La izquierda abertzale, y todo el panvasquismo gubernamental, han señalado a la “política de dispersión” carcelaria como responsable del suicidio del preso pamplonica Xabier Rey, miembro de la banda terrorista ETA, en una prisión de Cádiz.
La presidenta abertzale de todos los navarros así lo ha proclamado sin vergüenza alguna. Entonces, el propio Xabier Rey, ¿no hizo nada para merecer tan trágico desenlace? ¿Estaba encarcelado por casualidad? ¿Pasaba por allí y los españolazos lo aprisionaron sin causa alguna? ¿Era una pobre e indefensa víctima?
La coordinadora de la expresión política de ETA -Sortu-, Miren Zabaleta, afirmó, por su parte, que tal muerte "se ha producido por una política criminal, cruel, que el Estado español y el Gobierno del PP mantienen contra el colectivo de presos y presas políticos vascos". Cruel y criminal… ¿Y los asesinatos perpetrados por sus amigos y correligionarios, fueron menos criminales y crueles?
Xabier Rey, acaso, ¿es una víctima del “sistema” equiparable a cualquier asesinado por SU organización? ¿Es lo que están afirmando implícitamente ambas políticas separatistas?
Es más, Barkos, Zabaleta, etc., se han permitido el lujo de resaltar cierto “detalle” penal: el que Xabier Rey no estaría cumpliendo condena por ningún “delito de sangre”. ETA, organización en la que militaba, ¿repartía caramelos por los colegios y de tal guisa atrapó al altruista Xabier Rey la malvada policía española?
No vale decir que no cumplía ninguna condena por delitos de sangre: es pura demagogia. Es mentira. La organización de Xabier Rey ha sido responsable de cientos de asesinatos, de los que más trescientos permanecen sin resolver. Todos sus militantes y colaboradores, todos, de una manera u otra, fueron responsables de los asesinatos. ¡Todos! Unos disparaban, otros acogían, o trasladaban, o informaban… Mero reparto funcional de un sucio “trabajo”.
Pero conforme el peculiar criterio de Barkos y demás secuaces, tal vez habría que dividir a los etarras en dos categorías: las malos, malísimos (los torpes a quiénes les habrían pillado con algún muerto sobre sus espaldas) y los pobrecitos que no habrían hecho nada, o casi nada; o que no les “habrían pillado”, suertudos ellos. Un criterio deleznable y miserable. Barkos: deleznable y miserable.
Xabier Rey entró a militar voluntariamente en una organización terrorista cuyo empeño principal era ocasionar muerte, terror y destrucción. Las excusas, francamente, no importan. Barrocas, dialécticas, en castellano o euskera, eran eso: excusas.
Nadie le obligó a ello; no en vano, de haber sido “obligado”, alguien habría cometido otros delitos contra Xabier Rey: ¿abducción?, ¿secuestro sectario? Y por lo que afirman sus apologetas, la de ETA se trataría -en general- de una “militancia ejemplar, generosa, entregada y valiente”. ¿En qué quedamos, pues? En que era un etarra voluntario. Y punto. Recuérdese: existe un célebre libro titulado “Los verdugos voluntarios de Hitler”. Pues aquí tenemos otros voluntarios no menos verdugos: todos los militantes de ETA y sus colaboradores.
Rey pudo haberse marchado de la banda mientras permanecía en libertad. O, una vez encarcelado, podría haberse arrepentido y colaborado con la justicia. Pero no lo hizo. Y con años de prisión, pudo acogerse, en cualquier momento, a la “vía Nanclares”. No fue así. Eligió quedarse. ¿Y lo hizo, libre, consciente y voluntariamente, o le pesaba cómo le tratarían los suyos caso de “cambiar”? Recuérdese: “Hijo mío, aguanta y regresa con la cabeza bien alta. No nos hagas quedar mal”. Mala suerte, Xabier.
Libremente, Xabier Rey eligió una y otra vez; y siempre en la misma dirección. Y los actos tienen consecuencias.
Xabier Rey optó por la muerte, y con la muerte se topó trágica y misteriosamente... en su debido tiempo. Es la pura y escueta realidad.
Pero que no nos vengan con cuentecitos sentimentales y politizados.
Si a Uxue le impresiona que “uno de los suyos” haya muerto lejos de su familia y su tierra, debiera ser un poquitín autocrítica: ¡acaso nunca hizo lo que pudo, lo que dependía de ella misma, para contribuir al final de ETA, en su debido tiempo!
Lo fácil es pasar la responsabilidad a otros. Fácil, demagógico, ideológico, político...
Uxue Barkos está demostrando, de múltiples maneras, ser la presidente abertzale… para los abertzales navarros y demás euskolaboracionistas.
Seamos realistas y veámoslos como realmente son: todos los nacionalismos vascos son muy comprensivos entre ellos; aunque unos muevan el árbol y otros recojan las nueces.
Rey lo movió. Barkos recoge nueces, votos y privilegios.
En definitiva, Xabier Rey, aunque te hayas suicidado, aunque la presidenta haya soltado alguna lagrimita por ti: eras un verdugo.
Sila Félix
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