Pacto Mundial para la Migración ¿hablamos ya de sustitución étnica?

Poco se ha hablado, al menos desde un punto de vista crítico, del primer Pacto Mundial para la Migración promulgado por la ONU este pasado lunes en Marrakech y entre cierto silencio mediático en cuanto a las implicaciones de su contenido. Recordemos que Pedro Sánchez (alias Doctor Viruelo), actualmente presidente de España con una representatividad que no pasa de un cuarto de los españoles, nos ha metido en este tratado que otros países relevantes como Estados Unidos o Italia se han negado a ratificar. 

Si bien este no es jurídicamente vinculante, es un acuerdo y no un tratado, marca una serie de directrices peligrosas que serán tomadas por los progres de turno como un nuevo pasaje del catecismo mundialista promulgado por la ONU.

Este chanchullo busca en primer lugar la regulación de toda la inmigración de forma que esta sea una especie de derecho humano que no pueda ser negado, independientemente de que el inmigrante no posea papeles o credenciales que indiquen quién es, de dónde viene y a dónde va. Así, la inmigración dejaría de ser un fenómeno quizás deseable para los países que realmente necesitan de mano de obra, para ser una imposición aunque tengan cinco millones de parados.

Por supuesto, el inmigrante ha de tener derecho a la reunificación familiar para garantizar su arraigo, de forma que el problema se multiplicaría al ponernos a toda su familia en el aeropuerto de Barajas. Todos ellos también deberían de acceder sin ningún tipo de limitación a una "sanidad gratuita" tal y como la entiende Pedro Sánchez. Entrecomillo lo de que la sanidad es gratuita, dado que quienes en realidad la pagamos somos los españoles bajo el mayor expolio fiscal de nuestra historia.

Si la inmigración es pues un derecho humano, es necesario criminalizar cualquier punto de vista crítico con la misma e incluso reprimirlo mediante legislaciones de odio creadas ad hoc para perseguir las opiniones y los partidos políticos verdaderamente soberanistas que defienden el control de las fronteras. Un ejemplo de la aplicación de este tipo de medidas orwellianas puede verse hoy en día en Inglaterra, que tras el Brexit y lejos de lo que nos cuente la alcantarilla mediática al respecto, se ha visto sumida en deriva autoritaria y persecutoria hacia personas críticas con el Islam como Tommy Robinson, que recientemente pasó por la cárcel como represalia por informar sobre las bandas de violadores paquistaníes que desde hace décadas han venido actuando en diferentes localidades inglesas mientras la policía y la prensa hacían oídos sordos para no parecer racistas.

Esta banda de violadores paquistaníes actuó durante años en Huddersfield. Huddersfield grooming: Twenty guilty of campaign of rape and abuse (BBC.com)

Este tipo de persecución se haría extensiva claro está a partidos políticos y medios de comunicación disidentes, entre las medidas propuestas se encuentra la retirada de fondos públicos y la persecución judicial de terminologías que puedan ser ofensivas, todo esto bajo el criterio de los ofendiditos profesionales de turno.

Un nuevo tipo de refugiado propuesto es el de los "refugiados climáticos", así inmigrantes de países tercermundistas podrían pedir asilo en países desarrollados aduciendo que el "calentamiento global" les hace imposible vivir en su país. Esta es una nueva charlotada que en la particular neolengua globalista busca deformar aún más el término "refugiado" para enmascarar a todos los inmigrantes económicos.

Toda esta farsa son entonces las directivas que buscan promover aun más el inmigracionismo en los países occidentales, en un plan nada oculto de sustitución étnica de las poblaciones locales por otras con unas menores expectativas de vida. El objeto final de todo esto es la degradación de las condiciones laborales de los autóctonos, la importación de voto clientelar para los partidos sistémicos y la fragmentación social irresoluble que se produce al traer a cantidades inasimilables de inmigrantes con culturas tan dispares con las nuestras como el Islam. Todo esto financiado mediante el expolio de las clases populares, claro está, en el proceso al que en adelante llamaremos la gran desposesión de las clases medias.

Hispano