La consigna que titula este breve artículo, a los más jóvenes, sonará a verdadera antigualla. Sin embargo, forma parte de la reciente Historia de Navarra; al igual que otras versiones análogas, como “la mili con los milis”. Un juego de palabras paradójico, cruel y cínico, que el Parlamento de Navarra se ha permitido homenajear en una enésima manipulación de la Historia; reescribiéndola según intereses partidistas, acallando cierta memoria colectiva... y criminalizando a posibles disidentes. Confundiendo, mezclando, omitiendo… conceptos, personajes y circunstancias históricas.
Sucede que el Pleno del Parlamento aprobó ayer mismo, día 20 de septiembre -con el voto favorable de Geroa Bai, EH Bildu, Podemos-Ahal Dugu-Orain Bai e I-E, la abstención de PSN y los votos en contra de UPN y PPN- una resolución por la que «muestra su reconocimiento a todas las personas objetoras e insumisas al servicio militar obligatorio que padecieron penas de cárcel e inhabilitación por su modelo de compromiso y lucha pacífica mediante la desobediencia civil para la consecución de una sociedad en paz y desmilitarizada». Todo muy bonito… pero impreciso, inexacto y falsario. No en vano, esta declaración, ¿también se hace extensiva a los militantes de Jarrai, y a quienes terminaron en ETA MILITAR, insumisos por un tiempo?
Hablábamos de criminalización, no en vano tal resolución también emplaza «a las instituciones públicas, militares, políticas y judiciales que ampararon y fueron responsables de la represión a las personas objetoras e insumisas, a realizar una revisión crítica de su historia y de sus actuaciones». Insistimos: tal “revisión crítica”, ¿comprende, acaso, a quienes desde el terrorismo instrumentalizaron al movimiento insumiso? Y es que la realidad no siempre es blanca o negra. Luz absoluta, oscuridad total. De hecho, hubo insumisos que asesinaron; lo que no encaje a tan estrechos puritanos y moralistas.
Pero el cuatripartito no tiene dudas: únicamente vale su versión, que quiere perpetuar por todos los medios, cuajada como “doctrina oficial”, y exhortando al ejecutivo foral a «estudiar, valorar y difundir, a través del Instituto de la Memoria, la aportación a la construcción de una cultura de la paz en Navarra realizada por el movimiento de insumisión en su conjunto, así como a realizar cuantas actuaciones sean precisas para el reconocimiento de las personas que específicamente padecieron sentencias penales de cárcel e inhabilitación en nuestra Comunidad y su entorno familiar y social».
En “su conjunto”, dice la resolución. Entonces, los “milis”, es decir, los terroristas de ETA, algunos de los cuáles formaron parte del “conjunto”, ¿también van a darnos lecciones de pacifismo? ¿Les indemnizaremos después?
La resolución pone al Parlamento el primero en la manifestación, de manera oportunista, reclamando de paso «el “liderazgo” de la juventud navarra en el movimiento»; para terminar con otro mecanismo propio de los amigos de los terroristas: el del victimismo más hipócrita y soez. Es por ello que el pleno destaca que Navarra habría resultado particularmente agraviada al haber sido juzgados la totalidad de sus insumisos; en contraste con otras comunidades. En definitiva: otro reclamo a la desobediencia a las resoluciones judiciales cuando ello beneficia a los intereses y tácticas del cuatripartito. ¿Democracia? ¿Separación de poderes? ¿Respeto a la Ley? ¿Obediencia a los jueces? Sólo cuando les conviene.
Hagamos un poco de memoria y recordemos algunos aspectos decisivos de esta historia casi olvidada.
Cartel de Kakitzat
En el movimiento de la insumisión confluyeron varias corrientes ideológicas; algunas por completo contradictorias entre sí.
La más estructurada, filosófica y organizativamente, era el Movimiento de Objeción de Conciencia (el MOC); que podríamos calificar de ghandiano, practicante de la desobediencia civil y no-violento.
Una constelación de grupos locales se federaron en los colectivos “Mili KK”; en el entorno de los restos de la LCR y MC (hoy la corriente podemita de Anticapitalistas). En Navarra eran los minoritarios pero muy activistas “Kakitzat” (los jóvenes trotskistas de Batzarre).
Pegatina con el logo de Mili KK
A nivel nacional, perdón, queríamos decir estatal, el tercer elemento era el de los anarquistas; generalmente a título individual (militantes o vinculados a CNT y la CGT).
Y en Vascongadas y Navarra, sorpresa… ¡¡Jarrai!!
La organización ilegal Jarrai no participó inicialmente en el movimiento por la insumisión, pues mantenía su propia hoja de ruta: la de ser un apoyo y cantera de ETA militar.
Con tales características era muy complejo compartir una dinámica “pacifista” que en buena lógica se presentaba como totalmente antagónica con el tiro en la nuca y la bomba contra inocentes que practicaban sus mayores, y no pocos de ellos al saltar de la organización juvenil a la propia ETA. Se corría, además el riesgo de “contaminarse” y “ablandarse”. De ahí ese eslogan que sonaba un poco a chiste, pero que dramáticamente establecía una línea roja a la gente comprometida con la izquierda abertzale: “No al servicio militar español. Milita en ETA”.
Como respuesta, los jóvenes del PNV (EGI), tímidamente, sacaron su propio eslogan movilizador: “ni mili, ni milis”. Algo es algo. Pero eran muy poquitos y bastante blanditos.
"Ni mili ni milis", pegatina de EGI, juventudes del PNV
Los de Jarrai tardaron un tiempo en cambiar de táctica, para insertarse finalmente, y no sin conflictos, en el conjunto del movimiento por la insumisión; especialmente cuando entraron en bloque en la dinámica judicial, sumando un millar de militantes abertzales. Entre todos ellos desbordaron las tres prisiones vascas y la de Pamplona; entonces en el barrio de San Juan.
Pero tuvieron sus más y sus menos con el resto de grupos realmente “pacifistas”.
Así, por ejemplo, el histórico abogado del MOC pamplonés Iñaki Subiza, un PTV procedente de las Comunidades Cristianas Populares y él mismo afín a la antigua Euskadiko Eskerra, se negó, minutos antes de un juicio por insumisión a defender a dos de sus patrocinados, al tener conocimiento de que eran militantes de Jarrai y, por tanto, enemigos declarados de la no-violencia. Un tipo consecuente. Iñaki: fuiste un valiente.
Ya en prisión, los encarcelados por insumisión, muchos de los cuales eran oportunistas que preferían unos meses en una sección abierta a doce meses en un cuartel o de prestación social sustitutoria, mantuvieron dinámicas muy diversas con las autoridades penitenciarias: desde el desprecio, a la confrontación. Hasta tal límite llegó la deriva “pacifista”, que en la de Pamplona un grupo arrojó un cóctel molotov contra varios funcionarios que acudían a su sección abierta en ronda nocturna… No hubo heridos; milagrosamente.
Grupo de insumisos fotografiados en la prisión de Pamplona
Pero también se dieron, entre estos presuntos pacifistas, algunos insumisos que saltaron a la clandestinidad de ETA; pegando tiros y ¡asesinando mientras permanecían en la sección abierta de una prisión!
Fue el caso, entre otros vinculados a ETA, de Óscar Barreras Díaz, de 22 años; un conocido militante de Jarrai y de Gestoras Pro amnistía, quien cumplía condena por insumisión en la prisión de Basauri desde julio de 1996. Este “pacifista” fue capturado cuando salía de la herriko taberna del barrio bilbaíno de Uribarri, camino de la cárcel, acusado de asesinar al inspector de policía destinado en la sección de estupefacientes de la Brigada Judicial, Luis Andrés Samperio Sañudo; hecho perpetrado dos días antes, el 24 de abril de 1997. Según recogió la prensa de entonces (https://elpais.com/diario/1997/04/26/espana/862005601_850215.html), la jueza que le condenó establecía en la sentencia su opinión de que era «necesaria y urgente» la despenalización de la insumisión o bien que ésta fuera castigada con penas que no conllevaran la privación de libertad. ¡Que jueza más buena! Se nos saltan las lágrimas ante tanta bondad malentendida e incomprendida…
Oscar Barreras Díaz, el etarra que se orinó y defecó al ser detenido
Ahora, el Parlamente de Navarra nos quiere vender gato por liebre e introducir mercancía de contrabando entre productos que presentan bonitos, suenan bien y huelen mejor: paz, derechos humanos, desarme, no-violencia: ¿quién no puede hacerlos propios? ¿¡Qué facineroso o malnacido sería capaz!?
No. Las cosas no son tan sencillas como nos las quieren contar. Entre tanto insumiso hubo gente consecuente, tipos con grandes contradicciones, oportunistas, violentos… ¡y terroristas! Gris: muchos grises.
La sacralización del movimiento insumiso, en su generalidad, es una simplificación, una mentira con la que quiere “colarnos” también a gente desalmada y terrorista y, por todo ello, una verdadera estafa política e intelectual.
Para evitar lo anterior: nada mejor que un buen ejercicio de Memoria Histórica. Pero de la de verdad.
Y una pregunta a sus Excelencias. ¿Para cuándo una declaración en homenaje a los objetores fiscales (quienes pretendían “desarmar” sus impuestos) y a los heroicos padres que desafiaron a la adoctrinadora Educación para la Ciudadanía? ¡Ah, claro!, que Ayerdi tiene que cobrar todos sus impuestos, y los otros “no son de los nuestros”.
Sila Félix
Yo recuerdo que una canción "muy guay y muy rebelde" de la época decía:
ResponderEliminar"Insumisión, Insumisión, la juerga me gusta mogollón" y "Yo no toco la corneta, pa' eso me hago de la ETA".
Creo que los autores e intérpretes eran los Guajalotes, unos filoetarras que cantaban rancheras. Se debería hacer una memoria histórica de ETA y que este tipo de gente pagase por el daño que hizo impunemente. Si podemos tener memoria del ya lejano franquismo, tendremos que tener memoria del cercano terrorismo de ETA. El mundo proetarra necesita un Nuremberg como los nazis. No sería contraproducente pues a la vista está lo positivo que resultó la desnazificación para Alemania. Desde Nuremberg nunca ha habido un partido nazi de relevancia electoral. Hay que ir a por los nazis vascos a saco.
Los gaztetxes (nidos de jóvenes proetarras) de toda Navarra deberían eliminarse, pues les regalamos el local a los filoetarras , los cartelicos proetarras que colocan por nuestros pueblos y barrios, la luz, el agua ... Todo con nuestros impuestos. Luego nos preguntamos de dónde sacan el dinero para colocar carteles, pancartas y pegatas a favor de los terroristas de Alsasua, el gaztetxe Maravillas, de extender el euskera quitando derechos a la mayoría no vascófona ... Pues con el dinero de los impuestos de los demás.