En estos días, numerosas voces de dentro (incluido el siempre nefasto expresidente José Luís Rodríguez Zapatero) y fuera del PSOE están pidiendo, de manera más o menos explícita, el indulto para todos los políticos separatistas catalanes presos como consecuencia del golpe de octubre de 2017, en el caso de que resulten condenados en la sentencia del juicio que estos meses se ha celebrado ante el Tribunal Supremo. Es más, en el caso de que la próxima legislatura continúe el señor Sánchez dependiendo de ERC, Bildu, PNV y los PDCatos es más que probable que o habrá indulto o tercer grado a lo "Oriol Pujol". Muchos no creerán posible que un partido "de gobierno", "constitucionalista" y "moderado" sea capaz de hacerlo, pero resulta que la hemeroteca en muchas ocasiones nos deja las vergüenzas al descubierto.
Si nos retrotraemos a la añorada Segunda República española (1931-1936) resulta que, durante el mandato de las formaciones de centro, liberal y derecha (1933-36) las izquierdas encabezadas por el PSOE (el PCE hasta la propia guerra civil era irrelevante) y los separatistas encabezados, cómo no, por la ERC catalana decidieron sublevarse y provocar una revolución que derribara al gobierno de entonces. Hay que tener presente que en aquellos momentos todavía estaba muy vivo el recuerdo de la revolución rusa/bolchevique de 1917, que muchos habían intentado llevar a otros países europeos con escaso éxito como en Alemania o Hungría en 1919, y que las izquierdas más radicales continuaban intentándolo. Por parte de los separatistas catalanes, decidieron apuntarse al carro no tanto en la búsqueda de la "patria proletaria" y el "hombre nuevo de Marx" sino en el caos que les permitiera la tan soñada y buscada segregación.
Pues bien, llegados a octubre de 1934 la sublevación se activa en Cataluña y Asturias y fracasa en el resto de España. La revuelta provocó la intervención del ejército en ambos territorios, provocó en total cerca de dos mil muertos y, en el caso catalán, llevó al Gobierno autonómico de entonces, presidido por el señor Luis Companys, a prisión. Tras el debido juicio ante el Tribunal de Garantías Constitucionales, el 6 de junio de 1935 Companys y los consejeros de su gobierno fueron condenados a treinta años de prisión e inhabilitación absoluta. En las elecciones de febrero de 1936, Companys fue candidato por la circunscripción de Barcelona siendo elegido diputado (nos va sonando la historia demasiado).
Tras el triunfo del Frente Popular (PSOE como fuerza principal, que incluía también a Izquierda Republicana -partido de Azaña- al PCE, ERC, Partido Galleguista entre otros) en las elecciones celebradas el 16 de febrero de 1936, el nuevo Presidente por parte del mencionado Frente Popular señor Azaña formó gobierno el 19 de febrero, aprobando entre las primeras medidas la AMNISTÍA de todos los presos de octubre de 1934, incluyendo a Companys y su gobierno. La medida fue apoyada por TODOS los partidos del Frente Popular, incluyendo al PSOE que, no olvidemos, era la principal fuerza política de la coalición radical con 99 de los 263 diputados del bloque. Aquellos que piensen que el actual PSOE del señor Sánchez (fiel heredero del nefasto Zapatero) no será capaz de indultar a los golpistas del 1-0 presos en el momento en que sean condenados, que mediten ya que el PSOE hace ocho décadas se atrevió a indultar a Companys y su tropa. Y ya sé que me dirán que eran otros tiempos, pero ¿acaso el PSOE desde la etapa de Zapatero no se ha radicalizado hasta el punto de distinguirse poco de Podemos y ser capaz de sentarse a negociar con Bildu/Batasuna/ETA? Cuando Junqueras, Puigdemont y toda su tropa sean indultados por Sánchez y su legal, pero indigno e inmoral gobierno, piensen que no es la primera vez que los socialistas tropiezan con esta misma piedra.
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