Estos días desvela el periódico digital “El Confidencial” la pretensión de los separatistas catalanes de preparar un Maidan/acampada tipo 15M en Barcelona, ocupando las principales arterias de la ciudad del 11-S al 3-O. Veremos en qué acaba este nuevo intento de astracanada separatista, ya que no es la primera vez que intentan huelgas de “país” o intentos de realizar acampadas masivas y duraderas en el tiempo, y hasta ahora no lo han conseguido por falta de compromiso de sus propios seguidores, a pesar de estar subvencionadas con dinero público de la Generalitat. Lo que está claro es que entre la Diada (11 de septiembre) y el 1 de octubre (primer aniversario del butifarrendum) los separatistas aprovecharán para darnos de nuevo la matraca durante más de veinte días seguidos.
La pretensión de la ANC, Ómnium Cultural y la Asociación Catalana de Derechos Civiles (ACDC) es de seguir la estela de la acampada en Madrid del 15-M de 2011, y acampar en la plaza Francesc Maciá entre el 11-S al 3-O, con objeto de generar un nuevo desafío, tensionar más la situación e intentar “internacionalizar” el presunto conflicto. Además los impulsores de esta nueva fechoría pretenden colapsar Barcelona utilizando un método similar al vivido recientemente con la crisis del taxi: cortar la ciudad condal de punta a punta utilizando los coches de los implicados como barricadas, lo que implicará una dificultad añadida a las fuerzas de seguridad en el caso de que fueran cientos o miles de vehículos los utilizados para cerrar la ciudad. No contentos con eso, también pretenden cortar puntos neurálgicos como la AP-2 o los pasos fronterizos con coches y tractores.
Resulta curioso que este verano haya estallado la supuesta crisis del taxi por las licencias VTC, que lo haya hecho teniendo por epicentro la ciudad de Barcelona, y se hayan ensayado tácticas de insubordinación, guerrilla e incluso bastante violencia. Por no hablar de esteladas e ikurriñas presentes entre algunos de los taxistas que supuestamente protestaban por cuestiones de índole laboral. No deja de ser una mera hipótesis pero no sería extraño pensar que, ante una situación conflictiva que viene de lejos, hayan aprovechado los “indepes” a movilizar al sector del taxi a través de taxistas separatistas, con objeto de ensayar lo que sería una futura insurrección, y que el ensayo en sí ha resultado bastante exitoso e impune, aunque al final el sector del taxi pueda resultar perjudicado por la huelga.
No nos extrañe que vayan “estallando” nuevas crisis aparentemente laborales o de otra índole y que en realidad estén siendo manipuladas de manera directa o indirecta por los separatistas para crear climas conflictivos o ensayar futuros actos de insurrección. Leyendo las pretensiones que tienen los separatistas en Cataluña para finales de septiembre y principios de octubre, desde luego que recuerdan bastante a las escenas vividas con el reciente conflicto de taxi, y no sería de extrañar que lo hayan movido con un doble objetivo: generar conflicto de por sí y ensayar futuros actos de insubordinación.
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