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martes, 23 de octubre de 2018

El euskera batúa como plaga ideológica


El Nafarroa Oinez es otro de esos aquelarres periódicos que buscan en primer lugar perpetuar la dinámica de hipermovilización del vasquismo; y ya como objetivo secundario, pasar el cepillo para mantener el ruinoso sistema educativo de las ikastolas privadas. 

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El pasado domingo le tocó albergar este evento anual a la ikastrola de Alsasua  ("Alchachu" de forma excluyente para los vasquitos) y logró juntar a unos 40.000 euskozombis provenientes de todo el País Vasco español, el francés y Navarra; cifra esta aportada por la Policía Foral y bastante lejos de los cientosdemiles que suelen decir que acuden. Los pijovascos de turno se juntaron bajo la excusa del euskera para ponerse ciegos, fumarse algún porrillo y meterse entre pecho y espalda una paellada. Sí, en el macroevento de las ikastrolas de Navarra hacen una paella gigante todos los años, para eso sí que son unos españolazos.

El Oinez de este año nos dejó fotos como ésta en la que se puede respirar la diversidad ideológica que rebosa dicho evento. ¿Sabía que los 7 encarcelados de la manada de Alsasua son exalumnos de la ikastola que ayer celebró el Oinez? (NavarraConfidencial.com)

Como era de esperar, no faltaron a esta cita los prebostes del gobierno abertzale de Navarra además de sus lacayos. Según declaraba Uxue Barkos, uno de los objetivos de su gobierno es llevar el euskera a "todos los sitios donde se le ha negado la entrada". Esto quiere decir, meter el euskera con calzador no sólo allí donde no se habla actualmente de forma natural con subvención o sin ella, sino donde nunca se ha hablado como es el caso de la Ribera de Navarra.

Los pasos que están aplicando para lograr esta agenda poco oculta son de sobra conocidos por aquellos que nos leen, pero la cuestión que quiero tratar esta vez es el motivo profundo por el cual la aberchalada se empeña en obligarle a los navarros a comprarles este jarrón chino que es el euskera batúa.

Los vasquistas recurren frecuentemente a argumentos románticos como que es un idioma de navarra (cuestión verdadera únicamente a medias ya que sólo una minoría de navarros muy localizados al norte lo tienen como su idioma y la mayoría restante no está demasiado por la labor de pasar por el aro) u otras cuestiones más etéreas como que es el idioma de la tierra (¡como si dieses una patada a una piedra y apareciese debajo una gramática del vascuence!).

Pero últimamente parece estar de moda otro argumento irracional aunque de nuevo no tiene nada, este dice que el euskera se va a perder de forma irremediable y que por eso hay que mantenerlo vivo, como no, a base de subvenciones a troche y moche.

Uxue Barkos y otros jerifaltes en un pasillo de momochorros, un personaje carnabalesco sinónimo de saqueos y violaciones que fue rescatado del olvido para convertirse en ritual grotesco y seña de identidad de ese pueblo de la Barranca, idílico y diverso, que es Alsasua.

El argumento es la preservación a toda costa de una realidad lingüística, argumento que ya de por sí es erróneo dado que las lenguas si están para algo es para facilitar la comunicación entre las personas y por mucho que se empeñen en meterlas en tarros de formol, tarde o temprano y de forma irremediable persistirán o desaparecerán en función de su utilidad hacia los propios hablantes. 

Dando este argumento por bueno, resulta que el mayor enemigo de las realidades lingüisticas del vascuence es el propio euskera batúa, dado que es el factor homogeneizador que le ha dado la puntilla de muerte a los múltiples dialectos euskéricos que previamente existían al mismo y que guardaban diferencias entre sí hasta el punto de hacer difícil la comunicación entre vascoparlantes no ya de una provincia a otra, sino de un valle de más allá a un valle de más aquí.

Así pues el euskera batúa es un pastiche, una realidad lingüística al fin y al cabo aunque minoritaria, para cuya obtención ha sido necesario el sacrificio de ocho dialectos divididos en tres grandes grupos, que contaban a su vez con 25 subdialectos y 50 variedades. Realidades lingüisticas genuinas y condenadas a la extinción irremisible conforme sus últimos hablantes vayan muriendo sin que a los batuhablantes de pro les importe un carajo. A la vista de todo esto, el argumento romanticón conservacionista cae por su propio peso.

El propio nombre del vascuence en los diferentes dialectos asociados. Para más información: Variedades dialectales de las hablas vascuences y el “batúa” del libro LA LENGUA EN EL CRISOL NAVARRO; un caso de involución lingüística “por vía de furto o maña” de Carlos Sánchez-Marco.

Claro que los grandes idiomas actuales provienen de un proceso de unificación, que puede proceder a su vez de una mezcla dialectal formada durante siglos de evolución lingüística -caso del español moderno-, pero el caso del euskera batúa es diferente dado que su homogeneización (más que unificación) se produce de golpe y porrazo en los años 60 del pasado siglo y bajo una motivación clara, que era hacer de vector para la expansión ideológica del nacionalismo vasco, tal cual como un troyano que instalas en tu móvil para jugar al sudoku y mientras te roba tus datos personales.

El euskera batúa es pues para el nacionalismo vasco una forma de plaga ideológica, buscan a toda costa su expansión por aquellos lugares que ellos dicen hoy que son Euskal Herria (cuando desde el punto de vista cultural, en su mayor parte no lo son o directamente nunca lo han sido) como vehículo para extender su ideología. Esto es así porque saben que cualquier sistema educativo euskaldún es en realidad campo abonado para la fabricación en serie de borregos abertzales, una forma de sembrar voto clientelar que en su mayor parte pedirá a gritos la malversación de fondos públicos en el fetiche lingüístico que les ha sido inoculado. 

Decía Uxue Barcos también que ellos "debían vivir en euskera", más bien sabemos que la cosa va de "vivir del euskera" porque sabemos que sin esta pantalla se quedan en simples progres de postín perfectamente asimilables por los partidos de izquierda-ultraizquierda mayoritarios.

Tengan cuidado pues en ciudades como Tudela, donde tendrá lugar el próximo Nafarroa Oinez por cierto; tomen el ejemplo de pueblos batasunizados a las puertas de la Ribera como Tafalla, vacúnense ejerciendo su identidad sin dar lugar a las imposturas y aíslen a un nacionalismo vasco que usa el batúa para extenderse como una infección.

Hispano

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