijos, sino una cantidad determinada que al menos haga sostenible el pago de sus pensiones. En concreto hacen falta como muy mínimo dos cotizantes por cada pensionista, ahora mismo estamos en los 2,2 y vamos con el agua al cuello; teniendo a su vez una esperanza de vida de 82 años, una de las mayores del mundo.
Está claro que la existencia de pensiones de jubilación es una de las bases de la sociedad industrializada tal y como la conocemos hoy. En las sociedades anteriores tu plan de pensiones eran tus hijos, que eran quienes te iban a mantener cuando ya no pudieses trabajar. La sociedad actual requiere tanto de hombres como de mujeres para llevar a cabo una actividad asalariada que a su vez financie las pensiones de aquellos que ya están jubilados. La necesidad de que ambos cónyuges coticen para obtener a su vez el derecho a percibir sus futuras pensiones, repercute muy determinantemente y de forma negativa en nuestro índice de natalidad.
En España la tasa media de fertilidad ahora mismo es de 1,32 hijos por cada mujer, si nos ceñimos a las mujeres autóctonas esto se reduce probablemente a 1,1 hijos. Este es un problema de primer orden no solo para las pensiones, sino que ante una oleada migratoria incontrolada e inasimilable, de esas a las que los poderes fácticos se niegan a poner freno, es un problema para la viabilidad y la existencia de la propia nación española. Así es tal que, de seguir las cosas por los mismos derroteros, en cien años habrá 20 millones de españoles frente a los poco más de 40 actuales (sin contar la población extranjera).
Atendiendo a los números que he dado antes, harían falta unos cuatro hijos por pareja para mantener de forma sostenible este sistema de pensiones, teniendo en cuenta que al trabajar también las mujeres, de forma paulatina las prestaciones contributivas se van casi a doblar en algún momento. Como es obvio, este crecimiento poblacional es explosivo, insostenible y en algún momento habríamos de llegar al límite de población que puede soportar este país. Sirva el ejemplo de el caso de Nigeria, un país africano con una superficie que casi dobla a la de España, pero que en los últimos cincuenta años ha pasado de los 50 millones de habitantes, hasta los 188 millones actuales.
Ahí es cuando chocan la demanda de un sistema de pensiones piramidal, con la realidad física, y es que la población en un lugar determinado no puede crecer para siempre. Nada puede crecer para siempre, es imposible. En algún momento los recursos disponibles chocarán con el número máximo de habitantes a los que podamos mantener y esto ocurrirá aun más pronto con el nivel de vida que nos gastamos en el primer mundo.
Algunas mentes pensantes dirán, sigamos agrandando la base de la pirámide a base de traer inmigrantes jóvenes. De hecho, El País publicó un artículo el pasado fin de semana, según el cual el FMI nos "recomendaba" importar 5,5 millones de inmigrantes de aquí a el 2050.
Una de las portadas más sublimes en la historia reciente del periodismo español.
¿Son acaso idiotas los editores? ¿cripto-nazis de extremaultraderecha? ¿quieren sabotear su propio periódico?
Digo yo, ¿estamos solucionando así el problema o poniendo un parche? ¿si traemos a cinco millones de nigerianos, a quién traeremos para pagar sus pensiones? ¿A Nigeria en pleno? Desde el timador italiano Carlo Ponzi hasta su versión moderna encarnada en Bernard Madoff, los fraudes más simples a la vez que efectivos, han sido los que siguen un esquema piramidal. Estos terminan antes o después por la sencilla razón de que la base de una pirámide no puede ampliarse indefinidamente. Cuantos más inmigrantes traigamos mayor será la caída cuando el sistema colapse, eso sin contar que tendremos a millones de personas desarraigadas y con cero ingresos en un país que no puede emplear a un número indefinido de personas. ¿Qué parte de estafa piramidal no entendemos?
Algunos divulgadores loan los méritos de este sistema, pero curiosamente omiten tratar los aspectos demográficos que realmente hacen sostenible o no este mismo tipo de sistema. De hecho, algunos de ellos parecen ser perfectamente conscientes de que el crecimiento infinito, fundamento hasta ahora indiscutible de nuestras economías modernas, es imposible en un mundo finito con unos recursos limitados; pero parecen no aplicar este principio a la base demográfica del problema de las pensiones.
Por no decir, que si te dedicas a traer mano de obra barata de países del tercer mundo, lo que vas a lograr es que esta sobreabundancia de trabajadores no cualificados tire a la baja los sueldos de los trabajadores autóctonos, más aun problemático en un país en el que nuestro alto índice de paro ya parece estructural. Sueldos más bajos se traducen a su vez en contribuciones más bajas, creo que esto es de cajón y no hace falta explicarlo.
Otro mito a desterrar es que este problema se solucionaría simplemente con un mágico aumento del nivel de vida, cosa que a todos nos vendría muy bien, pero por ejemplo países como Alemania han llegado a tener tasas de fertilidad inferiores a la española, aun con un PIB per cápita que no dobla al español por poco. Es por tanto un problema de amplio calado que no se va a solucionar lanzándole dinero a la cara.
Buscando soluciones, porque sabemos que hay una salida
Una vez he dicho que el problema de las pensiones es tan solo la punta de iceberg del verdadero problema que amenaza al futuro de esta sociedad tal y como la conocemos, toca aportar ideas que pueden solucionarlo.
Poniendo nuestro problema más acuciante en primer lugar, aunque no porque sea el más importante, el sistema público de pensiones en algún momento va a quebrar. O quizás más bien lo van a hacer quebrar a albur de políticas extractivas como por ejemplo las Rentas Generales de Inserción que se reparten sin ton ni son en el País Vasco, hace unas semanas han sido detectados 240 "casos aislados" de pakistaníes cobrando ayudas de forma fraudulenta, sin residir siquiera en España probablemente. Esto no quiere decir en un principio al menos, que nuestras pensiones se vayan a volatilizar de la noche a la mañana, sino que simplemente estas irán menguando de forma inevitable y que convendría considerar algunas alternativas capaces de suplementarlas. Es eso o un estallido social.
Poniendo nuestro problema más acuciante en primer lugar, aunque no porque sea el más importante, el sistema público de pensiones en algún momento va a quebrar. O quizás más bien lo van a hacer quebrar a albur de políticas extractivas como por ejemplo las Rentas Generales de Inserción que se reparten sin ton ni son en el País Vasco, hace unas semanas han sido detectados 240 "casos aislados" de pakistaníes cobrando ayudas de forma fraudulenta, sin residir siquiera en España probablemente. Esto no quiere decir en un principio al menos, que nuestras pensiones se vayan a volatilizar de la noche a la mañana, sino que simplemente estas irán menguando de forma inevitable y que convendría considerar algunas alternativas capaces de suplementarlas. Es eso o un estallido social.
La primera medida que hemos de tomar, tal y como están dispuestas las cosas, es el ninguneado ahorro. Por ejemplo ahorrarse la adquisición de bienes superfluos como cochazos (aquel que se los pueda permitir) e intentar tirar con un utilitario que nos va a traer y a llevar igualmente. El ahorro sería la medida perfecta, de no ser porque ese dinero va a ir depreciándose con el paso del tiempo.
Una medida dispuesta para remediar esta pérdida de poder adquisitivo sería meterlo en un fondo de pensiones, que con una seguridad relativa nos puede ofrecer algo más de dinero en el momento de jubilarnos. Si hablo de seguridad relativa se debe a que nunca hay que descartar una posibilidad que contemplamos remota pero que existe; y esta es que el banco quiebre o mucho peor, que directamente nos estafe de forma análoga a la problemática en torno al fraude de las acciones preferentes durante la pasada crisis. Este tipo de chalanerías que buscan aprovecharse de los más débiles, suelen darse en épocas de crisis, y si tenemos un dinero metido en un fondo durante 30 años, es probable que durante este tiempo nos toque capear más de una crisis. Bélgica es un ejemplo de país europeo que funciona con un sistema de pensiones mixto, en parte privado y en parte público.
A aquellas personas que no confíen en los bancos se les podría recomendar la adquisición de bienes como por ejemplo metales preciosos que pueden guardar a buen recaudo en sus casas, quizás pintados de negro para que no canten tanto. Por ejemplo, el codiciado oro no suele ser una gran inversión a la hora de especular a corto plazo, pero si que suele mantener su valor real a largo plazo y como tal suele ser considerado el activo refugio por excelencia. Si un gramo de oro compra un par de zapatos (baratos) hoy en día, es probable que ese mismo gramo de oro compre también cuanto menos otro par de zapatos equivalentes en el año 2050.
Las minas de oro más extensas del mundo durante la Edad Antigua, estuvieron en Las Médulas, León
Este tipo de inversión, como todas, tampoco está exenta de riesgos; el valor de este material se puede ver depreciado notablemente, o directamente te lo puede robar un caco si no lo escondes bien. Por otro lado, podemos decir que si viniese el Mad Max, los euros perderían todo valor mucho antes que el metal amarillo. Recordemos eso sí, que el oro es un metal de muy escasa utilidad. Salvo en electrónica, su mayor uso es el ornamental, es decir la joyería. Simplemente tiene el valor que estamos dispuestos a pagar por él como artículo de lujo. Ya puestos a ponernos apocalípticos, otro valor que también puede servir de cobertura contra la inflación son las tierras arables.
Retomando nuestro problema fundamental, cualquier gobierno mínimamente patriota debería incentivar la natalidad de los ciudadanos españoles en primer lugar. Esto es una cosa muy obvia, pero es necesario decirlo ya que parece que tenemos unos gobernantes que están empeñados en sustituirnos por gentes venidas de países tercermundistas, con unas expectativas de vida sensiblemente inferiores a las nuestras. Se trata de que toda la sociedad reconozca de forma colectiva que sus hijos son el futuro del país.
Hablo de incentivos y no de subvenciones; como por ejemplo podrían ser importantes descuentos fiscales, sistemas potentes de guarderías públicas y gratuitas, descuentos en productos infantiles, permisos de paternidad/maternidad extendidos e igualitarios, además de suplementos en las pensiones de jubilación, entre otras muchas medidas posibles que han de recaer más que en el empresario, en la sociedad en su conjunto, ya que esta es la principal interesada en su persistencia. A su vez no creo que darle a la gente dinero de forma directa sea una buena idea, ya que habría muchos paguiteros que vivirían de las subvenciones sin ofrecerle siquiera unas condiciones dignas a sus propios hijos.
Proyección de la "pirámide" poblacional de Española durante las próximas décadas, la propia de una sociedad envejecida
Por último aunque no menos importante, es necesario fomentar la cultura de la familia: que las parejas sean conscientes de que casarse es una cuestión seria que no se puede deshacer a la primera de cambio, que el aborto no sea considerado un método anticonceptivo más, que no esté visto como algo carca que una mujer decida quedarse en casa a cuidar de sus hijos...y por qué no, apelar al patriotismo de los ciudadanos. Uno de los principales objetivos de cualquier gobierno al que le interese el futuro de los españoles que están por venir, debería de ser el alcanzar la tasa de reposición poblacional de 2,1 hijos por mujer, así mantendríamos una población estable que a la vista está, somos capaces de mantener.
Querer es poder y sólo cogiendo el toro por los cuernos países como Polonia están comenzando a revertir este inmenso problema. En ello nos va nuestra existencia a largo plazo, una sociedad sin niños es una sociedad muerta.
Hispano
Entonces, ¿hay alternativas al declive demográfico y a la quiebra del sistema de pensiones?: fomento real de la natalidad, creación de riqueza, autonomía social, cambio del modelo de consumo, sistema mixto de previsión... todo un programa que ningún partido hace propio hoy (ni con Pacto de Toledo ni sin él).
ResponderEliminarPor lo demás, Hispano, genial tu "los recortes cuando son de izquierdas son recortes pero con amor". ¡¡Cuanto amor, por Dios!! Con recortes, lavados de cerebro, discriminación positiva... con vaselina, claro.