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lunes, 17 de septiembre de 2018

El éxodo de los buenos y el triunfo de los malos: Venezuela y la C.A. Vasca


En estos días, desde los medios de comunicación, se están dando nuevas cifras del éxodo que está generando el régimen chavista de Maduro en Venezuela, tanto por razones económicas como de falta de libertad. Las cifras en los últimos meses están aumentando a cuantías vertiginosas, hasta tal punto que en los países limítrofes la afluencia masiva de venezolanos que huyen del marxismo está generado actos de xenofobia. Para regímenes como el de Cuba o Venezuela el éxodo por su parte tiene un doble beneficio: quitarse opositores y generar divisas que mandan los exiliados a sus familias contribuyendo a la una economía en estado comatoso. De esa manera, este tipo de regímenes políticos juegan sucio, ya que, contra menos opositores continúen residiendo en el país, más fácil será para los gobernantes como Maduro continuar ganando elecciones y referéndums (en el caso cubano ni eso, ya que ni convocan elecciones).

En el caso de la C.A. vasca, y en menor medida en Navarra y otros territorios españoles como actualmente Cataluña, se lleva produciendo un éxodo de población, mayoritariamente de quienes no comulgan con el secesionismo totalitario. En el caso de la C.A. vasca, se estima que cerca de 200.000 personas en las últimas cinco décadas abandonaron de una manera forzosa el territorio de la Comunidad huyendo de los pistoleros de la “cosa nostra” separatista. De estas cifras, gran parte eran votantes de partidos constitucionalistas como PP o PSOE, por lo que, su huida ha supuesto una hegemonía electoral, política y por tanto cultural del separatismo vasco. Desde luego que la huida de los buenos ha traído la hegemonía y por tanto, el triunfo de los malos. No hay más que ver la evolución del voto desde 1976 hasta la actualidad para comprobar cómo ha incidido el éxodo en la hegemonía política y cultural separatista, y cómo algunos agitaban el árbol (Batasuna) y otros recogían las nueces (PNV).


Si bien el éxodo vasco es numéricamente menor que el éxodo de venezolanos y cubanos de sus respectivas patrias, sí que han tenido el mismo efecto: dejar la sociedad en manos de los totalitarios marxistoides, ya que quienes no se han marchado son adeptos al régimen. De esta manera, el separatismo ha ejercido una guerra sucia que ha conseguido expulsar o mandar a las catacumbas a aquellos que no piensan o se oponen a su plan de “construcción nacional”. Por si fuera poco, durante la etapa del Gobierno de Pachi López, alias Pachi Nadie, se planteó que los exiliados del terrorismo pudieran votar en las elecciones vascas, sin embargo, como casi todo lo que toca el PSOE acabó malogrado, ya que solo ponen interés en ideología de género o memoria histórica.

Ya que la memoria histórica está tan de monda en estos revueltos tiempos, nosotros no dejaremos de denunciar la guerra sucia, el exilio al que se han visto forzados los “buenos” en territorios hostiles, viéndose obligados a abandonar la tierra de sus antepasados que les vio nacer y crecer. 

También queremos aprovechar para hacer un llamamiento tanto a aquellos que han aguantado como aquellos que un día se marcharon, ya que, no podemos dejar que los malos triunfen;  han causado demasiado dolor como para que se salgan con la suya. Hay que aguantar hasta el final, mantenerse firmes, y no permitir que esta gentuza al final consiga triunfar, ya que además, si ganan no quedará ningún territorio en la península ibérica en el cual poder refugiarse. Hay que apoyar a aquellos que permanecen en territorio hostil, siendo una obligación moral del resto de españoles de bien, hay que apoyar el regreso de los exiliados por el terrorismo o cualquier otro grupo secesionista, y por supuesto, hay que aislar a los separatistas y tomar medidas para sentar las bases de su derrota. No permitamos que al final nos fuercen al exilio a los buenos, porque será el triunfo de los malos y el final de esta preciosa aventura de dos milenios de existencia llamada España.

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